Capítulo XXXII

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—Bien, te cuento mi plan—le dije a Kyler, mientras los chicos organizaban algunas cosas y se despedían de algunas personas que conocían

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—Bien, te cuento mi plan—le dije a Kyler, mientras los chicos organizaban algunas cosas y se despedían de algunas personas que conocían.

Kyler me escuchó atento, con una expresión entre curiosa y divertida. Después de poder superar mi ataque de pánico anterior decidí en distraer mi mente con mi personalidad de cupido.

Mala idea por cierto.

—No sé si suene loco, pero... trataré de dejarlos solos. No habrá nadie alrededor. Es muy difícil que Leire esté sola, siempre está acompañada, pero haré lo posible para que esté un momento a solas. Lo demás lo harás tú.

Él frunció el ceño, como si estuviera evaluando la locura de mi propuesta.

—Vaya idea—me dijo burlón, aunque su tono no tenía del todo mala intención.

Negué riendo, disfrutando del momento.

—Es la mejor idea que se me ha ocurrido. Me pediste un consejo y aquí está. ¿Quieres quedarte solo con Leire o no?

Kyler asintió lentamente, sus ojos se dirigieron hacia ella.

—Supongo—murmuró.

Puse los ojos en blanco, sintiendo que mi preocupación era más que justificada.

—Relájate. Es mejor que no te guardes lo que sientes. No sabes lo que pueda pasar mañana, o pasado mañana, o el mes que viene.

—Bien, se me da bien las citas. La llevaré a un restaurante que conozco muy bien...

Negué lentamente con la cabeza, sabiendo que eso no era lo mejor para Leire.

—A Leire no le gusta cenar en restaurantes. Solo necesitan un momento a solas en un lugar tranquilo y llévale tulipanes. Le encantan esas flores.

Kyler me miró raro, como si le hubiera propuesto algo descabellado.

—Kimberly, son la una de la mañana; no hay florerías abiertas a esta hora.

—¿Quién dijo que tiene que ser hoy?—le respondí con una sonrisa pícara.

Se encogió de hombros, como resignándose a la situación.

—Tulipanes y un lugar tranquilo. Vale, me quedó claro todo eso.

Sonreí satisfecha al ver cómo iba tomando forma mi plan.

En eso, Brad se acercó y nos miró con una ceja levantada, claramente desconfiado de nuestra conversación.

—Ustedes dos están raros—nos dijo con voz entrecortada por la curiosidad y la sospecha.

—No, bro—le respondió Kyler rápidamente—. Solo estábamos hablando de cosas de amigos, ¿verdad Kimberly?

Asentí con una sonrisa falsa que apenas ocultaba nuestra complicidad. Brad no parecía convencido del todo; se le notaba en su mirada inquisitiva.

Una Melodía©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora