Carlos
— Es mi novia — dije entrando a la sala de descanso.
Tanto Bella como el segurata, Jerry, se giraron hacia mí y pude ver el asombro de ella. Le sonreí. El segurata nos miró un par de veces más, incrédulo, se disculpó y pasó por mi lado para abandonar la sala. Yo cerré la puerta detrás suyo.
— ¡Carlos! — se moría de vergüenza Bella.
— ¡Te confundían con una fan! — reí.
— ¡Pero ahora sabrán que estamos juntos! — me dijo Bella preocupada.
— Los trabajadores de aquí tienen la obligación de no hablar de absolutamente nada de lo que pasa dentro de la motorhome. Si lo hacen, se quedan sin trabajo. Pero Jerry no lo hará. Lleva trabajando aquí muchos años, ya me conoce, y seguro que después me preguntará por chisme — le sonreí para hacerla sentir segura mientras me acercaba hasta estar a su lado.
— Confío en lo que dices, eh — me devolvió la sonrisa.
— Bien hecho — le dije mientras le daba un rápido beso en los labios —. ¿Estabas dibujando?
Asombrado, me senté a su lado y tomé cautelosamente el bloc de dibujo, admirando las proporciones, la exactitud y belleza del dibujo. Bella asintió, regalándome una bonita sonrisa cuando lo miré incrédulo.
— Está genial — dije, sin dejar de mirarlo —. Tienes que dibujarme a mí algún día.
Bella se limitó a sonreír y girar un par de páginas del bloque para mostrarme, tal y como había dicho, un retrato mío, vestido con el traje de carrera pero con la cabeza al aire y el pelo detalladisimo, así como mis ojos. Abrí la boca realmente sorprendido.
— Ya lo había hecho — me sonrió, orgullosa de su obra.
— Es increíble — le sonreí tomándole la mano.
— Gracias.
La reunión con el equipo había ido tan bien como mi novia (amaba decir esas palabras refiriéndome a Bella) había predicho. Me habían felicitado mil y una veces por mi victoria, y generalmente nos habíamos centrado más en la siguiente carrera, la de Japón, que se acercaba rápidamente. Habíamos estudiado el circuito y hablado de los posibles cambios mínimos que le íbamos a hacer al coche para que se ajustara bien a la pista, y poco más.
— ¿Tienes algo que hacer esta noche? — le pregunté a Bella.
— Mmm... En realidad creo que no tengo ni dónde vivir — rio ella.
— Venga, ¡no digas eso! Lo decía porque Charles me ha dicho que si queremos ir a su casa a cenar hoy, también con su novia.
— ¿Enserio? — a Bella se le iluminaron los ojos.
— Sí. Podemos ir si quieres, mi Bella.
— Claro que quiero. ¿Él sabe que estamos juntos?
— Le contaremos esta noche — le sonreí.
— Pues genial — Bella me dio un beso —. ¿Tienes alguna reunión más?
— En realidad sí: una ahora y otra por la tarde — suspiré —. La de ahora es con mis agentes para crear publicidad para este finde. ¿Quieres venir?
Isabella se sorprendió llena de ilusión. Estaba hermosa cuando le brillaban los ojos de esa forma. Era como que la llenaba de vida el hecho de poder acompañar a su pareja a sitios y hacer actividades con ella. Era como si nunca lo hubiera sentido así.
— ¿Puedo?
— Claro que puedes. Aunque tan solo será ver cómo me echan fotos y grabar vídeos publicitarios. Espero que no te aburra mucho.
— No me aburriría nunca de verte.
Me sonrió una última vez y, después de ayudarla a recoger sus cosas, nos fuimos de la sala de descanso y bajamos un piso para llegar a las salas libres. Ahí, llevé a Bella hasta la sala donde me esperaban Lydia y Hugo, los encargados de echarme las fotos y satisfacer a los patrocinadores, pero como eran trabajadores externos y tampoco es que los conociera demasiado, decidí que era mejor, esta vez sí, ocultar el hecho de que éramos pareja.
— ¡Hola! — dije entrando a la sala.
Lydia y Hugo me saludaron y entonces pasaron la vista por Isabella, que entraba detrás mío.
— Es Isabella, periodista. Está aquí para documentarse de los días posteriores a las carreras — la introduje mientras ella les daba la mano a ambos.
— Bien, pues entonces empecemos — dijo Lydia —. Tenemos que empezar echando fotos con esta camiseta.
Lydia me dio una camiseta blanca con el logo de Ferrari, mi número y un gran número de logos de patrocinadores. Yo, como hacía los otros días, me quité la camiseta que llevaba ahí mismo, poniéndome la blanca en su lugar. Mientras lo hacía, intercepté una mirada de Bella que analizaba cada centímetro de mi pecho, chocada por el hecho de que me cambiara delante de todos ellos, aunque, como yo ya sabía, ni Lydia ni Hugo me estaban mirando mientras lo hacía: ambos estaban preparando los focos.
Le sonreí a Bella en respuesta a su sonrojo y ella miró para otro lado mordiéndose el labio. De verdad no sabía lo que ese simple gesto creaba en mí.
Estuvimos echando un millón de fotos y medio, además de grabando vídeos en los que tuve que repetir las mismas palabras pero tan solo en distinta ropa. Finalmente, más o menos un par de horas después, terminamos y Bella y yo subimos hasta la cafetería de Ferrari para pillar alguna cosa de comer, además de charlar un rato con Marcos y contarle la gran notícia del día.
— ¡No me lo creo! ¡Sabía que lo conseguiríais! — nos dijo el camarero aplaudiendo.
Éramos los únicos en la sala, así que reímos juntos y comimos un delicioso plato de carne con ensalada prácticamente en la barra para no dejar de hablar con Marcos.
De repente, mientras Marcos estaba en la cocina, me llegó un mensaje en el móvil y paré de comer para leerlo. Sonreí al ver que era Charles, recordándome lo de la cena de ese mismo día.
"¡¡Carloooss!! ¿Al final venís? Venga, que una cita doble seguro que os romantiza... Jajajaj"
Me reí y le mostré el texto a Bella girando la pantalla para ella. Después de leerlo, me mostró una sonrisa bonita y segura.
— Va a flipar cuando le contemos todo — me dijo, y no podía estar más de acuerdo.
"¡Sí iremos! Nos vemos a las ocho en tu casa"
En cuestión de media hora habíamos terminado de comer y yo tenía que ir directo a mi última y más larga reunión del día.
— Yo tengo que volver a la planta de reuniones. ¿Tú que harás? — le pregunté a Bella para asegurarme de que estaba cómoda haciendo lo que quisiera hacer.
— Creo que volveré al hotel y me echaré un baño en la piscina, para luego ducharme y tener tiempo para prepararme para la cena. ¿Te parece bien?
— Claro que sí. Pásalo bien, mi amor. Llegaré al hotel sobre las seis.
La besé una última y larga vez en los labios antes de volver a bajar por las escaleras para afrontar la última reunión: un análisis más detallado de las condiciones y cambios técnicos de la pista de Japón.
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Más allá de la Pista - 55
FanfictionCuando Isabella, una joven periodista, es asignada para entrevistar al piloto de Fórmula 1 Carlos Sainz, lo último que espera es que su vida dé un giro inesperado.