Privacidad

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En aquella mansión se encontraba una joven dama en la cocina platicando con una de sus ayudantes mientras cocinaban, en si, ella prefiere decir que son sus amigas, no sirvientas y, por igual, tratarlas bien.

—Y recuerda que para Terry necesitamos casi otra olla más, que con esto no va a llenar — dijo la azabache, aunque tenía quienes en el hogar ayuden, ella para distraerse y no sentirse inútil, le gusta preparar la comida y a veces limpiar.

—Algo huele bien — aquella voz la lleno de alegría, al voltear estaba su prometido recargado en el marco de entrada a la cocina, con alegría se acercó para rodear su cuello con sus brazos.

—Creí que llegarías más tarde hoy ¿acaso es una sorpresa tu llegada? — comentó juguetona, el agarre del castaño estaba en sus caderas teniendo más cercanía entre ambos cuerpos.

—Por supuesto, está mañana escuché que tu cocinarias — vaya amor transmitían en sus miradas, en su tono de hablar, y en algo más.

—Tengo un postre especial para ti, pero tendrás que esperar ¿puedes? — bajo sus manos al pecho del contrario acariciando suavemente su traje e intencionalmente desacomodarle la corbata.

—Señorita la comida tan solo necesita hervir, si me disculpa, me retiro — dijo la mucama.

—Claro, muchas gracias — sonrió amable viendo a la contraria de reojo, toda su atención estaba en su prometido realmente.

Ahora ambos estaban solos en la cocina y, bueno, ambos se pusieron bastante coquetos.

—¿Que tan imprudente sería...? — su hablar cesó cuando la mano de la azabache cubrió sus labios.

—No preguntes — musitó, ambos se miraban con picardía y no tardaron en unir sus labios en un beso bastante deseoso por el otro.

Sin embargo, el ruido de jóvenes al entrar y gritar arruinó su momento, Amber se separó mirando al mayor con una sonrisita burlona, el castaño por su parte estaba molesto.

—Tal vez tu postre sea para después — deposito un dulce y tierno beso en los labios del contrario saliendo de la cocina para ir con sus nenes que recién llegaban.

—Siempre hace eso... — suspiro pesadamente, aunque iba a retirarse al parecer alguien debía cuidar la comida y por desgracia sería él quien lo hiciera.

[...]

La noche había caído y con ello los chicos estaban por irse a dormir cada quien en su respectiva habitación, Amber les había comentado acerca del entrenamiento que tendrían al día siguiente, lo normal, al ir a su habitación ahí estaba Liam sentado en la cama al parecer leyendo algo antes de dormir; a veces lo hace más no siempre.

—¿Estás leyendo una revista debajo de ese libro otra vez? — pregunto bromista acercándose al armario en busca de su ropa para dormir.

—Esta vez no, pero admite que el... ¿Cómo le dices? ¿Chisme? — ella asintió. — Estaba interesante —

Amber soltó un par de risitas quitándose las prendas para cambiarse, sin embargo se detuvo al recordar algo que prometió, estando en ropa interior se acercó a la cama para recostarse cerca del castaño quien enseguida le prestó atención.

—Esta vez te tardaste — comentó él sonriendo ligeramente.

—Lo sé, por eso la recompensa será mejor — ambos se dedicaron una mirada deseosa.

Por desgracia, el ruido de algo golpear los alertó, aunque la voz de Emma y Lee gritando los "tranquilizó" al menos no eran atacados, pero otra vez tendrían que separarlos.

—Parece que no tenemos privacidad — bufó Liam.

—Será para la próxima, darling — beso su mejilla antes de vestirse y salir a revisar.

Solo querían privacidad.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora