DECIMOCUARTO CAPÍTULO

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Max había terminado las prácticas libres totalmente satisfecho. Su rendimiento había mejorado, sus tiempos eran consistentemente buenos, y el equipo parecía estar perfectamente alineado con cada estrategia planeada para el fin de semana. Además, Daniil Kvyat, quien estaba reemplazando a Checo como su nuevo compañero de equipo, se había mostrado como un corredor hábil, dispuesto a aprender y, sobre todo, amigable y respetuoso. A pesar de la falta de experiencia de Daniil en algunas áreas, Max se sintió bien acompañado. Era un buen tipo, alguien en quien podía confiar para compartir la carga de trabajo y la adrenalina del fin de semana.

Al finalizar la sesión, Max se despidió de su equipo y se dirigió al vestuario para cambiarse y recoger sus cosas. Sabía que el día siguiente sería agotador, así que prefirió pasar una noche tranquila y prepararse mentalmente para la competencia. Cuando fue agarra su teléfono, lo encontró apagado. Lo había revisado varias veces durante la mañana, esperando recibir alguna señal de Sergio. Sin embargo, a medida que las horas pasaban y no llegaba ninguna notificación, se había resignado a la idea de que probablemente Sergio aún estaba molesto o simplemente ocupado. Sin embargo, decidió no preocuparse demasiado; Después de todo, Checo también tuvo un día lleno de actividades, y era comprensible que estuviera enfocado en su equipo y en su hijo.

Con esa mentalidad tranquila, recogió sus cosas, salió hacia el estacionamiento y condujo hasta el hotel. Durante el camino, decidió que lo mejor sería cenar en su habitación para poder relajarse y tener un tiempo a solas. Ya en su cuarto, pidió algo de comida ligera y puso una película, dejando que el cansancio del día se disolviera lentamente mientras se preparaba para descansar. Un rato después, su comida llegó y, tras cenar, se recostó en el sofá, pensando en cómo el día había sido mejor de lo que esperaba, aunque aún quedaba ese espacio en su mente reservado para Sergio.

Finalmente, sintiendo una mezcla de cansancio y curiosidad, encendió su teléfono y lo revisó nuevamente antes de irse a dormir. Esta vez, notó con sorpresa y alivio que tenía un mensaje de Sergio. Su corazón dio un pequeño vuelco mientras leía, sonriendo ante el tono tranquilo y honesto de Sergio, que explicaba que no había podido responder antes porque había perdido su teléfono y apenas lo había recuperado. Y, además, le ofrecía encontrarse al día siguiente después de la clasificación. Max se sintió renovado al leer esto; su intuición no lo había traicionado después de todo. Sergio no lo estaba ignorando.

Sin pensarlo demasiado, Max comenzó a escribir su respuesta:

"¡Hola, Checo! Claro, me encantaría vernos después de la clasificación. ¿Qué te parece si cenamos en algún restaurante con Yuki?, ¿Qué dices?"

Mandó el mensaje y dejó el teléfono sobre la mesa, pero no pudo evitar quedarse pensando en el encuentro. Saber que Sergio no estaba evadiendo el contacto le daba una pequeña esperanza. En el fondo, Max sabía que Sergio era una persona a la que le costaba abrirse y confiar, especialmente en alguien del mismo entorno competitivo. Además, la relación que ambos compartían siempre había tenido tintes complicados. Sin embargo, esta era una oportunidad para demostrarle que no sólo era un ex compañero de equipo, sino también alguien en quien podía confiar.

Max apagó la luz y se acomodó en la cama con una sensación de satisfacción en el pecho. Mientras se sumergía en el sueño, se permitió visualizar cómo podría ser el día siguiente. Esperaba que, al compartir ese rato con Yuki y Sergio, pudiera dejar en claro que sus intenciones eran sinceras. Después de todo, conquistar a Sergio también significaba ganarse el cariño de su hijo. Tal vez, si lograba crear un ambiente cómodo y agradable, Sergio comenzaría a verlo como alguien con quien podría contar en su vida más allá de las pistas de carrera.

Con ese pensamiento, Max cerró los ojos, satisfecho y emocionado por lo que el día siguiente le podría separar.


ENTRE RIVALIDAD Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora