Perversión

Intercambio

La agria voz de Damian resuena en mi cabeza como un eco lejano, arrastrandome al pasado, al dia que irrumpió en mi hogar con sus malditos matones.

—Despiertala.

Escucho a alguien mas hablar. Intento abrir los ojos, pero todo esta borroso haciendome imposible de ver. Una silueta aparece frente a mi y, antes de que pueda reaccionar, un balde de agua helada me golpea como un latigo, despertandome de golpe. Toso, jadeo y parpadeo en confusion, pero apenas logro entender donde estoy.

El tipo que me arrojó el agua me abofetea con fuerza y la quemazon en mi mejilla me devuelve a la realidad. Me toma del rostro, exigiendo mi nombre.

—Tu nombre —gruñe con impaciencia casi rozandome con su aliento.

—M–Mila... West.

Me suelta bruscamente lanzando una maldicion al aire. Antes de que pueda procesar su reaccion, saca un arma y dispara a unos de los hombres que lo acompaña matandolo en el acto. El otro intenta reaccionar, pero es abatido con la misma frialdad. El hombre azota la puerta al salir y yo quedo temblando, atada con una cadena gruesa que me sujeta por el cuello como si fuera un perro.

—¿Qué esta pasando? —mi voz se quiebra mientras tiro inutilmente de la cadena.

Un sudor frio me recore la frente al recordar las palabras de Damián. "llevensela". ¿Él esta detrás de esto? ¿Podria llegar tan lejos por algo tan trivial? ¿Enserio seria capaz de llegar a esto?

Mis pensamientos se interrumpen cuando la puerta se abre de golpe. Un hombre entra acompañado de otro. El nuevo es mas joven, tal vez de 24 años, cabello rubio liso y ojos castaños oscuros. Su sonrisa es perturbadora porque me paraliza al intante que lo veo.

—Asi que eres la hermana menor de mi linda "peti roja." —habla con un tono burlón examinandome como si fuera un objeto de interes —No eres tan preciosa como ella. Eso arruina mi deseo de ver lo que hay dentro de un angel de cabello rojo.

Se inclina frente a mi y el sonido metalico de las llaves en su cinturon llama mi atencion. Mientras sus ojos se fijan en los mios tratando de buscar algo de su interes en mi noto que su sonrisa maniatica parece crecer como si fuera un demonio.

—No te preocupes, no sufriras... mucho. —su tono gotea sadismo.

Desesperada, intento colgarme de él rogandole que me deje ir, péro él simplemente me acaricia mi rostro como si mi suplica lo divirtiera.

—Damián cree que estoy jugando. —su mirada destila una horrible emocion —Le enseñaré que conmigo no se juega.

Se levanta y se marcha dejando la habitacion en silencio. Pero entonces escucho las palabras que hacen que mi corazon se detenga junto con mi respiracion: "Matenla de un tiro limpio y echenla a los lagartos mañana por la mañana".

—No, no, no. —mi voz es un susurro mientras el panico y el miedo me consume.

Al ver que no habia nadie del otro lado, aprovecho mi oportunidad para alcanzar las llaves que cuelgan del cinturon de uno de los cadaveres. Mis manos tiemblan mientras pruebo una tras otra hasta lograr obtenerlas.

—¡Si! —susurro llena de felicidad al liberar mi cuello.

Con un trozo de hierro que encuentro en el suelo, me armo de valor y espero el regreso de alguien. Por varios minutos esperé hasta que alguien entra y sin dudarlo, golpeo su cabeza con todas mis fuerza. Se derrumba en el suelo, y la sangre que emana de su herida me deja en estado de shock.

—Mierda. Lo maté. —mis ojos se posan en el arma que trae consigo y unas tambien.

Corro buscando una salida. Encuento una puerta que conduce a unas escaleras y bajo precipitadamente. Mi corazon late como un tambor mientras reviso que nadie me siga. Pero choco con una puerta de hierro. Sin pensar demasiado, la abro y entro.