CINCO.

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Los días pasaron con toda la normalidad que podían pasar al lado de...ese ser.
La señora Irie había insistido en que la llamase Oba-san y al tío Oji-san y lo pedía con tanto ahinco que no se lo pude negar.
Empecé las clases en el conservatorio una semana después de llegar al país y la verdad es que me iba bastante bien.
Kin-chan me traía todos los días platos deliciosos. Tenía un gran futuro como chef si se dedicase a eso ya que en el campo universitario, al menos por mi parte, no le veía mucho futuro.

-Bien chicos, sabéis que la semana que viene son los exámenes semestrales- empezó a decir la sensei- aquí tenéis el horario.

Toda la clase empezó a quejarse. Si pusiesen ese entusiasmo para estudiar en vez de para poner pegas, todos aprobarían seguro.

-Sensei, ¿puede decir que temario va a entrar para el examen de matemáticas?- pregunté y toda la clase se quedó en silencio, mirándome como si hubiesen visto un fantasma, incluida la profesora.
-Sí...sí, claro...- y empezó a dar apuntes.

En las otras asignaturas era bastante buena. Se me daban muy bien los idiomas, la literatura y la historia era algo realmente fácil para mi cerebro incluso en la biología era relativamente aceptable pero...matemáticas era mi absoluta perdición. Por mas que lo intentase, no tenía ni idea de como estudiarla y menos de ponerlas en práctica. Mi lógica con los números era inferior a la de un niño de cinco años.

-Ale- me dijo Kin-chan una vez terminada la clase- te he traído bolas de arroz.
-Arigato Kin-chan- le sonreí, feliz de sus atenciones conmigo.
-Así es como será en el futuro- y comenzó a hablar en alto para él mismo- abriré un restaurante, el mejor de todo Japón. Yo seré el chef y tú, mi esposa, serás la que me ayude la difícil carga de llevar un negocio tan importante y prometedor.

Yo me atraganté con una de las bolas y comencé a toser.
-¿Quién ha dicho que será esposa de quién?- dije, aun tosiendo.

-Y cuando termine la dura jornada de trabajo- seguía hablando, ignorando mi pregunta- yo te prepararé una deliciosa comida española para que sientas mas cerca a tu patria y todo mi amor por ti.
-Mi patria no es España. Nací en Colombia, mi madre es colombiana, soy multiracial- dije, llegando al punto de reirme- hasta luego, tengo que ir a estudiar- ignoré lo que había dicho Kin-chan y salí en dirección a la mansión Irie.

No vi a Naoki por ninguna parte ese día. Ya decía yo que había sido muy tranquilo comparado con lo que era cuando nos encontrabamos. Si no era por una cosa, era por otra, pero siempre acabábamos peleando.

-Tadaima- dije al entrar en casa.
-Okairi- dijo la tía, corriendo a saludarme con su delantal puesto- ¿cómo te ha ido el día?
-Bastante bien, aunque me han metido un poco de miedo por los exámenes.
-No te preocupes, tú eres muy inteligente, no tendrás problemas.

Entramos al salón y vimos a los dos hermanos sentados y bebiendo té.

-Vaya, la futura esposa del chef- dijo el mayor, con una sonrisa de lado.
-Ya decía yo que era muy raro tanta felicidad- suspiré- ¿no tienes otra cosa mejor que hacer que escuchar conversaciones ajenas?
-¿Cómo pretendes que no lo escuche si ha ido clase por clase promulgándolo?
-¿Qué...qué?- volví a suspirar.
-Ale-chan, la cena estará lista pronto, ¿por qué no te cambias y bajas a comer?- dijo la tía.
-Sí, oba-san- sonreí y me dirijí a las escaleras.
-No te vayas a caer- dijo Yuuki.
-No te vayas a atragantar- le respondí.

Subí a mi cuarto, me di una ducha de agua fría y me puse ropa cómoda.
Antes de bajar, cogí el violín y quise ensayar una de las canciones que había tocado para las pruebas de la beca. Me metí tanto en la canción que no me di cuenta de que Naoki estaba en la puerta.

-¿Qué quieres?
-La cena está lista.

Bajé detrás de él y me senté delante suyo.

-Ale-chan, ¿cuándo nos vas a preparar un plato de Colombia?- preguntó la tía.
-¿Por qué va a cocinar algo de allí?- preguntó Yuuki.
-¿No lo sabes? Ale y su madre son colombianas- explicó el tío.
-¿Y qué hacías en España?
-Mi padre es español. ¿Algún problema?- dije, enfadada con el tono de esa pregunta- gracias por la comida- me levanté y me dirigí a mi cuarto.
-¿Vas a estudiar, Ale-chan?
-Sí. Oyasumi- me despedí.

Empecé a las diez y no tardé mucho en repasar todas las materias. No me tomó mas de una hora, pero cuando empecé con matemáticas me dieron las dos de la madrugada y sólo había conseguido resolver tres problemas y ni siquiera sabía si estaban bien.

Entonces, alguien tocó la puerta.

-Adelante.
-Con permiso- era la tía- te he traído un bocadillo- toma, para que descanses un poco.
-Arigato oba-san.
-Quiero enseñarte algo- dijo, sacando un pequeño álbum de su delantal.
Lo abrió y había un montón de fotos de Naoki cuando era niño.
-Vaya, es la primera vez que le veo sonre...bueno, la primera vez que le veo estar alegre.
-Es un chico muy serio pero de pequeño era pura alegría.

Comencé a pasar páginas y me encontré con las fotos de una niña muy mona.
-¿Quién es?
-¿No lo reconoces?

Me fijé bien y vi que la niña tenía el mismo lunar que Naoki tenia bajo su ojo.

-¡Naoki!- grité.
-Cuando me enteré de que estaba embarazada, tenia la esperanza de que fuese una niña, por lo que todo lo que compré eran cosas de niñas. Cuando nació onii-chan, no quería tirar nada de aquello, así que empecé a vestirlo así hasta la guardería. Fue en la clase de natación cuando todos se dieron cuenta de que él, en realidad, era un niño. Creo que nunca me lo va a perdonar.
-Oba-san...no me puede negar que fue un poco cruel por su parte.
-Sí, es cierto...pero no me digas que no estaba mono.
-Es cierto- dije, riendo.
-Esto no lo sabe ni Yuuki, así que te daré una foto a cambio de que me guardes el secreto.
-No hay problema- sonreí.

Cuando la tía se fue, no pude mas y me acosté. Me quedé mirando la foto y millones de ideas malvadas vinieron a la cabeza.

-Naoki Naoki...te tengo en mis manos- y diciendo esto, me dormí.

Al día siguiente, en el desayuno, cada vez que miraba a Naoki no podía dejar de reírme.

-Oe, ¿no tienes ni un poco de clase?- dijo el hermano mayor.
-Goume, es que ayer me contaron una cosa muy graciosa y cada vez que me acuerdo me dan ganas de reír.
-Pues guardatelo para ti sola.
-No se me da muy bien guardar las cosas- y le guiñe un ojo- me voy ya. Hasta luego.
-Tened cuidado- nos dijo la tía a Naoki y a mi.

Llegamos a la preparatoria y cada uno se fue por su lado sin ni siquiera dirigirnos una mirada.

-¡ALE!- Kin-chan, Satomi y Jinko vinieron corriendo hacia mi.
-¿Nani?
-¿Dónde vives?
-¿Eh?
-Desde que llegaste, no nos has dicho dónde vives.
-Me quedo en la casa de unos amigos del señor Aihara- ellos ya lo conocían por las veces que habiamos ido a comer a su restaurante.

Las clases pasaron bien hasta que llegó la hora del almuerzo.

-¡Gallego!- gritó una voz desde la puerta.

Me giré al oír mi apellido y vi que en la puerta estaba Naoki.

-Irie-kun...¡IRIE-KUN ESTÁ EN LA CLASE F!- gritó entonces alguien.
-¿Qué quieres de Ale?- Kin-chan se le acercó y lo miró con mala cara.
-No es asunto tuyo.
-Dejalo Kin-chan- dije, al mirar en mi bolsa que los almuerzos habían sido confundidos- yo me ocupo.

Salí de la clase y me dirigí al patio con Naoki tras de mi.

-Toma- dije, dandole su almuerzo mientras el me daba el mío.
-Mi madre lo ha hecho aposta- dijo, refunfuñando.
-Al menos no ha puesto mi falda ahí como ropa de cambio- dije, riendo- aunque no sería una molestia para ti.
-¿De qué hablas?
-De esto- y le enseñé la foto que la tía me había dado.
-¿De dónde has sacado eso?- y antes de que la pudiera coger, la guardé en el bolsillo interno de la chaqueta para que no pudiese dar con ella- devuelvemela.
-¿Qué me das a cambio?
-¿Pretendes que te pague por algo que es mío?
-Ahora es mío. La tía me la ha regalado.
-Oka-san...
-Ayudame con matemáticas y no tendré reparo en devolvertela.
-¿Sólo en matemáticas?
-Sólo en matemáticas.
-Está bien- suspiró- nos vemos en casa.

Sonreí, triunfante, por haberme salido con la mía.

ODIO AMARTE...AMO ODIARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora