Sigue la historia de un tatuador, Kant, a quien la policía le encarga investigar los misteriosos asesinatos de empresarios y políticos. Kant sigue a los dos hermanos asesinos, Fadel y Bison, que también dirigen un restaurante. Las cosas dan un giro...
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En estos días, HEART BURGER se llena a la hora del almuerzo, por lo que Style intenta evitar visitar a Fadel al mediodía. Sin embargo, incapaz de resistir su anhelo, él, siendo la persona enamorada que es, tiene que ver a Fadel tres veces al día después de cada comida. Como resultado, después de que termina la hora del almuerzo, la alta figura de Style aparece frente a HEART BURGER.
Ve el coche de Kant aparcado fuera, lo que no le sorprende demasiado. Su amigo ya ha conseguido cautivar al testarudo gato y ahora está haciendo todo lo posible por impresionar a su futuro cuñado pasando de tatuador a camarero.
Sin embargo, lo que hoy sorprende a Style es el cartel que anuncia que el restaurante estará cerrado este viernes. Se queda leyendo el cartel afuera, confundido por qué Fadel, el gigante gruñón, no lo mencionó cuando hablaban todos los días.
Después de terminar de leer el cartel, Style empuja la puerta y entra. Todavía hay algunos clientes, pero no muchos. Sus largas zancadas lo llevan directamente al chet.
Se deja caer en una de las sillas frente a la cocina abierta, donde está sentado Fadel, apoyando ambos brazos sobre la mesa, y mira el rostro inexpresivo de Fadel que lo mira fijamente.
-Cerrarás el restaurante el viernes?
- Si.
- ¿Adónde vas?
- Voy a hacer algunos recados con Bison.
- ¿Qué tipo de recados?
-Solo... recados habituales-respondió Fadel evasivamente, evitando la mirada de Style, que entrecerró los ojos con desconfianza. Miró a Kant y Bison, que conversaban en un rincón.
Style golpeó la mesa ritmicamente, pensando demasiado, como siempre. Pero no hizo ninguna pregunta extraña, aunque sus pensamientos se inclinaban hacia preguntas tontas, como preguntarse si esos "recados habituales" eran en realidad una cita secreta. El contuvo sus sospechas y cambió de tema.
-Entonces, los recados habituales son los recados habituales, ¿Ya has comido?
- Comí alrededor de las once. Tenía miedo de no tener tiempo para almorzar si había mucha gente como ayer. ¿Te quedarás mucho tiempo?
- Tengo que irme en media hora. No puedo quedarme mucho tiempo o papá me regañará.
- Vas a volver después del trabajo?
-¡Por supuesto! Mi novio es guapo, así que tengo que ir a vigilar todo, para que todos sepan que el territorio está bien vigilado. Por cierto, ¿alguna vez has estado celoso de mi? ¿Alguna vez, eh?
- Disparates.
Estilo murmuró una maldición en voz baja.
-Si, sí, sé que eres frío. Pero podrías consentirme un poco, mostrar un poco de celos o posesividad. Aquella vez que viniste a mi casa, pensé que finalmente habia derretido tu comportamiento de príncipe de hielo, Y ahora, aquí estás, volviendo a ser frio.
