En un mundo donde cada alfa tiene un omega destinado, Doyoung ha sufrido la traición de un amor que lo dejó con un hijo y un corazón roto. Ahora, como chef principal en uno de los restaurantes más prestigiosos, su vida parece haberse estabilizado. S...
El amanecer iluminó la habitación, y Jaehyun, al darse cuenta de que Doyoung no estaba en la cama, se levantó preocupado. Al salir al balcón, lo encontró de pie, perdido en sus pensamientos, el aire frío de la madrugada golpeando su rostro. Sin decir una palabra, Jaehyun se acercó y rodeó a Doyoung con sus brazos, acurrucándolo contra su pecho.
—Doyoung, —murmuró suavemente—, ¿qué ocurre?
Doyoung permaneció en silencio por un momento, luchando con los pensamientos que lo atormentaban. Finalmente, suspiró, inclinando la cabeza hacia el pecho de Jaehyun.
—Jaehyun, a veces me pregunto si estar a tu lado es lo mejor para ti. Yo… he traído más problemas de los que puedo soportar. Y si tu familia sigue presionándote, temo que esto nos destruya a ambos.
Jaehyun sintió que su corazón se encogía ante esas palabras. Se apartó ligeramente, mirándolo a los ojos con una intensidad que lo hacía aún más irresistible.
—Doyoung, no quiero que pienses así. Sí, han sido días difíciles, pero nada me haría más feliz que estar contigo. Mi familia no tiene derecho a decidir con quién comparto mi vida, y aunque su rechazo duela, no voy a ceder.
Doyoung asintió, pero una parte de él seguía insegura. La presión de la familia de Jaehyun, las amenazas sutiles al restaurante y la constante sensación de ser una carga lo estaban agotando. Aunque el amor que sentía por Jaehyun era real, la batalla parecía cada día más pesada.
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Esa misma tarde, Jaehyun recibió una llamada urgente de su madre, quien, con tono autoritario, le exigió una reunión privada. Contra su voluntad, accedió, decidido a enfrentarla de una vez por todas. Al llegar, se encontró con su madre y su padre en el amplio despacho de la mansión familiar, ambos con rostros tensos y miradas cargadas de reproche.
—Jaehyun, queremos que esto termine ya. No solo estás dañando nuestra reputación; estás arruinando tu vida al lado de alguien que claramente no te conviene, —dijo su madre en tono gélido—. Doyoung no es el omega que esperábamos para ti.
Jaehyun se mantuvo firme, cruzando los brazos y mirándolos con determinación—. No es su decisión. Amo a Doyoung, y nada de lo que hagan o digan va a cambiar eso. Así que pueden seguir con sus amenazas, pero no lograrán apartarnos.
Su madre suspiró, dándose cuenta de que sus palabras no harían mella en él, por lo que decidió usar un último recurso.
—Entonces, no dejas otra opción. Tu boda con Ten ya está planeada, y si te niegas a cumplir con ello, olvidaremos que eres parte de esta familia. Ni un centavo más, ni un lugar en la empresa… nada.
Jaehyun sintió el golpe de las palabras, pero aun así, no permitió que lo doblegaran. Sus padres, frustrados y sin más opciones, simplemente lo dejaron ir, convencidos de que con el tiempo se rendiría.
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