8. ¿Por qué me llamas Bella?

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Carlos

Ya era sábado, sábado al mediodía. Acabábamos de acabar el tercer free practice y yo me había llevado la primera posición. Me sentía orgulloso de ello, por alguna razón las prácticas libres de esa semana me habían ido realmente bien, me sentía cómodo y seguro con el coche, y me veía capaz de lograr cosas.

Antes de empezar a la verdadera cualificación, Charles y yo fuimos a comer algo ligero pero energético en el bar de la escudería. Él también lo estaba haciendo realmente bien: en el primer free practice había tomado el primer puesto y en los otros dos, el segundo y el quinto puesto.

— ¡Te veo realmente bien con el coche! — me dijo mientras esperábamos nuestros platos sentados en una de las mesas.

— ¡Gracias! La verdad es que no he cambiado nada, solo que esta semana me siento más junto con el coche, siento que vamos más a la una.

— Oooh, creo que es al amor — rio Charles.

— ¿Por qué lo dices? — puse cara de confuso, como si no supiera hasta dónde llevaría esa conversación.

— Venga, ha sido desde que conociste a Isabella.

— Pero no tiene nada que ver. Además, no la veo desde el jueves — bajé la mirada hacia mi comida.

— Yo la vi el jueves por la noche, en un restaurante cerca de aquí.

Me giré para mirar a Charles, y lo único que se me ocurrió decir fue:

— ¡Qué suerte! Tendría que haber ido yo.

Charles rio, casi tirando lo que había encima de la mesa.

— ¡Esa chica te está volviendo loco!

— Venga, no es para tanto. Al fin y al cabo no me quiso dar su número — suspiré hasta que una duda me ocupó la mente —. ¿Con quién estaba en el restaurante?

— Con su novio, Ethan. Me lo presentó y estuvimos charlando un rato. Es un hombre muy majo, de verdad. ¿Lo conoces?

Me quedé sorprendido. ¿Acaso estaba hablando del mismo Ethan que conocí el jueves? ¿Del Ethan que le habló mal tanto a Bella como a mí sin importarle? ¿Del Ethan que creo que es quién le dejó el moratón a Bella en el brazo?

— ¿Carlos? — me llamó la atención Charles.

— Olvídalo, da igual. Tienes razón. Tiene pareja. Un novio muy majo, ¿no es así? — le contesté, puede que un poco más enfadado de lo que debería haberlo hecho.

Centré mi mirada en mi plato de pasta y me limité a comer.

***

Llegaba ya a la última vuelta de la carrera de cualificación. Sorprendentemente lideraba el grupo de los primeros 10 pilotos, y justo detrás mío tenía a George Russell seguido de mi compañero de escudería Charles Leclerc.

— ¡Un último esfuerzo! — me decían por la transmisión de radio.

En los últimos e intensos segundos de la carrera, unos ojos de un hermoso color azul y una sonrisa genuina aparecieron en mi cabeza. Mis organizadores nos habían dicho a Charles y a mí que haríamos lo mismo que en la semana de Italia: cada uno sería entrevistado por una periodista distinta, y por lo que me había contado Bella las pocas veces que hablamos, sabía que ella entrevistaba al que mejor posición en la cualificación adquiriera. Ese simple pensamiento me dejó una cosa clara. Tenía que ganar esa carrera.

Me cerré bastante en las últimas dos curvas, la 18 y la 19, para no permitir que ni Russell ni Leclerc, que iban ambos casi ocho centésimas de segundo detrás (0,08s), me adelantaran.

***

— ¡Bien luchado! — me felicitaron los mecánicos que me encontré de camino a la sala de entrevistas.

El vídeo de mi victoria en la cualificación había captado la atención de casi todo el público, así que el paddock estaba lleno de trabajadores y fans buscándome para felicitarme por mi segunda pole position consecutiva. Realmente era algo de lo que estaba orgulloso.

Al terminar la carrera, había ido directo a la ducha y me había vestido lo más rápido que pude, supongo que por los nervios de ver a la chica que era dueña de mi mente desde el minuto cero.

Me había vestido con una sudadera Ferrari y unos pantalones tejanos, ropa que ya me habían dejado preparada, y había pasado más tiempo de lo normal delante del espejo, intentando retocar mi cabello tanto como era posible.

Al llegar a la sala de entrevistas, me quedé quieto en la puerta al, efectivamente, ver a Bella en una punta de la sala, hablando con Clara. Tomé aire y me acerqué a ellas.

— Hola — dije, en un tono algo tímido.

— ¡Mira! ¡El piloto que ha tomado dos pole positions consecutivas! — me animó Isabella.

En realidad no esperaba esa bienvenida de ella. Supongo que tenía miedo de que fuera más distante de lo que recordaba por culpa del incidente con Ethan en el bar. No la había visto desde entonces.

— Gracias, sí — les sonreí.

— Ha sido realmente espectacular ver cómo aguantabas el liderazgo — me contó Clara —. Aunque supongo que ya sabes que me hubiera gustado que quedases por detrás de Leclerc — dijo en un obvio tono bromista.

— Veenga, ¿es porque me quieres entrevistar tú?

Clara hizo que sí con la cabeza mientras reía.

— ¡Pues has llegado tarde, Clara! Hoy te lo robo — siguió la broma Isa.

Estuvimos unos minutos riendo hasta que Charles llegó a la sala y se añadió al grupo. Entonces él y Clara se fueron directos a su sala, dejándonos a Bella y a mí con un silencio algo incómodo.

— Te noto mejor, Bella — le dije, ambos sabiendo que me refería a respecto al día de la cafetería.

— ¿Por qué me llamas Bella?

— ¿Por qué no me contestas sobre cómo estás? — le sonreí.

Ella me devolvió la sonrisa, tomó aire y habló.

— Digamos que estoy mejor, entonces. Aunque... supongo que todo tiene que aclararse un poco en mi vida.

Noté la tristeza en sus ojos.

— ¿Te lo hizo él? — le pregunté directamente, en voz baja, señalando el moratón, que ya estaba menos visible.

— Carlos... — Bella no quería responder a eso.

— Pero lo hizo, ¿no?

Ella tardó unos segundos en contestar.

— Sí.

— Vale. Solo quería que dijeras eso en voz alta para que te oyeras. No voy a hacer nada: no soy nadie para hacerlo. Si quieres voy a olvidarlo, pero solo necesito que seas consciente.

— Carlos, yo sé qué me hago en la vida. No sabes nada de lo que pasa entre Ethan y yo — Bella se puso defensiva.

— Entiendo. Perdón.

Nos quedamos callados unos largos segundos, hasta que ella volvió al tema que más curiosidad le despertaba.

— ¿Por qué me llamas Bella, Carlos? — dijo en un tono flojo, olvidando su faceta defensiva.

— Me gusta más ese diminutivo para tu nombre — le sonreí —. Aunque además de eso... Te llamo bella porque lo eres.

Más allá de la Pista - 55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora