DECIMOQUINTO CAPÍTULO

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La cena con Max había resultado mucho mejor de lo que esperaba; hablar con él había despejado todas las dudas y malentendidos que lo habían estado atormentando, y sentía como si se hubiera quitado un enorme peso de encima. El ambiente durante la cena había sido relajado y cálido, permitiéndoles disfrutar de la compañía y de un tiempo de calidad junto a Yuki. Había sido algo que no esperaba, pero que, sin darse cuenta, anhelaba desde hace tiempo.

Después de la cena, Max se ofreció a llevarlos de regreso al hotel. Durante el trayecto, Yuki, feliz y exhausto después de haber explorado el jardín de mariposas en el restaurante, comenzó a quedarse dormido en el asiento trasero. Sergio lo observaba con ternura, mientras Max manejaba en silencio, y por un momento todo le pareció tan sencillo y natural, como si esa escena perteneciera a otro tipo de vida, una en la que todos los días podían acabar así. Cuando llegaron, Sergio cargó a Yuki en brazos y lo llevó hasta su habitación. Antes de despedirse, Max le dio un abrazo que lo sorprendió, pero que le resultó extrañamente reconfortante.

Esa noche, mientras acomodaba a Yuki en su cama, el teléfono de Sergio vibró con un mensaje de Max, que le deseaba buenas noches. Sergio tenía a su corazón latiendo con suavidad y es que algo cálido estaba creciendo en su pecho. Le respondió con un simple "Gracias, tú también descansa", y guardó el teléfono. Al acomodar a Yuki entre sus sábanas, Sergio se dio cuenta de lo mucho que su hijo había disfrutado de la noche y se prometió que buscaría la manera de que compartiera más momentos de alegría como esos.

Una vez que Yuki se quedó profundamente dormido, Sergio se sentó en sofá y se dispuso a revisar las estrategias de carrera para asegurarse de que todo estaba en orden. La carrera del día siguiente sería clave, y él había trabajado junto al equipo en dos planos distintos. El jefe de estrategias había liderado un enfoque más conservador, ideal para un comienzo sólido, mientras que Sergio y otros miembros de su equipo habían diseñado una estrategia más flexible, preparada para reaccionar en caso de que algo inesperado ocurriera en pista. La idea de dividir las tácticas había surgido de una apuesta amistosa entre los integrantes, quienes estaban ansiosos por perfeccionar el rendimiento de Mick sin tantas discusiones. Este juego de ideas les había permitido trabajar con más dinamismo y encontrar soluciones novedosas.

Sergio anotaba detalles, planificando cada aspecto de la carrera para que no hubiera sorpresas, al menos no de las que podía evitarse. Cuando finalmente sintió que todo estaba listo, guardó sus cosas y se permitió recostarse en la cama. Cerró los ojos, pero la imagen de Max y la forma en que lo había mirado durante la cena seguía apareciendo en su mente. Era sorprendente cómo una conversación honesta podía hacer que todo lo que parecía tan complicado ahora se sintiera simple, casi natural. Sergio se durmió con esa idea en mente y con un suspiro de alivio.

A la mañana siguiente, Sergio se despertó mucho antes, algo inusual en él. Sintió la necesidad de aprovechar ese tiempo extra para preparar su día y también para asegurarse de que todo fuera perfecto para Yuki. Llamó al servicio de habitaciones y pidió un desayuno completo para ambos, con las cosas favoritas de Yuki para sorprenderlo cuando despertara. Mientras esperaba que el desayuno llegara, Sergio arregló cuidadosamente la ropa de Yuki, colocándola en una silla junto a la cama y asegurándose de que todo estuviera listo para cuando su hijo se levantara. Era una mañana importante, y quería que su hijo comenzara el día con energía y entusiasmo.

Con un café en mano, Sergio volvió al sofá y se sumergió una última vez en sus notas, revisando mentalmente todos los posibles escenarios de la carrera. Sabía que los días de carrera siempre traían algo de incertidumbre, pero esa vez se sintió mucho más en paz. Después de la cena con Max, los pensamientos que lo habían agobiado durante semanas se sentían ahora ordenados y controlados, y eso le daba una calma que hacía tiempo no experimentaba.

ENTRE RIVALIDAD Y DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora