IX

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Las marcas estaban por todas partes, a diferencia de Yuuji que solo tenía dos, una en cada muñeca, Sukuna las abarcaba por todo el cuerpo: rostro, brazos, manos, y torso. La camisa que traía consigo era traslucida y pudo comprobar las palabras del padre de Mei. Una que no había creído real.

Y no solo las marcas en él eran un peligro para Yuuji, también el hecho de que él anunció algo sobre conocer a un pariente con diez parejas destinadas. Demostrando no solo el hecho de que él también lograba ver los hilos de la gente, sino que también recordaba sus vidas anteriores ya que hasta el día de hoy no había un Gojo que tuviera un mismo destino con diferentes parejas. Solo él.

También sabía del anillo.

Yuuji había notado algo entre ellos, por lo que decidió sacar a Sukuna de la habitación alejándolo de él. ¿Instinto, tal vez? No lo sabía con seguridad, pero estaba agradecido de haber ido a buscarlo esa noche.

Trató de rogarle que se quedara en la misma habitación con él, que dormiría en el suelo, pero fue inútil. Yuuji se organizó para dejarlo a solas mientras que se iba con Megumi asegurándole que no se quedaría en el mismo cuarto que el bastardo de Sukuna.

Al siguiente día, sin poder dormir nada, durante el desayuno fue el único en levantarse temprano junto a Yuuji, un punto a su favor al ayudarlo con el desayuno de todos. Megumi no dijo nada ante su presencia, aunque su rostro mostraba que no le gustaba verlo ahí, Nobara preguntó directamente, Sukuna le sonrió y Choso, otro bastardo que por alguna razón solo lo saludo para luego ignorarlo durante toda la comida.

—Bien —animó Nobara—. ¿Cuál es nuestro panorama?

—Subir el cerro —dijo Yuuji.

—¿Sudor, mal olor y mucha testosterona? —preguntó ella negando de inmediato—. Los esperare aquí. Aprovecharé la oportunidad de leer las revistas que traje.

—¿Estás segura?

Ella asintió antes de subir las escaleras y que todo el mundo comenzara a prepararse.

—¿Yuuji? —lo llamó, inseguro de que no lo mirara durante todo el desayuno—. No vine preparado para escalar.

—Entonces lo mejor será que no vengas —comenta Megumi—. Con esas zapatillas es muy seguro que salgas lastimado.

—Tendré cuidado.

—El cerro es empinado, Gojo —informó Yuuji—. No creo que sea una buena idea que...

—Yo le prestare ropa y zapatos —Sukuna habló, sorprendiendo a todos—. Parecemos ser de la misma talla.

¿Qué mierda planeaba?

—¿Estás seguro? —pregunta Yuuji acercándose a él—. Son tus cosas y...

—No hay problema. Será más divertido si vamos todos juntos, ¿no?

Sintió vértigo de solo escucharlo, sus palabras llenas de una felicidad creada eran nauseabunda, y podía ver como Yuuji también había notado algo extraño en sus palabras.

Nadie dijo nada más, y usó la ropa de Sukuna ya que por nada del mundo dejaría que Yuuji a solas con su compañía no después de ver semejantes marcas.

Megumi, Choso iban a la delantera guiados por Yuuji comentando divertidos datos sobre las leyendas de la montaña que subían. En cuanto a él y Sukuna en silencio seguían los pasos de los tres vigilando los movimientos el uno del otro.

Estaban a una altura aceptable para poder descansar unos segundos antes de continuar, Yuuji comía junto a sus amigos mientras que Sukuna había ido a hacer sus necesidades.

HILO ROJO - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora