14. EL FUNERAL

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Llegamos a la misa. Allí estaba toda mi familia, amigos de Marta y compañeros universitarios.

Mi madre había ido a saludar a la gente.

-Vamos a sentarnos delante -le indiqué a Miguel.

Me dió la mano y caminamos hasta la zona delantera, allí tomamos asiento y esperamos a que todos se sentase y llegase el cura.

Mi madre se sentó a nuestro lado.

Cuando el cura llegó empezó la misa.

Empezó a hablar y a dar el pésame. Estuve todo el rato conteniendo las lágrimas. Me estaba rompiendo por dentro.

Miguel lo notaba y me apretaba la mano o apoyaba su cabeza en mi cuello demostrándome su apoyo y dándome seguridad.

Cuando terminó de hablar pidieron que saliera alguien a dar unas palabras.

Mi madre me miró y me indicó que me levantase para hablar.

Miré a Miguel. Él me sonrió.

-Adelante, lo vas a hacer genial -susurró.

Me levanté. Me puse frente a todos y me preparé para dar mi discurso.

-Estoy destrozado y muy dolorido por la inesperada muerte de mi hermana, ella siempre ha sido mi mano derecha, me ha apoyado en todo, ha estado junto a mí siempre, ha creído en mí, ha estado día tras día conmigo alegrandome los días, siempre ha sido mi persona favorita, transmitía tantas emociones positivas, una chica tan real y tan pura... ahora ni siquiera se como voy a poder vivir sin ella, tenía tanta presencia... ahora es difícil afrontar este duelo, pero no estoy solo, agradezco infinitamente a el amor de mi vida, Miguel, que me está apoyando muchísimo y al que amo con todo mi alma, porque el alma nunca muere, siento que he encontrado a mi alma gemela y si pienso en estar separados se me cae el mundo encima, me encanta estar abrazado a él y que se me olviden los problemas, él hace que me sienta el hombre más feliz del mundo y quiero compartirlo con todo el mundo y yo se que Marta desde arriba está viéndolo todo y está muy orgullosa de mí.

Ese fue mi discurso. No pude evitar llorar. Todo el mundo se conmovió y me aplaudieron.

Al terminar, no volví a mi sitio, necesitaba aire. Salí fuera.

Me senté en un banco a pensar y a estar conmigo mismo.

Pasaron los minutos y empezó a salir la gente. No me llevo mucho con mi familia así que no se acercaron a hablarme.

Se despedían entre ellos y se iban yendo poco a poco.

Mi madre todavía no salía. Miguel tampoco.

Me pregunto que pensarán sobre mi discurso.

De lejos vi a Emma con sus amigos. Se acercó un momento a mí.

-¿Estás bien? -preguntó.

-Bueno...

-Me ha encantado tu charla -dijo.

-Gracias, ha sido todo improvisado.

-Si necesitas algo... yo voy a estar siempre para ti.

-Gracias.

Se despidió con una sonrisa y volvió a donde estaba su grupo.

Ahora vino mi madre. Se sentó a mi lado u me abrazó.

-Hijo...

-Estoy bien, mamá.

-Que bonitas palabras has dicho.

-Me alegra que pienses eso.

-Tu hermana era la felicidad y el optimismo en persona...

-Vivía en un mundo demasiado cruel para su persona -suspiré.

-Estoy muy orgullosa de tí, de como estás llevando este duelo -dijo.

-Gracias.

-Y Miguel es un buen chico, se nota que te ama y tu lo amas a él.

-No sabes cuanto...

-Estoy segura de que estás en buenas manos.

-¿Cuanto tiempo vas a estar aquí?

-En principio iba a pedir una excedencia de 1 año en el trabajo para poder estar pendiente a tí, pero me he dado cuenta de lo mucho que has madurado y de que tienes una persona que te quiere y te apoya en todo a tu lado y eso hace que pueda volver a mi casa tranquila.

-No eres molestia, en mi casa siempre eres bienvenida durante el tiempo que quieras.

-No hijo, yo tengo mi casa, mi trabajo, mi marido...

-Te prometo que cuando me den vacaciones voy a ir a verte.

Estábamos a punto de llorar. Tantos años de mala relación con mi madre, y ahora estamos así... Eso es un logro y estoy muy orgulloso, porque mi yo de hace 10 años no se hubiera imaginado que ahora estaríamos asi de bien.

-Dame un abrazo -me dijo mi madre, acercándome a ella.

Nos quedamos abrazados un rato. Hasta que todos se fueron.

𝐴𝑚𝑜𝑟 𝑌 𝐴𝑟𝑡𝑒 | @iamlaauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora