19 | 𝐁𝐀𝐓𝐀𝐋𝐋𝐀

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Mal balanceo la varita entre sus dedos, acercándose apenas un paso a Uma cuando la pirata la detuvo, con una mirada desconfianda. Si bien estaba satisfecha con el que la hija de Maléfica cumpliera su parte del trato, era ciertamente extraño que pudiese haberla conseguido en unas cuantas horas. Después de todo, la primera vez que se le pidió el mismo objeto, Mal tardó más de un mes en conseguirla.

—Aguarda —Uma puso una mueca—. Fue muy sencillo, ¿qué tal si le das una probada?

¿Cómo podría haberlo hecho tan rápido para ella y tan tardado para su madre? Era muy sabido la necesidad de aprobación que la peli-morada tenía para con Maléfica, algo que, desgraciadamente, Uma también compartía con Ursula.

No podía usar la excusa de Bestia, pues Harry le había contado que, al parecer, Mal había terminado con Ben. El rostro lloroso y moquiento del rey cuando fue secuestrado incrementó sus sospechas, y apenas mencionó el nombre de Evie en la visita de la peli-morada, se lo confirmó. Y era más que obvio que la bestia no era el “amor verdadero” de la villana de cabello morado, así que eso de “haría todo por ti” no entraba en la respuesta tampoco.

Mal tensó los labios en una línea. Los cinco espectadores tras ella se tensaron ligeramente. El plan tenía previsto una petición así, pero imaginaban que sería después de que Ben ya estuviera lejos de los piratas, no antes.

—Quiero verla funcionar —insistió la peli-turquesa, apoyando parte de su peso en su espada apoyada en el suelo.

—Como siempre, eres toda una dramática —Mal se burló, tratando de ingeniar un plan rápido de escape.  La mirada de todos estaba fija en ella, atentos y curiosos, por lo que las bombas de humo podrían servir de distracción. Sin embargo, Ben aún estaba siendo sujetado al borde por Harry, lo que impedía cualquier movimiento estúpido. Y no podían irse sin Ben.

Un par de jadeos llamaron la atención de Evie y al voltear, un muy oportuno Chico estaba sentado sobre una plataforma de madera, meneando la loca con la alegría de haber desobedecido y encontrado a su mejor amigo. Carlos tardaba demasiado, así que el perro había decidido ir a buscarlo, creyendo que podría necesitar ayuda. Un pensamiento muy adecuado para ese momento.

Zagreus se giró levemente cuando sintió la mirada de Carlos e Evie en él, frunció el ceño al verlos con los ojos abiertos, señalando con el dedo de forma sutil hacia la izquierda.

Al girar su mirada lo entendió. El perro parlante. Perfecto.

—Y si haces algo demasiado grande, Ben ira con los peces —advirtió Uma. Harry sonrió con arrogancia, enterrando la punta de su garfio en el cuello de la chaqueta de Ben.

Mal se giró en ese momento hacía su hermano, con la mandíbula tensa. Elevó una ceja cuando lo vió, sutilmente, señalando a la izquierda con la cabeza. Un leve gruñido de perro hizo que entendiera y una sonrisa alumbró sus labios.

Refrescó su garganta y se dio la vuelta, caminando al borde para apoyar sus manos en la barandilla de madera, fingiendo pensar que maravillosa demostración hacer.

—Okey —asintió, levantando la varita en dirección a Chico, bajó la mirada de absolutamente todos—. Aunque suene descabellado.. haré que este perro diga algo.

Agitó la varita y esperó, apretando los labios ante el silencio del perro. Uma ladeo ligeramente su cabeza, con una sonrisa burlona. Carlos frunció el ceño, Chico no se había callado ni un instante desde que pudo hablar, ¿y justo ahora se callaba? Magnífico.

Zagreus chasqueó la lengua y rebuscó entre su bolsillo, sacando un trozo de comida en un intento de soborno para que el animal hablara.

—No como porquerías —Chico se quejó, provocando el asombro de los piratas—. ¿No tienen un poco de tocino? ¿galletitas?

𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎́𝐍 𝐀𝐍𝐃 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora