Capitulo 10

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Naruto parpadeó lentamente, sus sentidos regresando mientras observaba la escena. Sentía un leve dolor de cabeza, producto de la resaca, pero más allá de eso, el recuerdo de la noche pasada con Selina lo hizo esbozar una ligera sonrisa. Había dejado de lado su habitual vigilancia para relajarse con ella, algo que raramente hacía.

Miró hacia abajo, encontrando la cabellera oscura de Selina esparcida sobre la almohada y una manta cubriendo a ambos. Ella entreabrió los ojos, mirándolo con ese toque de travesura que siempre llevaba consigo, y le dedicó una sonrisa.

Selina: —Hmm... —bostezó suavemente mientras subía la mirada para encontrarse con los ojos de Naruto, fríos y calculadores como siempre, aunque ella sabía bien que esa dureza estaba reservada solo para sus enemigos—. Buenos días, guapo... —murmuró, masajeándose la sien.

Naruto: —Creo que nos pasamos de copas, —respondió en un tono bajo pero con un dejo de humor. Alzó una mano y posó suavemente un dedo en su frente, canalizando su chakra para aliviar la resaca de ella.

Selina dejó escapar un suspiro de alivio mientras la presión en su cabeza disminuía, observándolo con un brillo de agradecimiento en sus ojos. Aunque Naruto rara vez mostraba afecto de forma abierta, pequeños gestos como este demostraban que, para ella, era diferente.

Naruto se estiró para alcanzar su teléfono mientras seguía acostado, y al ver la pantalla, reconoció el nombre de su esposa. Con un suspiro y una sonrisa, contestó, sabiendo que había dejado algunas llamadas sin responder durante la noche.

Naruto: —Sí... hermosa —dijo en un tono suave, su voz llenándose de calidez mientras hablaba con Diana.

Al otro lado, la voz de Diana, firme pero teñida de preocupación, se hizo escuchar.

Diana: —¿Dónde estás? Te he estado llamando, Uzumaki. Me tienes preocupada —la firmeza en la voz de Wonder Woman demostraba tanto su preocupación como su enfado leve.

Naruto se rió bajo, con ese tono calmado y confiado que sabía que a Diana le costaba resistir.

Naruto: —Lo siento, amor. Me pasé un poco de copas anoche y… me quedé dormido. No fue mi intención preocuparte.

Diana suspiró al otro lado, suavizando un poco su tono.

Diana: —Solo dime que estás bien… —su voz bajó, ahora mostrando más preocupación que enojo—. Sabes que me inquieta cuando no contestas.

Naruto: —Estoy bien, te lo prometo. Ahora mismo me pongo en marcha y vuelvo a casa —le aseguró, su tono lleno de esa mezcla de seguridad y cariño que siempre lograba calmar a Diana.

Selina sonrió desde la cama, escuchando solo un lado de la conversación y viendo cómo Naruto mantenía ese toque cálido en su mirada mientras hablaba con su esposa.

Naruto miró a Selina mientras continuaba hablando con Diana, organizando mentalmente su día. Su voz se mantuvo en ese tono calmado pero directo que usaba cuando daba instrucciones.

Naruto: —Prepara mi ropa. Sí, la que te dije.

Diana pareció confundida al otro lado de la línea.

Diana: —¿La de rey? ¿Por qué necesitarías esa?

Naruto sonrió, sabiendo exactamente a qué se refería Diana, pero con una ligera corrección en mente.

Naruto: —No esa. Hay una parecida en el armario. La que es menos… formal. Me gustaría algo cómodo, pero que aún se vea imponente.

Diana suspiró, pero él podía imaginar su sonrisa, resignada pero cariñosa.

Naruto x DC El Rey de la maldad TP 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora