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Taerae, su mamá y la señora Shen habían terminado de adornar la sala, globos, papelitos luminosos, el pastel en el centro de la mesa.

Todo había quedado demasiado lindo, todo lo que el merecía. Hoy al fin su bebé cumplía 18 años y había llegado el gran día para él, ese día que había esperado hace unas semanas.

El día en que le pediría a la señora Shen la mano de Ricky, la cual estaba de acuerdo siempre y cuando su hijo estuviera dispuesto.

Amaba tanto al chico que no permitiría que alguien viniera y se lo arrebatará, quería asegurarlo para todo la vida, pasar sus últimos dias con él, tener una familia, estar con Ricky en las buenas y en las malas.

- Estoy nervioso mamá - Taerae abrazo a la mayor quien rio negando - ¿Y si me rechaza?

- No pasará nada, estoy segura que Ricky no te rechazara - dijo la madre de Taerae.

- Ya viene Ricky - la madre de Shen chilló al ver a éste bajarse del taxi, pues ya trabajaba.

Taerae suspiró cuando la manija de la puerta comenzó a moverse.

Ricky entró.

- ¡Sorpresa! - el menor hizo un pequeño salto por el susto, llevando su mano a su pecho mientras sonreía.

- Me asustaron - Ricky dijo dejando sus cosas en el sillón - buenas tardes suegra, mamá... Hola, Rae.

- Feliz cumpleaños a mi bebé - Taerae dijo acercándose a Ricky quien estaba sonrojado por el apodó, podrían haber pasado más de cinco años desde que conoció a Taerae pero esos pequeños detalles que tenía hacia él siempre lo hacían sonrojar.

- Gracias - Ricky dejo un besó en la mejilla de Taerae quien lo abrazó por la cintura.

- Ah, Taerae, déjame felicitar a mi yerno - Ricky rio bajito recibiendo el abrazo de su suegra - Feliz cumpleaños, cariño - la mayor acarició sus cabellos.

- Gracias, mamá Dahyun - Ricky la abrazó, la mayor le entregó una cajita.

- Abrela.

Y lo hizo, abrió despacio la pequeña caja, encontrando una cadena de oro, antigua, pero muy hermoso.

- Oh, señito, no se hubiera molestado - la mayor negó volteandolo.

- Déjame ponertela, está cadena a estado en la familia durante casi 2 décadas - la preciosa joya rodeo el cuello de Ricky quien sonrió tapándose la boca.

- Ahora tengo mucho más miedo de perderla.

- Se que la cuidaras bien.

Ahora fue el turno de la madre de Ricky quien la abrazó dejando un besó en su frente.

- Siempre serás mi bebé, aún si cumplas treinta años - la mayor lo abrazó con fuerza, acariciando su nuca - Te amo tanto, cariño.

Ricky sonrió abrazándola también, sintió como su mano era tomada por alguien más.

Por Taerae.

La mayor se retiró dejando que Taerae lo abrazara.

Para la hora de abrazar a Ricky le encantaba abrazar a Taerae, de alguna forma le generaba confianza y comodidad.

- Mi bebé hermoso - comenzó a hablar Taerae abrazándolo sintiendo a Ricky tímido ya que esté se escondía en su cuello - parece que fue hace unas semanas que te conocí, pero no, llevamos ya mucho tiempo juntos y no puedo estar más que feliz por eso, por estar aquí contigo.

Ricky hizo un puchero abrazándolo más.

- Te amo demasiado, Ri, me alegra que estés creciendo pero me alegra más que estemos creciendo juntos - Taerae levantó su rostro dejando un casto besó en los labios de Ricky quien tenía sus mejillas sonrojadas ¿Quien no lo estaría si lo están besando frente a su suegra y madre? - Me alegró tanto de haberte hablado aquel día en el que llorabas, de haberme acercado a tí, y haber comenzado una hermosa amistad - Ricky lo miraba con los ojos llorosos y un puchero en su rostro - la cual se convirtió en ésto, me encanta estar así contigo - ahora venía lo más difícil para Taerae - Tu me amas, ¿Verdad, Ri?

Esté asintió demasiadas veces, sintiendo como Taerae se separaba de él pero tomo sus manos para entrelazarlas.

- Te amó demasiado, Rae - esté asintió.

- Eso es más que suficiente.

Taerae se separó de Ricky quien volteo a ver a su suegra y su madre, quienes estaban emocionadas, casi chillaban.

No entendía nada.

Pero entendió un poco mejor cuando volteó y vió a Taerae con una rodilla apoyada en el suelo y una hermosa cajita con un anillo en ella apuntando hacía él.

Sus manos fueron hacia su boca, cubriéndola.

No lo podía creer.

- ¿Aceptarías casarte conmigo, Ri? ¿Crear más hermosos recuerdos juntos, y envejecer juntos, mi amor? - Taerae preguntó con delicadeza, aunque estaba que le comía el nerviosismo.

Su corazón comenzó a latir con demasiada rapidez cuando vió a Ricky asentir y soltar un sollozó.

Se levantó para abrazarlo, sintiéndolo llorar en su pecho.

- S-si, si, si, siempre si Rae - Ricky volteó a verlo con sus mejillas húmedas, cerrando sus ojos para recibir un tierno beso en sus labios y uno más en su frente, sintiendo ahí los labios del mayor por unos cuantos segundos.

- ¡Vivan los novios! - ambos rieron al escuchar a sus madres gritar.

- Me has hecho el chico más feliz del mundo - Taerae susurró en el oído de Ricky quien estaba sonrojado y con sus mejillas húmedas.

- T-también te amó.

Esté rio al escuchar los hipidos de Ricky.

Tomó la mano de Ricky dejando un besó en el dorso de está, sacando de la cajita el anillo de compromiso, deslizandolo en el dedo anular de Shen quien sonrió en grande, levantando su mano hacía la luz, viendo lo hermoso que era.

Entrecerró sus ojos intentando leer lo que venía en medio del pequeño diamante.

Taerae rio mirándolo.

- Eso que miras en el centró, es nuestra fecha grabada en plata.

Ricky volteó a verlo con un puchero.

- Gracias por llegar a mi vida Taerae, gracias por estar conmigo en lo más difícil de mi vida, estoy feliz por eso - le dió una mirada a su mano dónde descansaba el hermoso anillo.

- Gracias a tí, te amo bebé.

Ricky había superado sus traumas a lado de Taerae, quien lo apoyo de poco a poco, pero a Ricky le gustaba decir como Taerae se lo había dicho cuando aún eran más niños "De lentos Brinquitos"

• ~ Fin ~ •

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El fin de la historia, solo faltan los extras, gracias por leer y apoyar!!

Lentos Brinquitos [Rirae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora