VII

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Bastó un solo golpe para provocarse una fisura en una falange de su mano derecha. El dolor no era preocupante, pero Suguru al ver la hinchazón lo obligó a asistir a urgencia luego de la golpiza que le dio a Nanami.

No recordaba mucho de aquella noche, después de la revelación de Yuuji al comentar que tenía una vida sexual activa, sin mostrar algún tipo de emoción hacia él fue como si alguien lo hubiera apuñalado.

No lo comprendía, el saber eso debía saltar de felicidad. Cortaron el hilo rojo y el anillo había desapareció, ya no tenía que preocuparse de Yuuji, sin embargo, todo se fue al carajo con solo imaginarse a Nanami teniendo relaciones con él.

Suguru en cambio, raras vez le dirigía la palabra, ya era el tercer día de la fiesta y luego de haber rechazado estar con él en la cama, las conversaciones disminuyeron considerablemente.

Sabía que todo era su culpa, el romper el anillo y decirle a Suguru que todo estaría bien. Pues nada estaba bien. Se equivocó como nunca lo había hecho antes.

—Eres diestro —escuchó hablar a Suguru—. No se como lo harás de ahora en adelante con las clases.

Le inmovilizaron el dedo, exactamente el mismo en el que alguna vez estuvo rodeado por una argolla dorada unida a un hilo rojo que en su tiempo tanto detesto.

—Tengo que ir a otro lugar —murmuró no queriendo dañarlo más de lo que ya hacía.

Estaban saliendo de urgencias, cuando lo dijo.

—¿A dónde vas? —espetó—. ¿Irás a ver a Itadori?

Negó, pero no respondió. Después de todo, a donde iba estaba relacionado con Yuuji.

—Háblame, Satoru. Por favor, no me excluyas.

Bajó la mirada, sintiéndose cada vez peor.

—Iré a ver a Mei.

La risa despectiva que salió de los labios de Suguru golpeó su corazón tan fuerte que sus manos formaron un puño.

—¿Quieres volver a formar el anillo?

—¡No! Claro que no —carraspeó—. Solo quiero saber el significado de los tatuajes.

—¿Por qué no simplemente lo olvidas? —sus ojos oscuros estaban dolidos—. Itadori ya no forma parte de tu vida, nuestra vida.

Tragó el nudo que se formó en su garganta.

—No puedo —se acercó tomando sus brazos—. Fui yo el que causó todo esto. Soy el motivo del porqué Yuuji sufre.

—Eso ya no está dentro de tu poder, Satoru.

—Aún así quiero verificarlo.

—Solo déjalo.

—No hasta saber que no puedo hacer nada.

El debate en la mente de Suguru fue evidente, sus ojos reacios a mirarlo más de cinco segundos, frustrado con sus pensamientos y sabía muy bien que parte de él también quería ayudar a Yuuji.

—¿Lo amas?

Sus músculos se contrajeron ante la pregunta, pero la sorpresa fue más grande cuando no pudo responder de inmediato y cuando quiso hacerlo, Suguru lo ignoró caminado con dirección a la tienda de Mei.

El trayecto fue incomodo, ninguno decía una palabra y la tensión solo incrementaba con el tiempo. Estuvo a punto de obligarse a habla cuando fue él quien comenzó.

—¿Qué harás si dice que no puede arreglarlo?

—Desistiré.

—¿Aún sabiendo que todo lo que sufrirá Itadori más adelante será tu culpa?

HILO ROJO - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora