Sigue la historia de un tatuador, Kant, a quien la policía le encarga investigar los misteriosos asesinatos de empresarios y políticos. Kant sigue a los dos hermanos asesinos, Fadel y Bison, que también dirigen un restaurante. Las cosas dan un giro...
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En plena noche, Bison salió de la casa y regresó al edificio abandonado donde había mantenido cautivo a Kant. El área alrededor del edificio estaba envuelta en oscuridad, con solo la tenue luz de la calle arrojando un tenue resplandor, Bison camino lentamente hacia la casa, sin esperar que Kant todavía estuviera sentado alli, esperándolo.
No había atado a Kant con fuerza, pero incluso si la hubiera hecho con seguridad, Bison estaba seguro de que Kant podría haberse liberado. Ya habia mencionado que las habilidades de Kant eran extraordinarias. Una vez que Kant conoció el secreto de su vida como asesino, Bison no pudo resistirse a investigar profundamente sus antecedentes.
Bison se movia en la oscuridad, apoyandose únicamente en la luz de la calle que habia fuera de la casa. Sus sentidos eran tan agudos que no necesitaba ninguna herramienta como una linterna. En poco tiempo, llegó a la habitación donde habia atado a Kant.
Su hombro redondeado descansaba contra el borde de la puerta, mientras que la vieja y decadente puerta de madera se había vuelto inutilizable, permanentemente entreabierta. La alta figura de Kant todavia estaba sentada en la silla en el centro de la habitación, con las muñecas aún atadas como antes. Bison puso los ojos en blanco y se cruzó de brazos, se aclaró la garganta, aunque era muy consciente de que Kant sabia que habia regresado.
-¿No te escapaste? Tuviste muchas oportunidades de escapar mientras yo no estaba.- comentó Bison.
Habló con un tono tranquilo y más controlado que cuando habían hablado antes ese mismo día. Kant sonrió levemente y sacudió la cabeza lentamente, con los ojos vendados todavía. Se giró hacia donde se encontraba Bison. Aunque la venda le impedia ver, Bison sentia que lo observaban intensamente y que no podia ocultarle nada.
-No, me quedé a esperarte. Pensé que volverías algún día y pensé que sería mejor esperar aqui.
-Escuché que estás planeando dejar de ser informante de la policía.- Bison dejó de apoyarse en el marco de la puerta y dio un paso adelante para pararse justo frente al hombre atado. Kant siguió su movimiento, confiando solo en el sonido de sus pasos para localizar a Bison.
Su mirada se posó directamente al frente, donde se encontraba Bison, con los brazos cruzados y las piernas ligeramente separadas. Estaba desarmado y no tenía intención de dañar más al hombre ya maltratado que tenía frente a él.
-Si quieres que renuncie, puedo hacerlo por ti, Bison.
-Todavía no, porque necesito tu ayuda con algo.z- La venda no le cubría las cejas, por lo que Bison pudo ver cómo Kant fruncía el ceño. Respiro profundamente y emitió un suave sonido mientras avanzaba de nuevo, deteniéndose junto a una mesa vieja y sucia que había frente a la silla donde estaba sentado Kant. Se sentó en el borde de la mesa.
-¿Con que?-preguntó Kant, sacando la lengua para humedecerse los labios secos.
Tenía pensado terminar un trabajo hoy. Ya sabes quién es mi último objetivo, el que no logré y al que tengo que volver a perseguir. - ¿Chao Sua Luerat?
