Veinte

238 13 13
                                    

La chica tenía el pelo largo y castaño. Poseía facciones asiáticas, así que supuse que uno de sus padres debía de ser japonés.

- Bienvenida, Sheila- dijo el señor Irie.

Todos nos quedamos callados hasta que yo me di cuenta de lo incómodo que estaba siendo todo.

- Hola- me acerqué y le extendí la mano, pero ella no la recibió- soy Alejandra- dije, bajando la mano. No quise darle importancia, supuse que se habría criado allí y que no le gustaría mucho el contacto.

- ¿Tú eres la chica que vive con Naoki?- me dijo, con una voz muy suave que hizo que me diera un poco de repelús.

- Sí, así es. Nuestros padres son amigos y me quedo con ellos mientras estudio.

- Ya veo- me miró- pues encantada, espero que nos llevemos bien- y me sonrió.

Le presenté a los demás, que estaban un poco cortados, salvo Matsumoto, que quería matarla con la mirada.

- Oe, disimula un poco- le susurré.

- Prefería mil veces competir contra ti antes que con esa arpía millonaria. No me da buena espina.

- Lo de la competencia te lo inventaste tú- le di un codazo- te sacaste de la manga que yo era una rival para ti.

- Hubieras sido más digna que la tonta esa. Seguro que es de las que matan callando.

Suspiré y terminé de subir las maletas a la caravana.

- Bueno chicos, pasadlo muy bien y llamadnos cuando lleguéis- nos dijeron los señores Irie.

- Muchas gracias por prestarnos su caravana- dijo Suduo, subido en el asiento del conductor.

- Conduce con cuidado.

Y dicho esto, nos fuimos.

Matsumoto iba en el asiento del copiloto, hablando con Sudou. Yo estaba segura de que al final iba a surgir algo entre esos dos. Por otro lado, yo iba sentada en uno de los sofás con Kin-chan a mi lado, mientras Jinko, Satomi y su novio estaban frente a nosotros. A Ryo solo lo habíamos visto un par de veces, pero se veía que estaba loco por Satomi. Al final de la caravana, estaban Naoki con Sheila, hablando mientras ella se tocaba el pelo. Era hasta mona.

- Chicos, ¿por qué no os unís a nosotros?- les dije.

Me daba pena Sheila. Yo sabía lo que era llegar nueva a un grupo y tener miedo de que te juzguen.

Se acercaron y se sentaron con nosotros.

Kin-chan estaba muy animado. No paraba de contar chistes y de intentar hacerme cosquillas. A mí me resultaba agradable, hacía tiempo que no estaba tan relajada. Habían pasado muchas cosas, pero quería disfrutar.

Llegamos a las dos horas.

Bajamos las maletas y entramos a la casa. Era enorme. La había reservado la señora Irie por nosotros, ya que sabía que estábamos hasta arriba con los exámenes.

- Vaya, qué maravilla, hacía mucho que no venía a un sitio así- dije, acariciando la puerta.

- ¿Así?- me preguntó Naoki.

- Sí, así. Una casa rural, al lado de la playa, del sonido del mar, lleno de paz y calma.

- Hablas como si en la casa de Naoki-san no hubiese calma- dijo Sheila.

- Digamos que...es difícil convivir con una persona como yo- no quería empezar a echarle mierda a Naoki.

- ¿Difícil?- Kin-chan se acercó lentamente-. Ven aquí- y me agarró para ponerme en su espalda y empezar a correr.

ODIO AMARTE...AMO ODIARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora