Sigue la historia de un tatuador, Kant, a quien la policía le encarga investigar los misteriosos asesinatos de empresarios y políticos. Kant sigue a los dos hermanos asesinos, Fadel y Bison, que también dirigen un restaurante. Las cosas dan un giro...
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Si la policía puede ir de incógnito a investigar casos, seguramente los asesinos también pueden tener trabajos encubiertos. Por supuesto, Fadel y Bison tienen trabajos encubiertos para su trabajo de asesinos, que sólo pueden hacer ocasionalmente. Nuestra madre (o jefa, como la llamamos) aprueba que tengamos una profesión. La mayor parte del tiempo, dirigimos un restaurante. Bison no tiene opinión al respecto; es Fadel, su hermano, quien decide qué tipo de trabajo deberíamos tener.
El pasatiempo de Fadel es cocinar y hornear, por lo que nuestro trabajo encubierto inevitablemente implica algo así. Lo creas o no, aunque su rostro no es exactamente acogedor (a menudo tan amargo como el trasero), sus habilidades culinarias son de primera.
Después de trasladar nuestro escondite, nuestra última aventura es una hamburguesería.
El cartel que hay fuera del restaurante reza orgullosamente "HAMBURGUESA DEL CORAZÓN, o como Bison lo llama sarcasticamente, "Hamburguesa del corazón roto". ¿Qué otra cosa podría ser? El dueño es irremediablemente indiferente al amor e incluso se entromete en los asuntos románticos de su hermano pequeño. Bison, que es más juguetón que su hermano mayor, en realidad quiere un amor agradable y genuino. Pero, como siempre, Fadel de alguna manera sigue dejando su vida amorosa en ruinas.
Se atrevió a poner la palabra "Corazón" en el nombre de la tienda, a pesar de que actúa tan desalmado. Me quejé en silencio de mi hermano mayor mientras él afilaba un cuchillo. Parecía peligroso y, si un cliente ese juzgaba su comida, quién sabe si lo apuñalaria con el cuchillo. Hoy era el primer día de actividad de nuestra tienda y no tenía idea de qué estaba haciendo Fadel, ya que no había un solo cliente a la vista.
-¿Qué pasa? Veo que me has estado mirando desde hace un rato- preguntó Fadel sin siquiera levantar la vista. Bison puso los ojos en blanco, frustrado, pensando que no había sido tan obvio, pero aparentemente, lo era.
- Me pregunto qué estás haciendo. No hay nadie aqui, pero has estado de pie junto a la estufa desde que abrimos.
- Afilando cuchillos.
-¿Aquí, en la entrada? Si la gente pasa por allí y te ve afilando cuchillos con una mirada asesina, ningún cliente se atrevería a entrar.
-Baja la voz. ¿Temes que la gente no sepa qué tipo de trabajo hacemos?- Bison hizo pucheros, molesto, pero no discutió más. Finalmente, Fadel dejó de afilar el cuchillo.
El dueño de la tienda se quitó el delantal con estampado de corazones, miró el reloj y vio que el taller ya estaba abierto. - Salgo a hacer un recado rápido. Cuida el lugar un rato, ¿vale?
-¿Adónde vas?
-Llevaré el coche a reparar.
- ¿Te refieres al coche que ese idiota chocó?
-Si. Estarás bien aquí solo, ¿verdad?
Bison levantó una ceja en señal de acuerdo. No sabía cocinar, pero por lo que parecía, Heart Burger probablemente no tendría clientes ese día. Además, Fadel dijo que solo estaría fuera por un rato.
