Sigue la historia de un tatuador, Kant, a quien la policía le encarga investigar los misteriosos asesinatos de empresarios y políticos. Kant sigue a los dos hermanos asesinos, Fadel y Bison, que también dirigen un restaurante. Las cosas dan un giro...
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Tanto Fadel coma Bison decidieron regresar a casa, Los dos hermanos asesinos revisaron los alrededores de la casa para asegurarse de que no hubiera policias ni agentes encubiertos al acecho. El área alrededor de la casa estaba en silencio. Después de observar durante un rato, estuvieron seguros de que no había nadie presente. Parecía que la policía aún no tenía pruebas para identificarlos, por lo que no habían enviado refuerzos para realizar ninguna detención, Una vez dentro de la casa, Fadel y Bison se separaron para descansar. No volvieron a hablarse, como si cada uno estuviera perdido en sus propios pensamientos.
Fadel se ducho y se puso el pijama. Intentó dormir antes de que comenzara el nuevo día, pero su sueño no fue para nada efectivo. Se movía en la cama sin descanso, sin poder descansar, y finalmente tuvo que levantarse alrededor de la una.
Lo primero que hizo al levantarse de la cama fue buscar un poco de agua para saciar su sed. Su mente aún estaba llena de diversos pensamientos, repasando dónde había cometido errores durante la operación de ese día.
Cuanto más pensaba, menos entendía. Finalmente, se encontró en su estudio, sentado alli durante media hora antes de recordar de repente que Bison habia traido las imágenes de vigilancia del restaurante donde encontro a Penpak .
Lo sacó con la intención de buscar en los registros de ese dia dónde se había equivocado. Fadel se sentó solo y en silencio en el estudio, sin saber si encontraria algo.
.....
Por su parte, Bison tampoco podía dormir. Parecía que se había levantado de la cama de su habitación privada incluso antes que Fadel. Sin embargo, no fue a buscar agua ni se sento tranquilamente para calmar su mente en el estudio. Se vistió, preparándose para salir, con una mirada apagada, sin chispa alguna. Su mente estaba consumida por pensamientos sobre Kant, preguntándose obsesivamente si el otro realmente se había acercado a él para engañarlo. Era difícil deshacerse de su incesante curiosidad. Bison respiró profundamente y agarró las llaves del auto.
Se subió a su vehículo personal, pero no arrancó el motor ni se fue a ningún lado. En la mano, jugueteaba con su teléfono. Desde el día que fue al estudio de tatuajes, además de extraer datos del dispositivo personal de trabajo de Kant, la noche en que compartieron cama mientras Kant dormia profundamente, había implantado una aplicación de rastreo en el teléfono de Kant. Al principio, tenía la intención de no usarlo porque quería confiar en su pareja, quería creer en alguien y quería probar a amar sin tener que preocuparse.
Fue difícil, muy difícil, cuando la sospecha de que Kant no era sincero con él se hizo más fuerte. Bison cerró los ojos, tragándose los sentimientos sin nombre que se agitaban en su estómago.
Finalmente, decidió abrir la aplicación de seguimiento de Kant en su teléfono móvil. Tenía una función de reproducción y vío que Kant había ido a... Al restaurante donde trató con Penpak le siguió una visita a un puente, terminando el día en un bar.
