DECIMOCTAVO CAPÍTULO

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Sergio llegó a casa después de terminar sus compras, pensando en disfrutar de un día tranquilo y productivo. Pasó toda la mañana ocupándose de sus responsabilidades: terminó un informe de trabajo, ordenó la casa, y cocinó algo delicioso para cuando Yuki regresara de la escuela. Sin embargo, justo cuando estaba terminando los últimos detalles en la cocina, Su teléfono sonó. La pantalla mostraba el nombre de la escuela de Yuki, y un ligero nudo de preocupación se forma en su estómago.

La voz de la secretaría de la escuela sonaba tensa. Le informó que había ocurrido un incidente con Yuki y que debía ir a la escuela urgentemente. Sergio salió de inmediato, preocupado por lo que podría haber pasado.

Al llegar a la escuela, Sergio encontró a Yuki afuera de la dirección junto con George y con otro niño, que parecía haber estado llorando. George al ver a Sergio, le dirigió una mirada llena de comprensión y preocupación, como si intentara advertirle de la situación. Sergio se agachó frente a Yuki y le preguntó suavemente:

—¿Estás bien, Yuki? ¿Te pasó algo?

Este negó rápidamente, aunque en su expresión había un toque de seriedad.

—Estoy bien, papá. No me pasó nada. Pero... mi amigo estaba en problemas. Un niño de otro grado lo estaba molestando y lo golpeo, así que yo le regrese el golpe para que dejara en paz a mi amigo.

Sergio miró al otro niño, que tenía los ojos húmedos, y se notaba que aún estaba afectado por lo ocurrido. Sergio se acercó a él con una expresión suave, colocándole una mano en el hombro.

— ¿Estás bien, peque? —le preguntó con tono tranquilizador.

El niño lo miró, y como si el gesto de Sergio le diera permiso para mostrar sus emociones, comenzó a llorar. Balbuceó algunas palabras en francés entre sollozos, algo sobre cómo lo habían molestado y que no quería problemas. Sergio, intentando calmarlo, le dio una palmadita en la espalda y lo animó a sentarse junto a Yuki en la banca fuera de la dirección.

Mientras tanto, George lo observaba con una mezcla de ternura y preocupación. Sergio percibió que algo estaba pasando y, al voltear hacia George, este le explicó en voz baja:

—Sergio, el niño que molestó al amigo de Yuki tiene padres... complicados. Son empresarios de renombre aquí en Mónaco y suelen ser bastante exigentes con la escuela cuando se trata de asuntos relacionados con su hijo. Lamentablemente, este niño ya ha tenido varios incidentes similares.

Sergio entendió la advertencia de George. Aunque sabía que la situación no era culpa de Yuki, intuía que los padres del otro niño intentarían hacer que Yuki pagara por el incidente, como si quisieran que todos supieran que su hijo tenía "derecho" a un trato especial. Con esto en mente, Sergio se acercó a George, confiando en que él cuidaría de Yuki y del otro niño mientras él resolvía la situación interna.

Al entrar a la oficina, Sergio fue recibido por la directora, que lucía un tanto incómoda, y por los padres niño agresor, quienes estaban visiblemente molestos. La directora lo invitó a tomar asiento y comenzó a explicarle lo sucedido, diciendo que, aunque la escuela no solía permitir actos de violencia, los padres del niño solicitaban una suspensión para Yuki por haber golpeado a su hijo.

Sergio escuchó en silencio, manteniendo una expresión calmada pero firme. Cuando la directora terminó de hablar, los padres del niño rápidamente intervinieron:

—Es inaceptable —dijo el padre, con voz autoritaria—. Nuestro hijo no ha hecho nada malo. ¡Su hijo fue quien comenzó la pelea! Exigimos una suspensión para ese niño.

Sergio respiró profundamente y, con un tono relajado pero seguro, respondió:

—Entiendo su preocupación, pero creo que estamos obviando algunos detalles. Según el reglamento de la escuela, los conflictos entre niños que se desarrollan con contacto físico por primera vez reciben una reprimenda, no una suspensión.

ENTRE RIVALIDAD Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora