16. EL SACRIFICIO

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-Amor, me han ofrecido ir a exponer mis cuadros en una presentación con gente muy top -le comenté a Miguel muy emocionado en cuanto llegó a casa.

No se lo pensó y corrió a abrazarme y besarme.

-Estoy muy orgulloso de tí -me dijo.

-Es esta tarde.

-Yo voy a estar allí para apoyarte, te he dicho que tienes un futuro prometedor. Tus cuadros son mucho mejores que los míos -dijo Miguel.

-Puede que yo tenga más suerte o más contactos, pero como tus cuadros no hay ningunos y quiero que lo sepas.

-Pero la vida lo quiere así, cumple mi sueño por mí, por nosotros -habló y luego me volvió a besar.

Me encantaban sus labios, eran tan adictivos. Cada parte de él era tan adictiva...

Cuando terminamos de comer Miguel fue a ducharse y a preparar su ropa.

Yo todavía me tenía que arreglar, pero es que ni siquiera había preparado lo que me iba a llevar.

Cogí una bolsa especial para los cuadros. Tenía que llevar 5. Los mejores que tuviese.

Empecé a buscar por todos los lados pero ninguno me llegaba a convencer.

El tiempo se me echaba encima. Buscar y buscar y nada.

O eran muy básicos, o de mala calidad, o no estaban terminados... porque algo que resalta en mí es que me cuesta terminar los cuadros. Es como que quiero hacer muchos y se me llena la cabeza de ideas. Los intento hacer todos a la vez y luego no los termino.

Tal vez porque lo mio es un hobbie, como ya dije. Yo no me considero pintor.

Yo no he estudiado para serlo. Es algo que un día probé y me gustó y me relajaba así que lo seguí haciendo.

Creo que el artista no se hace, si no que nace.

Yo no he nacido artista. Lo admito. Me gusta pero no es mi destino serlo.

Sé de alguien que si ha nacido artista aunque no lo reconozca. Que sus pinturas te dejan embobado. Que trasmite tanto...

Que estudia bellas artes porque realmente es su sueño y siempre lo ha sido. Y que lucha a diario para conseguirlo.

No puedo robarle el sueño a alguien que de verdad es un artista y merece mi lugar.

Fui a la habitación y abrí uno de los muebles. Allí estaban los cuadros de Miguel.

Los cogí con cuidado, los metí en la bolsa y dejé todo como estaba.

Empecé a vestirme con mucha prisa. Un traje negro de chaqueta y corbata. Tengo que dar buena imagen.

Me peiné un poco y me repasé la barba y las cejas.

Me dirigí al salón y allí estaba Miguel esperando.

-¿Todo listo? -preguntó.

-Si, vámonos.

Cogimos un par de autobuses y andamos un poco hasta llegar al lugar.

Había muchísima gente. Gente de clase, con dinero y bien vestidos.

Un señor nos ofreció bebidas. Miguel aceptó.

Yo me adentré entre la gente en busca de Rodrigo.

Aquí había gente de todos los países. Pintores profesionales y famosos.

Después de unos minutos buscando, lo encontré.

-Buenas tardes -saludé y le dí un apretón de manos.

𝐴𝑚𝑜𝑟 𝑌 𝐴𝑟𝑡𝑒 | @iamlaauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora