10. EL DISTANCIAMIENTO

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Había pasado 1 semana desde el beso. No habíamos vuelto a hablar, ni a vernos, ni a escribirnos.

Después de habernos liado durante toda la fiesta salí corriendo a coger el autobús y volver a casa. Miguel se debió de haber quedado a cuadros.

Esperaba que durante esta semana me enviase algún mensaje, pero no fue así. Normal, si yo estuviera plenamente enamorado de alguien, nos liasemos y luego él saliese corriendo sin dar explicaciones estaría muy enfadado.

La cosa es que me salió solo, fue un instinto. Yo estoy muy enamorado de Miguel, lo admito. Pero me da miedo tener una relación con él.

No tengo mucha experiencia en esto y no quiero decepcionarlo. Además, es un universitario, un niño, y yo tengo 25 años, trabajo y casa propia.

Estuve toda la semana muy preocupado pero fingiendo que todo iba bien y que estaba muy bien con Miguel, porque mi hermana no sabe nada de que fui a la fiesta y si se entera sería peor.

Pensé en llamarlo o en escribirle, porque ir a su residencia sería demasiado, pero no podía. Es mejor que me aleje de él para no hacerle daño. Podríamos hasta seguir siendo amigos pero sería muy incómodo. Ya no podía mirarlo ni a la cara.

Fui al trabajo como siempre, rezando para  no encontrarmelo por el camino.

Hoy el hotel estaba tranquilo, la verdad es que aquí viene poca gente, pero al dueño le hace ilusión tener un hotel.

Estuve ojeando los catálogos que había en el mostrador para los clientes.

"Limpieza de habitaciones después de cada reserva", "Platos de calidad y chefs importantes", "Todas las bebidas incluidas"

Dejé de leer porque vaya..., de verdad que como engaña a la gente. Aquí se limpia con suerte 3 veces al mes, y la comida... de los congelados del supermercado directo al plato.

Con razón no viene aquí nadie, cuando tengan que cerrar a ver que hago con mi vida.

Después de una larga jornada sin clientes pero reflexionando, volví a casa.

Me sentía deprimido, me faltaba algo... claro, Miguel. Pero no podía pensar en él. Me niego a volver a pensar en él.

Una vez llegué a casa empecé a hacer de comer, lentejas.

Llegó Marta y se sirvió su plato.

-¿Qué tal el dia? -preguntó.

-El día una mierda -respondí desganado.

-Últimamente estás muy raro.

Joder, lo nota todo.

-¿A qué te refieres?

-Adivino... ¡Te has peleado con Miguel!

-¿QUÉ? ¿PERO COMO LO SABES? -me quedé flipando.

-Mi intuición nunca falla.

-No, dime la verdad, ¿Miguel te ha dicho algo?

-Que no, que ha sido mi intuición -repitió.

-Pues tienes razón, pero ya no quiero pensar más en él.

-¿Qué ha pasado?

Ya me había pillado, se lo tenía que contar todo.

Le expliqué todo lo que sucedió la semana pasada, lo de la fiesta, lo del beso, TODO.

Marta me escuchaba con atención, sin juzgarme, es lo que me encanta de ella. Le puedo hablar de todo y me va a entender y apoyar. Pero muchas veces no lo quiero hacer porque no quiero preocuparla.

-Primero de todo, me tendrías que haber avisado de que ibas a ir a la fiesta -habló Marta.

-Lo sé.

-Yo te conozco y sé que te encanta Miguel, y tu a él también porque sino no te hubiese besado -dijo.

-Claro que me encanta, estoy loco por él y no puedo dejar de pensarlo, pero yo no soy suficiente para él, soy realista y él se merece algo mejor, y tengo casi 30 y él es un niño todavía.

-Tienes 25, no seas exagerado, y él tiene 20 y no es un niño, deja de verlo como si tuviese 12 años, por el amor de Dios.

-Son etapas distintas.

-¿ETAPAS DISTINTAS?, Miguel es el chico más maduro para su edad que conozco, y puede llegar a ser hasta más maduro que tú.

-Bueno...

-Y claro que eres suficiente, eres más que suficiente y no lo vas a decepcionar, está muy enamorado de tí porque sabe que eres perfecto para él y lo vas a querer muchísimo porque eres un experto en querer y en proteger a las personas -dijo finalmente.

Casi me pongo a llorar.

-Gracias por estar siempre para mí.

-Soy tu hermana, siempre voy a estar contigo y te voy a apoyar en todo.

Estuvimos un rato abrazados.

-Ahora debes ir y hablar con él y luchar por vuestro amor -ordenó.

Seguía sin verlo claro, a lo mejor estaba enfadado y no quería hablar conmigo.

-No soy capaz -admití.

-No esperes que él lo haga por tí, tu eres el que has salido corriendo.

-Lo sé, pero es difícil, tiene que darse la oportunidad, no quiero forzar nada.

-A que se lo digo yo...

-Ni se te ocurra, que vergüenza.

Cuando mi hermana se fue a su habitación cogí mi móvil y sin pensarlo le puse un "hola".

Estuve un rato pensando si lo borraba o no lo borraba. Él todavía no leía el mensaje y me ponía de los nervios.

Al final no lo borré, pero dejé el móvil a un lado y me puse a leer un libro y así calmar la mente. Ya respondería.

Llegaba la noche y yo mantenía firme mi "Ya respondería" pero no respondía.

Cuando me dió por mirar el móvil... PUM, leído hace 2 horas.

Lo había leído y había pasado totalmente, ni había respondido.

Eso me enfadó un poco y me hizo sentir mal, ¿y si no me volvía a hablar nunca más? Me moriría.

No quería insistirle más, que si no me acabaría bloqueando.

Tampoco le dije nada a Marta. Me trago el marrón y a dormir.

Pasaban días y días y días, y de repente ya es diciembre. ¿Noticias sobre Miguel? Ninguna.

No le había vuelto a escribir después del visto y él a mí claramente tampoco.

No lo había visto, ni había quedado con él.

Creo que aquí se iba a acabar todo...

Se abre la puerta de mi cuarto.

Marta interrumpe mis pensamientos como siempre.

-Voy a la fiesta de pijamas que ha organizado Emma con sus amigos en su casa -me informó.

-¿Va Miguel?

-No.

-¿Puedo ir yo?

Podría sacar información y por lo menos despejar mi mente y no estar todo el día aquí deprimido.

-No.

¿Cómo que no?

-Por favor, Marta, quiero ir -supliqué.

-Que no -insistió.

-¿Vas a dejar a tu pobre hermano aquí solo deprimido?

-Si.

Cogió sus cosas rápidamente y se fue.

Me dejó aquí, en casa, con ganas de morirme.

𝐴𝑚𝑜𝑟 𝑌 𝐴𝑟𝑡𝑒 | @iamlaauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora