Sangre

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Que frío hacía. Si bien todavía no entraban en invierno, el frío ya empezaba a ser poco soportable. En su sueño, que apenas recordaba, estaba hablando algo con Matias. Cato y Lydia estaban ahí. Era algo así como un picnic en la playa. Nunca habían estado ahí, al menos no junto a Matias. Por la sensibilidad de su piel era mejor para el evadir lugares soleados; aún así ahí estaban, con Lydia embadurnandole por todos lados con protector solar. Lo curioso era que por más que Ángel se pusiera bajo el sol, seguía sintiendo frío. La escena se trastornó tanto que en algún punto toda la arena se había transformado en nieve y sus pies se sentían que se iban a congelar.

Cuando despertó resultó que solo había sacado los pies de la protección de las cobijas. Que dramático podía llegar a ser su cerebro.

Quitó las lagañas en sus ojos y se estiro antes de tomar su teléfono. 5:30. Demasiado temprano para levantarse.

...

Cato no había llegado todavía.

A su lado no había más que un lugar vacío donde se suponía que debía estar su novio. ¿Sería que esta vez prefirió ir a su propia habitación? Era lo más seguro. Aun así la espinita de preocupación le robo el sueño y obligó a levantarse. No lo despertaría si solo echaba un vistazo.

Silenciosamente se puso un par de calcetas más gruesas y sus pantuflas. Al asomarse en la sala no vio la televisión prendida ni ninguna señal de él en el sofá... ¡La luz del baño! Se veía encendida bajo la puerta.

Suspiro aliviado. Su gatito estaba en casa, y lo mejor de todo, podría recibirlo y acurrucarse junto con él antes de dormir nuevamente.

...

¿Eso era sangre?

Con los ojos acostumbrados a la escasez de luz, pudo notar una pequeña mancha oscura en el suelo, luego otra y otra más. Todas formaban un camino hasta el baño.

-¡¿Cato?!

De inmediato corrió hacia la puerta. Bam, bam, bam, sonaron sus golpes después de intentar abrir la puerta sin éxito. Estuvo a punto de correr a buscar las llaves cuando el sonido del seguro abriéndose se hizo presente. Segundos más tarde su rostro fue iluminado por la poca luz que pasaba a través de la pequeñísima abertura donde se asomo un ojo azulado.

-¡¿Estas bien?! ¿Qué paso? -trato de empujar la puerta, pero Cato ya estaba preparado para que eso no sucediera.

-Tranquilo, estoy bien. No te asustes.

-¡¿Cómo esperas que no me asuste?! -grito tratando nuevamente. Al fallar por segunda vez dejó caer su frente contra la madera. Respiro profundo y hablo más calmado-. Por favor Cato, déjame pasar.

Silencio.

La manija tembló por ambos lados al sentir la presión de las manos de Cato, indeciso.

Tras un grave suspiro, la puerta finalmente cedió. Detrás de ella se reveló la figura alta de su novio, sin camisa y con un rastro de sangre seca en su brazo izquierdo. Le tomó mucho a Ángel mantener la calma.

-No es grave. Se ve peor de lo que parece -se apresuró en aclarar.

-¿Qué pasó? -preguntó rodeando a su novio quien no se movió.

En la espalda, más abajo del hombro, había una cortada abierta que en uno de los extremos ya había empezado a ser suturada.

"Vayamos al hospital" pensó en decir. Pero sabía que Cato iba a negarse. Era cierto que no se veía muy profunda, y anteriormente ya le había encontrado suturas hechas por el mismo, solo que esta vez lo había atrapado infraganti.

-Solo un borracho con una navaja -esta vez se volteó buscando la carita de su novio, en parte porque quería hablarle de frente y en otra porque quería evitar que viera la herida.

-¿Te duele?

La tristeza y preocupación en su rostro le provocó una mezcla de ternura y culpa al más alto. Era lindo saber que se preocupara tanto por él, pero triste hacerle pasar por eso.

-No tanto -negó con la cabeza y se agachó para dejar un besito en la frente del otro, como si fuese él quien necesitara el consuelo-. No te preocupes, terminaré rápido -frotó su nariz con cariño y luego buscó sus labios.

Al separarse espero a que Ángel se retirara por su cuenta, pero al contrario, se quedó ahí parado con los ojos fijos en él.

-No creo que quieras ver esto, dulzura.

-¿No... necesitas ayuda? -trago saliva-. Nunca he... bueno, suturado a nadie. Pero hice muchas prácticas con pedazos de pollo en la preparatoria.

Le sorprendió la pregunta. La misma persona que hacía una mueca y se tapaba los ojos cada que alguien se lastimaba mínimamente, ¿le estaba ofreciendo ayuda con una herida abierta?

No quería ponerle en esa situación, definitivamente. Pero por otro lado... había estado teniendo un muy mal momento tratando de suturarse a sí mismo. Ya habría terminado hace milenios sin problema, pero el lugar del corte estaba lejos de su alcance.

-¿Estás seguro? -acarició su mejilla-. No tienes que hacerlo.

-No voy a negarlo. Me da mucho miedo lastimarte, pero, vamos, Cato. No creo que seas tan flexible -ambos rieron.

-Gracias.

Ya sin necesidad de ocultarse en el baño, se movieron frente al espejo de cuerpo completo de Ángel. Ahí Cato fue guiando poco a poco cada paso. Aun con su "experiencia" se sentía como si no supiera qué estaba haciendo. Cada puntada parecía que le dolía más al pequeño, más aún cuando se equivocó y tuvo que regresar la aguja. Se disculpó veinte veces a pesar de que Cato le aseguró con total tranquilidad que estaba bien.

Una vez listo y cubierto con una gasa. Limpiaron rápidamente el desastre y se fueron a dormir. Tanto alboroto definitivamente le quitó el sueño al más pequeño; por otro lado, Cato sí que necesitaba dormir. Así que, cuidando de que no se recargara sobre su espalda, el pecho de Ángel fungiría como almohada abrazable.

-¿Todo bien? ¿Necesitas algo? -preguntó Ángel cariñosamente antes de dejar un par de besitos en la frente de Cato.

El calor que emanaba de su cuerpo era reconfortante. Los mimos eran un apapacho directo al corazón. Ángel siempre le demostraba afecto a través del tacto, pero esta vez se sentía diferente, había un trato especial ya que esta "lastimado" y se preocupaba. Que bien se sentía tener a alguien que se preocupara por ti. Casi le daba alegría haberse herido si es que sería recompensado de esa forma.


-Todo bien. Tengo todo lo que necesito.

Recuerdos de OctubreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora