Castigo

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Niego riendome porque es lógico que esa seria su respuesta. Veo su arma en su cintura, y no me lo pienso dos veces y me abalanzo sobre Alessandro y lucho con él para obtenerla pero al creer que queria matarlo me acorrala contra su siento por lo que pude golpearlo en la boca del estomago para liberarme y quitarle el arma. Me alejo de él y le apunto con ella. Su sonrisa es enorme al verme a mi.

—¿Crees que podras hacerlo?. —le quito el seguro —Matarme a mi solo hará peor las cosas para ti y en especial para tu familia.

—¿Quién dijo que voy a matarte a ti?

Su sonrisa se borra cuando pongo la boca del arma debajo de mi mandibula.

—Conmigo. Se termina el maldito juego. No voy a lastimar a mi familia por un ser tan despreciable como tú.

Mi dedo se posiciona sobre gatillo pero Alessandro logró desviar el disparo que atravesó el cristal de la ventana rompiendolo. Lucha conmigo para quitarme el arma pero me resisto a darsela y otro disparo sale del arma que logra darme en el brazo. En shock, observo la sangre brotar de mi hombro. El arma cae al suelo mientras me quejo de dolor, con mi mano izquierda intento detener el sangrado pero no puedo.

—¡Maldita sea!. —exclama furioso. —Llevanos a casa. —ordena al chofer y este cambia bruscamente de ruta. —No puedo creer lo estupida que eres.

—Pudrete. —murmuro al sentir que el dolor se expande rapidamente. —¡Agh!. —lo miro furiosa por presionar fuerte la herida.

Lo veo quitarse la camisa y romperla. Muerdo mi labio superior cuando lo amarra en mi hombro.

Nos detuvimos media hora despues pero comencé a sentirme debil. Mis ojos pesan demiasiado posiblemente por la sangre que ha salido por culpa de la herida. Me toma de mi brazo izquierdo y lo pasa por su nuca y luego siento como me carga, lo veo a los ojos mientras su semblante frio muestra furia por lo que hice.

—Por aquí señor. —me deja sobre un sillon comodo. El mismo tipo que me ha curado antes, esta aquí. Revisa mi herida y luego en mi espalda. Frunce el ceño con preocupacion. Me rompe el vestido rapidamente. No veo bien como si fuera a desmayarme hasta me despierto de golpe al sentir que algo entró por el orificio en donde entró la bala. Empujo furiosa al medico para que se aleje de mi —Detenganla. Debo sacar la bala que sigue adentro.

Alessandro me retiene de los brazos y otro de los pies. Todo paso lento, el medico me hace gritar nuevamente. Me retuerso de dolor intendo luchar para quitarmelos de encima pero me estan impidiendo hacerlo. Se mueve dentro de mi herida como un maldito gusano con puas.

—¡¡Ya basta!!.

Mi grito y agonia no era suficiente para que se detuvieran, nadie me escucha solo me retienen sin importarles mi agonia.

Como si hubiese sido una maldita pesadilla abro los ojos de golpe sentandome sobre mi lugar. Veo a mi alrededor desconociendo el lugar. Intento mover mi mano derecha pero un punzante dolor me detiene, ladeo mi cabeza hacia abajo viendo mi brazo derecho vendado.

"No fue un sueño, si pasó."

Recuerdo lo que pasó, lo que hice. La lucha y los disparos. El medico y como me torturó para sacarme la bala. La puerta se abre y veo a la sirvienta de italia.

—¡Señorita. que bueno que despertó!.

—¿Qué haces aquí?.

—El señor Di'Angelo ordenó que viniera junto con otros empleados mas. —sonrie emocionada. —Estoy feliz de servirle a usted. La ama de llaves de aquí me queria poner de empleada para los guardias pero el señor Di'Angelo le dijo que yo estaba aquí para servirle a usted.

PerversiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora