Veintitrés

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- ¡Ale! ¡Para, para!- escuché a Satomi y Jinko gritarme.

- ¿Qué ocurre?- me di la vuelta antes de entrar al ascensor que me bajaría a la sala de espera para embarcar.

- ¡Por favor, necesito pasar!- vi a dos de los guardias sujetar a alguien...

- ¿Naoki?

- No se puede, caballero, usted no tiene billete.

- ¡Alejandra!

Fui corriendo hacia ellos.

- Por favor, permítanme salir un momento para despedirme de él.

- Señorita, no está permitido.

- Oiga, yo decidiré si quiero perder mi vuelo o no, a usted le siguen pagando igual- agarré a Naoki del brazo y salimos al vestíbulo.

- ¿Qué demonios haces, estás loco? ¿Quieres que te multen?

- No te vayas.

- ¿Qué?

- Todo lo que te dije ayer es verdad. Te quiero. Y sí, soy un mezquino, un soberbio, pero desde que llegaste a mi vida, la pusiste patas arriba y la cambiaste por completo. Gracias a ti he hecho cosas que jamás hubiera hecho. Has desordenado mi mundo, pero también me has ayudado a saber lo que quería hacer con mi futuro. No soporto la idea de pensar que ya me voy a levantar y ya no voy a poder verte, lista para atacar en cualquier momento. No te vayas.

- Naoki... ¿esto es una broma? Si es así, no tiene ninguna gracia. Estás demasiado raro.

- Idiota, escúchame por una maldita vez en tu vida y creeme.

- Naoki, ¿cómo voy a creerte después de todo lo que hemos pasado?

- Iba a hablar primero con tus padres pero... Sé que te enfadarías si no te lo pregunto a ti primero.

- ¿De qué estás hablando?

- Alejandra, ¿quieres casarte conmigo?

Se me cayó el bolso al suelo y mi mente se nubló. Mi cabeza no podía asimilar lo que estaba pasando.

- ¿Qué me dices?

- ¿Esto es una proposición? ¿Ni siquiera te vas a poner de rodillas?

- No creerás que...

- Después de todo lo que me has hecho pasar, sería lo mínimo, ¿no crees?

- Eres increíble- hizo que resoplaba pero estaba sonriendo. Se arrodilló y me agarró la mano- Alejandra Gallego, sé que he sido un idiota durante todo este tiempo, pero espero que pueda perdonarme. Te quiero. ¿Me harías el honor de ser mi esposa? ¿Te vale así, o más cursi?

- Me vale- sonreí- ¡Sí quiero!- y me lancé a sus besarlo.

En ese momento no pensé en nada, solo en él y yo, juntos, con nuestras diferencias aniquiladas y nuestros días de sufrimiento en el pasado.

- ¡Ale-chan, Onii-chan!- la señora Irie corrió a abrazarnos mientras lloraba de la alegría.

- ¡Omedeto!- todo el mundo de nuestro al rededor empezó a aplaudir y Naoki se pudo rojo.

- ¿Tenías que hacer que me arrodillara?

- Da gracias de que no te he hecho suplicarme.

- No lo hubiera hecho.

- Sabes que sí, soy tu amada, ¿recuerdas?

- No hagas que me arrepienta.

Yo me empecé a reír.

ODIO AMARTE...AMO ODIARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora