Capítulo: Besos y Preguntas Curiosas

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El sonido de los utensilios de cocina era lo único que rompía el silencio en la habitación. Ambos se encontraban en la mesa, terminando de comer la sopa, pero Alastor apenas podía concentrarse en la comida. Cada vez que miraba a Vox, su mente volvía al recuerdo de los besos, y no podía evitar sentirse un poco más nervioso. Sus mejillas estaban teñidas de rojo, y aunque trataba de no mirarle a los ojos, su mirada seguía desviándose hacia él.

Vox, por su parte, notaba la incomodidad del pequeño Alastor y no pudo evitar reír suavemente. Había algo adorable en la manera en que el joven demonio se avergonzaba tan fácilmente.

-¿Qué pasa, pequeño? -preguntó Vox con una sonrisa juguetona-. Estás más callado de lo usual.

Alastor bajó la mirada hacia su plato, jugando con la cuchara entre sus dedos. No sabía cómo expresar las preguntas que le rondaban la mente, pero la curiosidad era más fuerte que su timidez.

-Yo... quiero saber más -murmuró, apenas audible.

-¿Más sobre qué? -preguntó Vox, intrigado por la dirección de la conversación.

Alastor se retorció ligeramente en su asiento, sin saber cómo explicar exactamente lo que quería decir. Después de un largo silencio, se armó de valor y levantó la mirada.

-Sobre... lo que hacen las parejas como nosotros -dijo con un hilo de voz-. Hasta dónde llegan, qué cosas hacen juntas... y si hay... un libro o algo que diga cómo hacerlo...

Vox levantó una ceja, sorprendido por la franqueza de Alastor. No era fácil abordar un tema así con alguien tan pequeño, pero sabía que Alastor había quedado con muchas dudas después de ver aquel video perturbador. Suspiró suavemente, pensando en la mejor forma de abordar el tema sin asustarlo ni confundirlo.

-Bueno... no hay un libro que te diga exactamente cómo ser una pareja, cariño -dijo Vox, su tono calmado y paciente-. Cada relación es única, y lo que hacen las parejas depende mucho de cómo se sientan y lo que quieran compartir juntos. Lo más importante es que ambos se sientan cómodos y felices.

Alastor lo miró, todavía confundido por la respuesta. Tenía más preguntas en mente, pero no estaba seguro de cómo hacerlas. Sin embargo, había una cosa en particular que no podía dejar de pensar.

-Los... besos -dijo, su voz temblando ligeramente-. Me gustaron... esos besos.

Vox sintió un leve rubor en sus propias mejillas al escuchar la confesión de Alastor. No esperaba que el pequeño fuera tan directo, pero había algo conmovedor en su honestidad. Se inclinó un poco hacia él, acercándose lentamente.

-¿Te gustaron? -preguntó Vox, buscando la confirmación en los ojos de Alastor.

Alastor asintió con la cabeza, su mirada fija en la mesa, demasiado avergonzado para mirarlo directamente. Vox sonrió suavemente ante la respuesta y, sin decir nada más, se inclinó hacia él y le dio un beso suave y tierno en los labios.

Al principio, Alastor se quedó quieto, sus ojos entrecerrados mientras trataba de procesar lo que estaba sucediendo. El contacto era cálido y gentil, y había algo en la forma en que Vox lo hacía que lo hacía sentir seguro y querido. No se apartó, sino que se permitió disfrutar del momento, dejando que la calidez lo envolviera.

Cuando Vox se apartó, lo hizo lentamente, observando la expresión de Alastor para asegurarse de que estaba bien. Al ver que su pequeño esposo no parecía molesto, decidió darle un poco más de lo que había pedido.

-¿Te gustaría... otro? -preguntó Vox, su voz baja y suave.

Alastor dudó por un momento, pero finalmente asintió con la cabeza, aún sin atreverse a hablar. Vox tomó eso como una señal para continuar, y esta vez le dio un beso un poco más profundo. Lentamente, introdujo su lengua, probando si Alastor lo aceptaría.

Al principio, Alastor se sorprendió, no había experimentado algo así antes y no estaba seguro de cómo responder. No era desagradable, pero sí era extraño y un poco abrumador. Dejó que Vox continuara por un momento, tratando de adaptarse a la nueva sensación, pero eventualmente sintió que era demasiado.

-E-espera... -dijo Alastor en voz baja, apartándose un poco.

Vox se detuvo inmediatamente, alejándose y observando la expresión de Alastor con atención. Sabía que forzar algo en un momento así podría arruinar la confianza que había logrado construir.

-Está bien, no pasa nada -dijo Vox en un tono tranquilizador-. Solo haz lo que te haga sentir cómodo.

Alastor asintió, agradecido de que Vox no estuviera molesto. Aunque no entendía del todo lo que acababa de pasar, se sentía aliviado de que Vox respetara sus límites. Sabía que había muchas cosas que no comprendía aún, pero había algo que sí tenía claro: le gustaba estar con Vox, y le gustaba la sensación de seguridad que le daba.

Vox, por su parte, sonrió con ternura al ver la expresión pensativa y algo confusa de Alastor. Sabía que el camino para que Alastor entendiera lo que significaban los gestos de afecto sería largo, pero estaba dispuesto a recorrerlo a su lado.

-Alastor, ¿sabes? -dijo Vox, su voz más seria esta vez-. Me encanta verte tan curioso y dispuesto a aprender. Pero también quiero que sepas que, para mí, lo más importante es que te sientas seguro y feliz conmigo.

Alastor lo miró, parpadeando lentamente mientras intentaba procesar esas palabras. No sabía por qué, pero había algo en la voz de Vox que le daba una sensación de alivio. Asintió, aunque no estaba completamente seguro de qué decir.

-Gracias... -murmuró Alastor, su voz apenas audible.

Vox rió suavemente y le acarició la cabeza con cariño, contento de ver que Alastor estaba empezando a confiar en él de una manera más profunda.

Ambos continuaron comiendo en silencio, pero esta vez la atmósfera era más ligera, menos tensa. Y aunque había muchas preguntas sin respuesta, Alastor sabía que podría enfrentarlas todas mientras estuviera con Vox. Y eso, al menos por ahora, era suficiente.

Alastor chiquito - StaticradioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora