Capítulo 8

202 29 9
                                    

Capítulo 8

POV Gala

El aeropuerto está lleno de gente y, mientras camino hacia la salida, empiezo a notar un grupo de fans que me esperan con pancartas y sonrisas emocionadas. No puedo evitar sentir una mezcla de sorpresa y gratitud; tenía años sin regresar a México, y a pesar de todo, mis fans siguen aquí, entusiastas como siempre. Les sonrío mientras camino hacia ellas, y algunas ya están pidiéndome autógrafos y fotos.

Les dedico mi mejor sonrisa y trato de responder a cada una con la mayor cercanía posible, dándoles las gracias por seguir apoyándome. Son momentos como estos los que me recuerdan por qué amo tanto lo que hago. La fama nunca ha sido mi motivación principal, pero saber que hay personas que valoran mi trabajo y han seguido mi carrera, incluso desde la distancia, me llena de orgullo. Paso un par de minutos firmando fotos y conversando con las fans que se acercan, preguntándoles cómo están y respondiendo sus preguntas sobre la serie y mi música.

Entonces, de repente, una chica me tiende una fotografía diferente, una que de inmediato me congela en el tiempo. Es una imagen de Karime y yo, una de las tantas fotos de cuando éramos inseparables. La foto tiene su firma al lado, una tinta negra que resalta justo debajo de su sonrisa. Mi corazón da un vuelco, y es como si todos estos años de distancia se comprimieran en un instante. Me pregunto cuándo firmó esa foto para esta chica, cómo se sintió haciéndolo y si, al igual que yo, su mente se llenó de recuerdos que le dolieron más de lo que pudo expresar.

Firmo la foto, pero noto que la sonrisa en mi rostro ha cambiado, como si el simple acto de plasmar mi firma junto a la de Karime removiera algo en mi interior, algo que pensé haber dejado atrás. No puedo evitar pensar en lo irónico que es que, después de cinco años, todavía me afecte de esta forma. Pensé que el tiempo y la distancia me ayudarían a olvidar, a superar por completo lo que ocurrió. Pero, a pesar de todo, aquí estoy, sintiendo un pequeño vacío en el pecho que ni la fama ni los aplausos han logrado llenar del todo.

He cambiado mucho en estos cinco años. Después de lo que pasó con Karime, me fui de México buscando dejar atrás todo lo que me ataba a ese dolor. La serie en Madrid fue una oportunidad increíble, y me entregué por completo a ese proyecto. No solo fue un éxito en España, sino que también me permitió explorar mi carrera musical. Incorporaron mi música en la serie, y fue una plataforma que me abrió las puertas a un público más amplio. Mis canciones comenzaron a sonar en varios países de Latinoamérica, y pude realizar giras, visitar lugares y conectar con gente de una manera que nunca imaginé.

Sin embargo, a pesar de todos los logros y las experiencias enriquecedoras, México seguía siendo un territorio complicado para mí. Volver significaba enfrentar recuerdos que prefería evitar. Durante las giras, siempre limitaba mis estadías en Ciudad de México a lo mínimo necesario, temerosa de que un encuentro inesperado con Karime pudiera remover las heridas que aún no sanaban por completo.

Ahora las cosas son diferentes. Este regreso no es solo por trabajo; es una oportunidad que, por primera vez en mucho tiempo, me llena de ilusión. Me ofrecieron el papel principal en una nueva telenovela, y aunque he rechazado propuestas similares en el pasado, esta vez no pude decir que no. La razón es sencilla pero poderosa: Bama. Mi sobrina, quien ha crecido tanto en estos últimos años, hará su debut en televisión, interpretando a mi hijastra en la novela. Cuando me llamaron para hablar del proyecto y supe que Bama estaba involucrada, no lo dudé ni un segundo. La idea de compartir pantalla con ella, de ser parte de algo tan importante en su vida, me hizo aceptar sin titubear. No podía negar una oportunidad así, no solo para mí, sino para ella.

Por supuesto, mi vida sentimental ha tenido sus altibajos. A mis casi treinta años, he tenido la libertad de explorar mi sexualidad y vivir cada relación como algo temporal. No es que no haya sentido cariño o incluso querer a algunas personas, pero siempre he puesto una barrera en el momento en que las cosas comienzan a volverse serias. Creo que, en algún punto, me convencí de que el amor no era para mí. Quizás fue una forma de protegerme, de evitar que alguien me volviera a herir de la misma manera que lo hizo Karime.

El Hilo del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora