Sombras De La Sangre

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La mansión Malfoy se alzaba imponente bajo la luz de la luna, con sus altas torres y gárgolas que vigilaban el paisaje como guardianes de secretos. La brisa nocturna susurraba a través de los árboles, creando un ambiente de misterio y tensión. Lucius Malfoy, con su cabello plateado que brillaba casi como el mismo metal, se movía con sigilo por los oscuros pasillos de su hogar, ansioso por el encuentro que había estado esperando. Sombra Rosier, una figura enigmática y seductora, lo aguardaba en su habitación, envuelta en un vestido de seda negra que se ajustaba a su figura como una segunda piel, con detalles plateados que reflejaban la luz de la luna.

Mientras tanto, en el corazón de Hogwarts, la sala común de Slytherin estaba impregnada de una atmósfera tensa. Narcisa Malfoy, con su cabello rubio impecablemente recogido en un elegante moño, se sentaba frente a su hijo . Su mirada era intensa, llena de preocupación y determinación. "Draco, debes entender lo que está en juego. Hermione Parkinson no es solo  una peón en este juego Ella es la única que puede parar esto y nuestra deuda de sangre con ellos es profunda y peligrosa", decía, su voz resonando con urgencia mientras sus manos se entrelazaban nerviosamente. "Si no te casas con ella, habrá consecuencias muy graves".

Draco, con el ceño fruncido y los labios apretados, sintió que el peso de la presión lo aplastaba. Había estado con Hermione durante pocas semany, y aunque su amor era genuino, la revelación de su verdadera origen lo había dejado en conflicto. "Madre, ya sé que Hermione es la única que puede parar esto... La amo, pero no puedo aceptar que nuestra relación se convierta en un mero intercambio de obligaciones. No quiero una boda solo por la deuda de sangre", respondió, su voz cargada de frustración. En su mente, la imagen de Hermione, con su cabello castaño y su mirada decidida, chocaba con la idea de un enlace forzado.

"Debes hacerlo, Draco", insistió Narcisa, su tono firme pero lleno de angustia. "No solo por ti, sino por nuestra familia. Si no sellamos esta unión, la familia Parkinson podría pagar un precio alto. Las antiguas tradiciones no perdonan, y un Malfoy no puede permitirse deshonrar su nombre". Su voz temblaba ligeramente, revelando la preocupación que la consumía. Los ecos de las antiguas historias sobre pactos de sangre y consecuencias fatales resonaban en su mente, mientras su corazón latía con fuerza ante la posibilidad de perderlo todo.

Mientras tanto, en la mansión, Lucius abrió la puerta de su habitación y encontró a Sombra apoyada en la cama, su mirada intensa y desafiante. La luz de la luna iluminaba su rostro, realzando su belleza misteriosa. "Te he estado esperando", dijo ella, su voz suave como un susurro, cargada de promesas ocultas. Lucius se acercó lentamente, sintiendo cómo la tensión entre ellos crecía, cada paso acercándolo más a la perdición.

"Lo sé, querida. La noche es nuestra", respondió él, acercándose aún más, sus ojos brillando con deseo. Sus labios se encontraron en un beso ardiente, mientras el mundo exterior desaparecía, dejando solo la pasión y el deseo que compartían en la penumbra. La habitación estaba impregnada de un aroma a flores nocturnas y velas encendidas, creando un ambiente casi mágico, donde el tiempo parecía detenerse.

En la sala común de Slytherin, la conversación entre Narcisa y Draco continuaba, la tensión palpable. "Si no te unes a ella, no habrá manera de evitar un enfrentamiento con la.. muete", advirtió Narcisa, su mirada fija en él, esperando que comprendiera la gravedad de la situación. "Y sabes que esa podría ser la única salida si no cumplimos con nuestras obligaciones". Sus palabras eran como un eco de advertencia, resonando en el corazón de Draco mientras luchaba con sus propios sentimientos.

El, sintiendo la presión de las expectativas familiares, respiró hondo. "No quiero que nuestra familia se convierta en una cadena de alianzas forzadas, madre. La relación que tengo con Hermione no puede ser tratada como un simple intercambio. Debe haber otra manera de honrar nuestra sangre sin sacrificar nuestra libertad o nuestra vida". Sus ojos reflejaban una mezcla de determinación y desesperación, deseando encontrar un camino que no lo condenara a un destino que no deseaba.

Mientras tanto, el eco de risas y susurros llenaba la mansión, y la noche avanzaba con un aire de complicidad. Lucius y Sombra compartían un momento de intimidad que parecía desafiar todas las normas establecidas. En la cama, sus cuerpos se entrelazaban, una danza de deseo donde cada toque y cada susurro hablaban más que mil palabras. El mundo exterior se desvanecía, dejando solo la conexión eléctrica que compartían, ajenos a las repercusiones que sus acciones podrían acarrear.

De repente, se escuchó el sonido de una puerta que se abría en la planta baja. Narcisa había llegado a la mansión, y su corazón latía con fuerza mientras cruzaba el umbral. Al entrar, su mente estaba llena de pensamientos sobre su hijo y su futura unión con Hermione. La tensión en el aire era palpable, y no podía sacudirse la sensación de que algo oscuro se cernía sobre su familia.

Mientras subía las escaleras, la luz de la luna iluminaba su camino, y una sensación de inquietud se apoderó de ella. ¿Qué encontraría al final del pasillo? La puerta de su habitación estaba entreabierta, y un susurro familiar fluyó hacia ella, un sonido que la hizo detenerse en seco. La mezcla de emociones la invadió: amor, traición y un profundo miedo a perderlo todo.

A medida que se acercaba, el corazón de ella latía con más fuerza. La realidad de su familia se desmoronaba, y la línea entre el deber y el deseo empezaba a desdibujarse. Con un último suspiro, empujó la puerta y entró en la habitación, dispuesta a enfrentar lo que se avecinaba.

La escena que encontró la dejó paralizada: Lucius y una mujer  desconocida para ella compartiendo un momento de pasión, ajenos a su presencia. En ese instante, el mundo se detuvo, y Narcisa supo que la traición había cruzado la puerta de su hogar.

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