¿Peligro?

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Desperté con el suave brillo del sol filtrándose por la cortina de mi habitación. Me estiré, disfrutando de la calidez de las sábanas antes de obligarme a levantarme. 

Sabía que debía apresurarme, pero por un momento, todo parecía perfecto. 

Sin necesidad de recordar a esos papeles de quinta.

Después de un rápido baño, me senté frente al espejo y no pude evitar sonreírme.

La imagen que me devolvía el cristal era la de alguien que sabía que siempre destacaba. Con un uniforme impecable y un estilo que marcaba la diferencia, no había duda de que me vería increíble.

¡Hermosa!

Al vestirme, obviamente elegí el uniforme de la academia: la tipica enagua negra y una blusa de manga larga blanca, que combiné con el pequeño lazo en el cuello. Añadí un suéter morado pastel que resaltaba mi figura. Mientras trenzaba mi cabello, pensé en lo bien que me vería en comparación con las demás.

Hay que aceptarlo, Ellen es mucho más bonita que Miral, así de simple...

Justo cuando me disponía a salir, escuché un suave golpe en la puerta. Era Alicia, quien entró con una bandeja humeante, y su llegada trajo un ligero alivio a mi mañana.

Y ni hablar del hermoso día que estaba haciendo.

—Buenos días, señorita, espero que le guste —dijo mientras dejaba el desayuno sobre la mesa.

—¡Gracias, Alicia! —exclamé, sintiendo que una sonrisa se dibujaba en mi rostro al ver la bandeja. 

Lo mejor de las mañanas es comer la comida de esta casa... ¡Son extremadamente ricas!

En la bandeja, había un plato de huevos revueltos con espinacas y queso, junto a tostadas crujientes con mermelada de fresa. También había un tazón de frutas frescas: fresas, plátanos y kiwi, todo perfectamente cortado.

¡La comida es lo único bueno en esta novela!

—Quería que tuviera energía para el día—comentó, sonriendo con complicidad y amabilidad.

Asentí, y le dirigí una de mis sonrisas más sinceras... era la unica que no me daba dolores de cabeza.

Y eso lo agradezco bastante.

Mientras saboreaba el desayuno, disfruté del momento con normalidad. Alicia se quedo acompañándome y mientras tanto hablábamos de cosas triviales, pero en mi mente siempre había un pensamiento que me mantenía inquieta a pesar de no mostrarlo.

Rayan, ese bastardo, que no sabe otra cosa más que molestar, su actuar de ayer no me tenia nada segura.

Su actitud arrogante, puede que algo loca y su manera de despreciar mi vida, como si fuera un objeto me estaba sacando de quicio. ¿Por qué tenía que ser tan complicado todo con él, acaso Miral lo tiene abandonado? ¡Pobre cosa fea!

Que más da.

Al finalizar mi desayuno, me dirigí a la academia con la determinación de no dejar que nada me afectara o mejor dicho me molestara.

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Al entrar al aula, el ruido de los estudiantes llenó el ambiente, y el aroma a opresión y libros viejos me rodeó. Me acomodé en mi lugar y traté de concentrarme en la lección sobre las antiguas civilizaciones. El profesor hablaba con entusiasmo sobre la influencia de la cultura griega, pero mis pensamientos seguían divagando.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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