Ethan
Me decidí por hacer el trayecto hasta la cafetería solo en mi coche. Muchas veces prefería que un chófer me llevara, pero en esa ocasión tuve la necesidad de ir totalmente solo. En el trayecto no escuché ni tan solo música. El único ruido que había en mi mente era de mis pensamientos, que chocaban entre ellos y conseguían que, por primera vez en mucho tiempo, sintiera un poco de presión y nervios sobre mi pecho.
Conduje mi Porsche Panamera hasta enfrente de la cafetería y lo aparqué lo más cerca que pude. Al salir, estiré un poco mi camisa y me aseguré de llevar todo lo necesario para empezar a andar hacia la cafetería, pedir una mesa y sentarme a esperar.
"Ya he llegado, me he sentado en una mesa dentro." le escribí a Isabella, para que supiera que ya había llegado.
"Estoy ahí en dos minutos." me respondió casi al instante ella.
Bloqueé mi móvil y miré a mi alrededor para que la espera no se hiciera tan larga. Había pocas mesas ocupadas y, las que lo estaban, era por otras personas vestidas más o menos como yo, con camisas elegantes, vestidos y alguna que otra americana. El sitio era muy elegante también, había decoración minimalista y los platos que vi pasar hacia otras mesas, como cruasanes, pasteles y bebidas, parecían también muy elaborados y de alta gama.
Finalmente vi a Isa entrar dudosa en la cafetería, vistiendo con una camisa moderna de satén y unos pantalones a juego. Levanté ligeramente la mano para que me pudiera ver y, cuando lo hizo, su cara se destensó y andó hasta mí.
— Hola — me saludó, sentándose en la silla frente a mí.
— Buenas. ¿Has llegado bien?
— Sí, me ha llevado hasta aquí un taxi.
— Podrías haber conducido tú — dije, sabiendo lo mucho que le gustaba eso.
— La verdad es que hace mucho que no toco un volante — me sonrió.
— Pues podrías cambiar eso.
— Supongo que un día de estos lo haré.
Asentí con la cabeza y vimos como un camarero se acercaba para tomarnos nota.
— Un cortado para mí, por favor — le dije.
— Y yo uno con leche y hielo — dijo ella.
Cuando el camarero se marchó, nos quedamos mirando a nuestro alrededor, sin saber demasiado qué decir.
— Me alegro de que hayas estado pensando — reemprendió la conversación ella.
— Sí, creí que era necesario. Nos tocaba ponerle punto y final. Sé que debería haber estado más una decisión nuestra, pero teníamos que hacerlo igualmente.
— ¿Cómo que una decisión más nuestra? — me preguntó.
— Bueno, todo fue porque Carlos llegó a nuestras vidas, sobre todo a la tuya. Y no vas a negar que se acercó a ti de forma amorosa mientras aún estábamos juntos.
Isabella pensó por unos segundos.
— Tienes razón.
— Prácticamente ignoró el hecho de que tenías pareja, Isa — seguí —. Aunque bueno, no voy a decir nada más si tu estás feliz con él. Espero que os esté yendo bien, obviamente — le sonreí.
— Lo dejamos — respondió, bajando la mirada.
— Oh, siento escuchar eso. ¿Quieres hablar de algo o...?
— Qué va, tranquilo. Gracias.
Isabella siguió con la mirada clavada en la mesa, y pude ver como poco a poco sus pensamientos sobre Carlos se iban oscureciendo.
— Pasó porque tenía que pasar. No te preocupes — seguí.
— Ya — Isa suspiró —. ¿Y tú bien?
— Sí, sí. Como te dije, mi padre está trabajando con Red Bull Racing, así que probablemente me verás más a menudo, porque voy en su nombre. Es un proyecto interesante, me alegro de poder trabajar en ello.
— Claro — sonrió forzadamente ella.
— Y tengo novia, por cierto — le conté con una sonrisa en la cara.
— Oh ¿de verdad? — se sorprendió Isabella.
— Sí, es la hija de otra familia prestigiosa, nos conocimos en Venecia y desde entonces soy el hombre más feliz del mundo.
— Me alegro muchísimo, enserio.
— Gracias, gracias.
Isabella y yo estuvimos hablando un buen rato más, disfrutando de nuestros cafés y charlando mayoritariamente de proyectos nuevos del mundo automovilístico, algo que nos gustaba a ambos y nos mantenía entretenidos e interesados en la conversación.
Ella me contó que ahora trabajaba para la FOM y que le gustaba su nuevo trabajo, ya que era mucho más variado que lo que hacía en la escudería de Ferrari. No gocé en preguntarle por qué se había cambiado de trabajo, pero pude imaginármelo por mí solo. Supuse que Andrea se había enterado de lo suyo con Sainz y, por ser como era ella, no le habría gustado. Tenía sentido. Andrea era así. Hasta a veces le molestaba que yo fuese a ver a Isa en días de trabajo. Suspiré.
"¿De qué coño vas?" me llegó un mensaje unas horas después.
Yo ya estaba de vuelta a mi habitación del hotel, estirado en la cama esperando a que fuese hora de cenar, cuando me llegó esa notificación de un número que no tenía guardado.
"¿Con quién hablo?" respondí.
"Venga, no jodas. Sabes quién soy." la persona al otro lado de la pantalla no tardó en mandar una respuesta.
"No sé quién eres. Voy a bloquear tu número." escribí.
Salí del chat y lo seleccioné para borrarlo y bloquearlo, pero en el último instante antes de hacerlo, me mandó un último mensaje que me impidió hacerlo.
"Soy Carlos."
Volví a entrar en la conversación.
"¿Qué quieres?"
"¿Crees que no he visto ya las fotos?"
"¿Qué fotos?"
"Hoy en la cafetería con Isa."
Me quedé mirando a la pantalla unos segundos, hasta que empecé a sonreír al ver la rabia que le hacía eso.
"¿Estás celoso? Isabella ya no es cosa tuya, por lo que sé."
"¿Por qué os habéis juntado? Ella no quería saber nada de ti."
"Pues me temo que ahora no quiere saber nada de ti."
"¿Qué le has dicho?"
Los mensajes de Carlos parecían casi desesperados. Disfruté.
"Nada, hombre, no te preocupes."
Sé Carlos pudo notar mi ignorancia.
"No le hagas nada. Ya ha sufrido bastante contigo."
"Mira, tío, déjala en paz tú también. Le dolió lo de la otra chica, ¿sabes?"
"¿Te lo ha contado?"
"Más faltaría. Además, también me temo que ya tiene a alguien para que la proteja, no tienes que estar pendiente de ella. Aprende a hacer tu vida sin Isabella, Carlos."
"¿Cómo que tiene a alguien para que la proteja? ¿Es Max?"
"Qué desesperado suenas." salí de la conversación y vi como él no se cansaba de mandarme mensajes.
"Ethan, dime si es Max."
Obviamente no le hice ni el más mínimo caso. Probablemente al quinto mensaje repetitivo, simplemente bloqueé su número y me reí. Qué personaje.
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Más allá de la Pista - 55
FanficCuando Isabella, una joven periodista, es asignada para entrevistar al piloto de Fórmula 1 Carlos Sainz, lo último que espera es que su vida dé un giro inesperado.