Capítulo - 25

136 10 1
                                    

Lincoln se encontraba frente a la puerta de su antigua casa, con las maletas ya cargadas en el auto. Había llegado el momento de partir hacia la nueva ciudad, donde comenzaría sus estudios universitarios. Rita, su madre, lo abrazó con fuerza, tratando de disimular la emoción y el orgullo que sentía.

Rita: "Sé que este es un paso importante, hijo. Estoy muy orgullosa de ti. Cuida de Lina y asegúrate de cuidarte a ti también."

Lincoln la abrazó de vuelta, sintiendo la calidez de su madre como un ancla en medio de la tormenta de emociones que lo embargaba.

Lincoln: "Gracias, mamá. Lo haré."

Lynn, su padre, dio un paso al frente y le palmeó el hombro, mostrándole una sonrisa de aprobación.

Lynn: "Eres un hombre fuerte, Lincoln. Sé que te enfrentarás a todo lo que venga con valentía. No te olvides de que siempre puedes contar con nosotros."

Lincoln asintió, sintiendo un nudo en la garganta. La partida no solo significaba un nuevo comienzo, sino dejar atrás las cosas que alguna vez le importaron, incluidas aquellas que había perdido, como Jordan. Miró a Lina, que sostenía su pequeño bolso con una mezcla de emoción y curiosidad.

Lina: "¿Vamos, papá?"

Lincoln forzó una sonrisa y asintió.

Lincoln: "Sí, princesa, es hora de irnos."

Se despidieron una última vez de sus padres y subieron al auto. Mientras arrancaba el motor, Lincoln miró por el espejo retrovisor y vio a Rita y Lynn saludando desde la entrada de la casa. Las emociones se agolparon en su pecho, pero las contuvo mientras ponía el auto en marcha y se alejaban lentamente.

El camino fue largo y en silencio al principio, roto solo por los sonidos de la carretera. Lina, sentada en su asiento, observaba el paisaje mientras hablaba con su voz dulce.

Lina: "Papá, ¿cómo será la nueva escuela? ¿Crees que haré amigos?"

Lincoln le dirigió una mirada rápida por el espejo, esforzándose por parecer seguro.

Lincoln: "Claro que sí, Lina. Sé que te va a gustar mucho. Habrá muchos niños con los que podrás jugar."

Hubo una pausa, y luego Lina, con la inocencia propia de sus cinco años, hizo una pregunta que Lincoln no esperaba.

Lina: "¿Y Jordan? ¿Va a venir a visitarnos?"

La pregunta lo golpeó con fuerza. Las memorias de Jordan, su sonrisa y la despedida inevitable que tuvieron, se colaron en su mente. Tragó saliva, tratando de responder sin que su voz revelara la tristeza que sentía.

Lincoln: "Jordan... ella está lejos ahora, Lina. Pero... siempre la recordaremos con cariño, ¿de acuerdo?"

Lina asintió, mirando nuevamente por la ventana, mientras Lincoln se concentraba en el camino. Las luces de la ciudad que dejaban atrás se hacían más pequeñas en el horizonte, mientras avanzaban hacia un futuro incierto.

La alarma de Lincoln sonó, pero en su cansancio la había apagado y volvió a dormir. Cuando por fin despertó, el sol ya se filtraba a través de las cortinas. Miró el reloj: 7:45 a.m.

Lincoln: ¡Lina! ¡Vamos, cariño, vamos a llegar tarde!

Lina, aún medio dormida, se frotó los ojos y murmuró algo incomprensible. Lincoln saltó de la cama y empezó a recoger su mochila y la de Lina al mismo tiempo, tratando de mantener la calma mientras revisaba mentalmente todo lo necesario.

Corrieron hacia la cocina. Lincoln abrió el refrigerador y sacó un par de yogures, los únicos desayunos rápidos que quedaban.

Lincoln: Esto tendrá que bastar, ¡no hay tiempo para más!

"𝓔𝓼𝓽𝓸 𝓷𝓸 𝓮𝓼 𝓐𝓶𝓸𝓻" - 𝓣𝓱𝓮 𝓛𝓸𝓾𝓭 𝓗𝓸𝓾𝓼𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora