Se escuchaban las bombas explotar, los disparos no cesaban, el edificio cayéndose en pedazos. Mientras el zar se encontraba encantado por lo que escuchaba, allí era donde se encontraban algunos de los italianos, habían varios muertos y otros heridos. Frente a él estaba uno retorciéndose en la silla, uñas y dedos no los tenía.
El hombre ensangrentado se negaba a decir dónde estaban los demás italianos en Italia. Había mandado a muchos de sus hombres a vigilar. Pero, sólo faltaba encontrar a un grupo, que parecía que se había esfumado del mapa. la mano derecha del zar tomó al hombre y lo dejó en una mesa, boca abajo, las manos y pies atados, fué haciendo cortadas pequeñas, pero profundas en la piel del hombre. La sangre se desbordaba de su cuerpo y los gritos no paraban. Una carcajada se formó en los labios del ZAR, le encantaba ver la sangre derramarse, más bien, ver los posos de sangre que él mismo había creado y los gritos eran músicas para sus oídos. El lugar se encontraba un poco derrumbado debido a las explosiones al igual que sucio. Y, estaba con un traje negro al igual que sus guantes y zapatos impecables.
—¡¿Dónde mierda están los demás!?¡¿Qué planean?!—preguntó el zar molesto. el llegar tarde no era una opción para el.
— no se,¡ahh! —sintió su pies ser doblado.
— maldita sea, León, hazte cargo— le dio una mirada al hombre de la mesa, para luego retirarse con una sonrisa en sus labios.
Ya estando en el auto, empezó a manejar. las calles estaban solas y el cielo oscuro, al parecer iba a llover. Agarro su teléfono y llamó a su primo.
— Hola, Francisco. ¿Conseguiste algo de información? — preguntó apenas su primo agarró la llamada.
—si, pero es mejor hablarlo en persona — Francisco habla en un tono serio. Eso le saco otra sonrisa, cada vez que su primo se ponía así, era porque tenía buena información.
— esta bien, te pasaré la ubicación del lugar de encuentro, te espero a las diez de la tarde, adiós.— cortó la llamada y al mismo le mando la ubicación a Francisco.
Apenas pasó por la puerta su madre corrió abrazarlo, su madre de vez en cuando estaba en casa ya que ella se encargaba de negocios en otros países al igual que su padre. Pero este se encontraba en Estados Unidos.
— ¡Hola!, Hijo¿Cómo has estado?¿No te ha dolido nada?¿Qué tal la mafia?.—pregunta su madre mientras le pone las manos a cada lado de sus mejillas y las aprieta.
— madre, estoy bien y sobre la mafia, ¿Que te puedo decir?. Mmm, los italianos nos quieren declarar la guerra — dice acariciando las manos de su madre que se encuentran en sus mejillas.
— Hay hijo, si quieres yo me encargo, tú deberías descansar — se encaminan a la sala, para sentarse en un sofá.
— tranquila madre, yo me encargo, mi primo también me está ayudando, con él también se metieron. — Su madre no dice más nada, se ve un poco cansada por el viaje y lo único que hace es retirarse. Su madre era muy comprensiva con él, pero su padre era otra cosa.
Sube las escaleras, camina por los pasillos y luego entra a su habitación, saca un traje gris de su armario para luego irse a bañar.
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Entra al bar un poco alegre, hoy había una fiesta y siempre le daban dinero extra, los jefes con fiestas ganaban más dinero, entonces a él le daban más dinero. Camino hacia los casilleros para sacar su ropa y vestirse, tomó un poco de agua para dirigirse a la barra.
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solo tú
RomanceSamael es un chico con problemas familiares, su primer objetivo en la vida es mantener a salvo a su hermana, la que siempre le dice que debería de encontrar una pareja y vivir su vida, pero piensa que todavía no es el tiempo para eso, allí es donde...