Capitulo 19: El pecio del Silencio

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Minho quien se sentía ofuscado por el lugar decidió tomarse un momento ti a solas mientras analizaba la situación en la que se encontraban, empezaba a pensar que el desierto era el paraíso comparado con este lugar. Estaba muy metido en sus pensamiento cuando escucho que hablaban tras de el.

—Tus amigas no están seguras aquí sobre todo la tal Camille.

Minho sintió un nudo en el estómago cuando escuchó a la chica decir que Camille y Teresa no estaban seguras en ese lugar, especialmente Camille. Al girarse, notó el miedo en sus ojos y, por un momento, ambos se quedaron en silencio. La chica era un poco mayor que Camille, con el cabello revuelto y un rostro que intentaba esconder detrás del cuello de su chaqueta. Pero lo que más llamó la atención de Minho fueron los moretones que se asomaban en sus muñecas y su cuello, como si hubiese tratado de ocultarlos inútilmente.

—¿Por qué dices eso?— preguntó Minho, acercándose un poco, aunque midiendo sus pasos para no asustarla.

La chica bajó la mirada, sin responder. Parecía debatirse internamente, como si temiera lo que pudiera suceder si decía demasiado. Finalmente, comenzó a hablar en un susurro, sus palabras llenas de nerviosismo. —Ellos... Javier y algunos de los otros... no son de fiar. Cuando las chicas nuevas llegan, intentan… ya sabes. Te lo digo para que no les pase lo mismo a tus amigas.

Minho sintió que la sangre le hervía, y sus puños se apretaron. —¿Te hicieron eso a ti?— preguntó, señalando los moretones que intentaba cubrir. Su tono era bajo pero firme, y sus ojos buscaban los de la chica, tratando de transmitirle confianza. Cuando ella asintió, temblando un poco, Minho dio un paso hacia adelante, pero ella retrocedió instintivamente.

—Tranquila,—le dijo con suavidad, levantando las manos en señal de que no le haría daño. —Solo quiero ayudarte. Si tienes más información, necesito saberlo para proteger a mis amigas.

La chica pareció relajarse un poco al ver la sinceridad en sus palabras. De pronto, Minho escuchó unos pasos detrás de él y se giró para ver a Teresa, quien lo miraba con preocupación.

—¿Qué haces aquí, Teresa?— preguntó, tratando de mantener la calma. —¿Dónde está Camille?—

—Se quedó en el almacén,— respondió Teresa, observando con detenimiento a la chica y notando los moretones en su piel. Sus ojos se llenaron de inquietud al comprender lo que eso implicaba.

Minho sintió que la alarma crecía en su pecho. Algo dentro de él se encendió, una mezcla de protección y furia. Sin esperar un segundo más, se dirigió rápidamente hacia el almacén, dejando a Teresa atrás. Ella, viendo la gravedad de la situación, se volvió hacia la chica y, con voz firme pero comprensiva, le dijo: —Espera aquí, por favor. Vamos a solucionar esto.

Mientras Minho avanzaba con determinación, Teresa se dirigió en busca de Thomas, segura de que necesitarían toda la ayuda posible para lo que parecía estar ocurriendo en ese refugio.

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Mientras tanto en la enfermeria Jeff y Clint también comenzaban a conectar las piezas de un siniestro rompecabezas. Habían estado atendiendo a una mujer mayor, aparentemente en estado de shock, con la mirada perdida y temblando. En un momento de aparente lucidez, la mujer susurró una advertencia: —Ellos cazan a los más jóvenes. Las chicas… ellos siempre eligen a las chicas—. Clint intentó tranquilizarla, pero ella siguió murmurando —escapar antes de que fuera demasiado tarde.

Jeff y Clint pensando que deberían hablar con los demás y en ese momento escucharon ruidos a fuera.

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El ambiente dentro del refugio era opresivo. Mientras Minho corría hacia el almacén, donde se suponía que debía estar Camille, Sartén y Aris merodeaban con cautela, sus corazones latiendo al unísono con la adrenalina que se disparaba en sus venas. Sabían que no estaban en un lugar seguro; desde el momento en que habían cruzado las puertas del refugio, un sentimiento inquietante había crecido en su interior. Los murmullos a su alrededor, la mirada desconfiada de los habitantes, todo apuntaba a que había algo más siniestro tras la fachada de aparente protección.

—Esto no es C.R.U.E.L, pero definitivamente no es un lugar amigable —murmuró Sartén, mirando a su alrededor mientras se mantenían en las sombras.

Aris asintió, su rostro pálido reflejando su inquietud. Había algo en el aire, una pesadez que lo hacía sentir que cada respiro era un error.

—Necesitamos saber qué está pasando aquí —respondió Aris, su voz apenas un susurro. A pesar del miedo, la curiosidad lo empujaba hacia adelante.

Los chicos comenzaron a explorar, abriéndose paso entre los pasillos oscuros y las habitaciones descuidadas. Fue entonces cuando escucharon risas burlonas, seguidas de gritos apagados que llegaban desde un cuarto más allá. Sin pensarlo, se acercaron sigilosamente, tratando de asomarse por la puerta entreabierta.

Lo que vieron los paralizó.

Dentro, un grupo de jóvenes se agolpaba en torno a una pantalla, viendo imágenes de otras personas, chicas en situaciones vulnerables, mientras se reían de sus desgracias. Sartén sintió que su estómago se revolvía. A su lado, Aris se cubrió la boca con la mano para ahogar un grito.

—Esto es horrible —susurró Sartén, sus ojos bien abiertos. —Tenemos que irnos, ahora.

Aris asintió, pero antes de que pudieran retroceder, una puerta se abrió de golpe, y casi los atrapan. Con rapidez, se escondieron detrás de unas cajas apiladas, sus corazones latiendo con fuerza. Desde su escondite, pudieron ver que uno de los chicos del grupo había comenzado a golpear la pared con frustración, como si supiera que no era la primera vez que hacían esto.

—Lo siento, no podemos hacer nada. Ya sabes cómo son estos tipos —dijo uno de los más grandes del grupo, mientras lanzaba una mirada a los demás, que aplaudían con risas al otro lado de la habitación.

Sartén y Aris se miraron, sabiendo que tenían que salir de ahí. Pero justo cuando pensaban que todo se había calmado, escucharon un ruido detrás de ellos.

Los chicos vieron a Jeff y Clint salir de lo que se suponía que era la enfermería.

—Chicos que hacen aquí —Pregunto Clint.

—Debemos buscar a los demás y salir de aquí este lugar es siniestro —comento Aris nervioso mirando a Sartén.

—Una anciana nos estuvo diciendo que debíamos escapar de aquí y que sobre todo las chica están en peligro —Hablo Jeff mirando a sus amigos.

—Entonces rápido encontramos a los demás —Sarten listo para seguir su camino, pero la voz de Clint lo detuvo.

—Espera no podemos dejar a Winston, no importa que este herido es nuestro amigo — Todos se dirigieron a la enfermería a buscarlo.

Winston medio adormilado miro a sus amigos cerca.

—Porque están todos aquí.

—Luego te contamos, pero tenemos que encontrar rápido a los demás —Lo ayudaron a levantarse con mucho cuidado en como encontrarán a los demás sin ser vistos.

Maze Runner  a prueba de fuego |MINHO| Siempre fuiste tú ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora