Llegamos a la misa. Allí estaba toda mi familia, amigos de Marta y compañeros universitarios.
Mi madre había ido a saludar a la gente.
-Vamos a sentarnos delante -le indiqué a Miguel.
Me dió la mano y caminamos hasta la zona delantera, allí tomamos asiento y esperamos a que todos se sentase y llegase el cura.
Mi madre se sentó a nuestro lado.
Cuando el cura llegó empezó la misa.
Empezó a hablar y a dar el pésame. Estuve todo el rato conteniendo las lágrimas. Me estaba rompiendo por dentro.
Miguel lo notaba y me apretaba la mano o apoyaba su cabeza en mi cuello demostrándome su apoyo y dándome seguridad.
Cuando terminó de hablar pidieron que saliera alguien a dar unas palabras.
Mi madre me miró y me indicó que me levantase para hablar.
Miré a Miguel. Él me sonrió.
-Adelante, lo vas a hacer genial -susurró.
Me levanté. Me puse frente a todos y me preparé para dar mi discurso.
-Estoy destrozado y muy dolorido por la inesperada muerte de mi hermana, ella siempre ha sido mi mano derecha, me ha apoyado en todo, ha estado junto a mí siempre, ha creído en mí, ha estado día tras día conmigo alegrandome los días, siempre ha sido mi persona favorita, transmitía tantas emociones positivas, una chica tan real y tan pura... ahora ni siquiera se como voy a poder vivir sin ella, tenía tanta presencia... ahora es difícil afrontar este duelo, pero no estoy solo, agradezco infinitamente a el amor de mi vida, Miguel, que me está apoyando muchísimo y al que amo con todo mi alma, porque el alma nunca muere, siento que he encontrado a mi alma gemela y si pienso en estar separados se me cae el mundo encima, me encanta estar abrazado a él y que se me olviden los problemas, él hace que me sienta el hombre más feliz del mundo y quiero compartirlo con todo el mundo y yo se que Marta desde arriba está viéndolo todo y está muy orgullosa de mí.
Ese fue mi discurso. No pude evitar llorar. Todo el mundo se conmovió y me aplaudieron.
Al terminar, no volví a mi sitio, necesitaba aire. Salí fuera.
Me senté en un banco a pensar y a estar conmigo mismo.
Pasaron los minutos y empezó a salir la gente. No me llevo mucho con mi familia así que no se acercaron a hablarme.
Se despedían entre ellos y se iban yendo poco a poco.
Mi madre todavía no salía. Miguel tampoco.
Me pregunto que pensarán sobre mi discurso.
De lejos vi a Emma con sus amigos. Se acercó un momento a mí.
-¿Estás bien? -preguntó.
-Bueno...
-Me ha encantado tu charla -dijo.
-Gracias, ha sido todo improvisado.
-Si necesitas algo... yo voy a estar siempre para ti.
-Gracias.
Se despidió con una sonrisa y volvió a donde estaba su grupo.
Ahora vino mi madre. Se sentó a mi lado u me abrazó.
-Hijo...
-Estoy bien, mamá.
-Que bonitas palabras has dicho.
-Me alegra que pienses eso.
-Tu hermana era la felicidad y el optimismo en persona...
-Vivía en un mundo demasiado cruel para su persona -suspiré.
-Estoy muy orgullosa de tí, de como estás llevando este duelo -dijo.
-Gracias.
-Y Miguel es un buen chico, se nota que te ama y tu lo amas a él.
-No sabes cuanto...
-Estoy segura de que estás en buenas manos.
-¿Cuanto tiempo vas a estar aquí?
-En principio iba a pedir una excedencia de 1 año en el trabajo para poder estar pendiente a tí, pero me he dado cuenta de lo mucho que has madurado y de que tienes una persona que te quiere y te apoya en todo a tu lado y eso hace que pueda volver a mi casa tranquila.
-No eres molestia, en mi casa siempre eres bienvenida durante el tiempo que quieras.
-No hijo, yo tengo mi casa, mi trabajo, mi marido...
-Te prometo que cuando me den vacaciones voy a ir a verte.
Estábamos a punto de llorar. Tantos años de mala relación con mi madre, y ahora estamos así... Eso es un logro y estoy muy orgulloso, porque mi yo de hace 10 años no se hubiera imaginado que ahora estaríamos asi de bien.
-Dame un abrazo -me dijo mi madre, acercándome a ella.
Nos quedamos abrazados un rato. Hasta que todos se fueron.
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𝐴𝑚𝑜𝑟 𝑌 𝐴𝑟𝑡𝑒 | @iamlaaura
RomanceDavid es un joven aficionado al arte, y su vida cambia cuando, gracias a un cuadro, conoce a Miguel o... ¿al amor de su vida?