13. EL AMOR

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Cuando desperté estaba en una consulta médica.

A mi lado estaban Miguel y Emma.

-¡HAS DESPERTADO! -exclamó Miguel y se lanzó a abrazarme.

-¿Cómo te sientes? -habló Emma.

Iba a responder pero un médico entró en la sala. Llevaba varios papeles.

-Solo ha sido una bajada de tensión, es normal después de tal noticia... lo siento mucho por lo de tu hermana -dijo el señor.

-¿Cómo está mi hermana? -pregunté.

Se creó un silencio y unas miradas de tensión entre ellos.

Emma empezó a llorar.

-Marta ha muerto...

Me iba a dar otro chungo... No me lo podía creer. Me había quedado en shock.

-Ispira y espira -ordenó el médico acercándose a mí.

Estuvimos un rato practicando técnicas para tranquilizarme.

Cuando el médico se fue salí de inmediato de la sala.

Las lágrimas recorrían toda mi cara. Sentía una angustia en el pecho. No podía controlarme. Quería chillar.

Escuchaba a Miguel y a Emma llamarme pero pasaba de ellos.

Llegué al baño, me miré al espejo y solté todo. Lloré como nunca. Sentía un dolor horrible.

Estuve allí alrededor de 1 hora hasta que llegó Miguel.

-Por fin te encuentro -dijo al verme.

Corrió a abrazarme. Me aferré a él. En estos momentos era lo único que me podía relajar.

-Llora todo lo que necesites, suéltalo todo -me susurró sin dejar de abrazarme.

-Gracias por estar aquí conmigo.

Cuando estuve algo más relajado salimos y nos encontramos con Emma que estaba preocupada.

-David, tu madre ha llamado, mañana estará aquí para el funeral de Marta y quiere quedarse unos días contigo -me informó Emma.

-Vale.

-Tengo el coche aparcado fuera, os llevo a casa y así David puede descansar -dijo Emma.

Emma salió a por el coche, nosotros íbamos detrás de ella.

-Quédate hoy conmigo en mi casa -le supliqué a Miguel.

Él asintió.

Cuando llegamos a casa me tiré en él sofá, no tenía ganas de nada, solo de llorar.

-¿Qué quieres comer? -preguntó Miguel.

-No quiero nada.

-Tienes que comer algo, hazlo por mí.

-Vaaaaleee -suspiré.

Miguel preparó arroz para comer. Le salió buenísimo. Ojalá fuera mi chef privado.

-Me encanta tu comida -admití.

-Gracias.

Recogió todos los platos y luego se sentó junto a mí en el sofá.

-Si tienes que desahogarte hazlo conmigo -me dijo mientras me acariciaba las manos.

Me acurruqué en su pecho mientras él jugaba con mi pelo.

Estar con él era lo único que me ayudaba a vencer el duelo contra la muerte de Marta.

-Quiero quedarme aquí contigo hasta que estés bien, pero va a venir tu madre.

𝐴𝑚𝑜𝑟 𝑌 𝐴𝑟𝑡𝑒 | @iamlaauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora