Fracturas Invisibles

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Los días siguientes fueron tensos, y aunque Jaehyun intentaba mantener la normalidad, Doyoung se notaba más distante. A pesar de las promesas de Jaehyun, las palabras de su madre habían calado profundamente en él. Cada mirada de desaprobación y cada comentario malintencionado de clientes que reconocían a Jaehyun en el restaurante se volvían una carga cada vez más difícil de soportar.

Jaehyun notaba el cambio en Doyoung, aunque este intentara disimularlo. Una tarde, luego de una serie de reuniones de la familia Jung para organizar su compromiso con Ten, Jaehyun decidió que era momento de enfrentar el problema de raíz. Quería demostrarle a Doyoung que estaba dispuesto a romper con todo si era necesario.

Esa misma noche, Jaehyun llegó al restaurante y esperó hasta que Doyoung terminó su turno. Cuando ambos estuvieron a solas, Jaehyun le tomó las manos, sus ojos reflejando una mezcla de preocupación y decisión.

—No quiero que mi familia te haga sentir así, Doyoung, —le dijo suavemente—. No tienes que soportarlo solo.

Doyoung soltó un suspiro cansado y evitó su mirada. —Jaehyun, esto va más allá de soportar. No quiero que te veas obligado a elegir entre tu familia y yo. Si tu familia no me acepta, entonces quizá… —hizo una pausa, sintiendo el dolor de sus propias palabras—, quizá lo mejor sería que termináramos esto antes de que te cause más problemas.

La expresión de Jaehyun se endureció. —No, Doyoung. No voy a permitir que mi familia dicte mi vida. Ellos no entienden lo que significas para mí.

Doyoung lo miró con tristeza. —Pero ellos son tu familia. No quiero ser el obstáculo que te separe de ellos.

La tensión entre ambos era palpable, y antes de que Jaehyun pudiera responder, el sonido de una pequeña voz los interrumpió.

—Mamá, ¿por qué estás triste?

Era el hijo de Doyoung, quien se había despertado y bajado de la pequeña habitación del restaurante donde dormía. Doyoung sintió un nudo en la garganta al ver a su hijo mirándolo con preocupación. Se agachó y lo abrazó, ocultando su rostro en los hombros pequeños del niño.

—No pasa nada, cariño, —murmuró, aunque las palabras eran más para él mismo que para el niño—. Todo está bien.

Jaehyun se quedó observando la escena, su corazón latiendo con fuerza. En ese momento, supo que haría cualquier cosa para proteger esa pequeña familia que había encontrado con Doyoung y su hijo.

 En ese momento, supo que haría cualquier cosa para proteger esa pequeña familia que había encontrado con Doyoung y su hijo

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Al día siguiente, Jaehyun decidió tomar el control de la situación. Visitó la mansión familiar y pidió hablar con sus padres en privado. Los enfrentó con una determinación que nunca antes había mostrado, y les dejó claro que su relación con Doyoung era importante para él y que no permitiría que lo obligaran a dejarlo.

Sin embargo, sus padres no estaban dispuestos a ceder tan fácilmente.

—Jaehyun, debes entender que tus decisiones afectan a todos, —dijo su padre, con una frialdad calculada—. Has vivido toda tu vida con ciertos privilegios, y esas mismas expectativas conllevan responsabilidades. No podemos permitir que mancilles el nombre de la familia por un capricho.

Jaehyun apretó los dientes, sintiendo la presión de las expectativas que le imponían. —Doyoung no es un capricho, papá. Y no voy a abandonarlo ni a su hijo solo porque ustedes lo quieran así.

Su madre suspiró, como si la conversación fuera una carga. —Nosotros también queremos lo mejor para ti, Jaehyun. Ese omega no está a tu nivel, y su historia ya ha causado suficiente daño a su propia reputación. Piensa en el futuro, en la familia que debemos preservar.

Jaehyun sintió una ola de rabia recorrer su cuerpo. Sin decir nada más, se dio la vuelta y salió, dejando a sus padres sorprendidos ante su actitud desafiante. Sabía que ellos no iban a dejar el tema, pero tampoco estaba dispuesto a ceder.

Esa noche, Jaehyun volvió a ver a Doyoung y le contó lo que había sucedido con su familia

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Esa noche, Jaehyun volvió a ver a Doyoung y le contó lo que había sucedido con su familia. Doyoung lo escuchó en silencio, y aunque sentía una mezcla de alivio y temor por la postura de Jaehyun, no podía ignorar el peso de la situación.

—Jaehyun, no quiero que pierdas todo lo que tienes por mí. No es justo para ti.

Jaehyun lo tomó de las manos y lo miró directamente a los ojos. —No voy a perder nada, Doyoung. La única persona que me importa perder eres tú. Y si mi familia no puede aceptar eso, entonces están perdiéndome a mí.

Doyoung no pudo contener las lágrimas al escuchar esas palabras. Sabía que el camino que habían elegido no sería fácil, pero en ese momento sintió que, tal vez, valdría la pena luchar juntos.

El Destino de los Alfas [Jaedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora