Dieciocho

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Llegamos a casa muy tarde. Yo estaba muerta de todo el día de locos que había tenido.

Naoki se tiró en el sofá y se quedó dormido al momento. Tampoco había sido un día fácil para él.

A la mañana siguiente, me desperté algo más tarde de lo normal y vi que Naoki estaba en la cocina preparando el desayuno.

- Ohayo- le dije.

- Cada día estás más vaga- me dijo, pero lo ignoré- Yuuki se ha ido temprano al hospital a llevarle unas cosas a mamá y a ver a papá.

- Naoki- lo miré- ¿qué demonios fue eso de anoche?

- ¿A qué te refieres?

- Ayer mismo les dijiste a tus padres que querías ser médico y hoy te vas a encargar de la empresa de tu padre.

- Mi padre está tirado en una camilla sin poder hacer nada, es mi deber.

- No, tu deber es estudiar lo que te gusta, tu padre no es tonto y sabrá resolver esto sin que su hijo se tenga que sacrificar.

- Deja de meterte donde no te llaman, no eres de esta familia, no te incumbe- me dijo, más arisco de lo normal.

Me quedé callada durante un rato.

- Yo solo quería que hicieras lo que te fuera a hacer feliz, pero tienes razón, no me incumbe- me levanté- la semana que viene tenemos cita en el juzgado por el caso de Kaya.

- Lo sé, ¿cómo estás tu ojo?

- No te incumbe.

Fui a arreglarme para ir a la empresa. Los sábados tenía horario de mañana.

Cuando llegué, el señor Kanamori me estaba esperando.

- Alejandra, el señor Irie ha pedido que sea usted su secretaria personal.

- ¿El señor Irie?- entré en el despacho y me encontré con Naoki sentado en la silla de su padre- no me jo...

- Esa boca, recuerde que soy su jefe- me dijo, con una media sonrisa.

- Esto te encanta, ¿verdad?- suspiré- ¿por qué te gusta molestarme tanto?

- Eres la única que le da algo de sentido a mi vida- dijo, sin mirarme.

Mi corazón se empezó a acelerar y la cara me empezó a arder. Odiaba que hiciera eso, hacía que me sintiera confundida y no paraba de recordarme que no me podía gustar ese idiota.

- Pues espero servirle de ayuda, jefe- dije, seria- mientras tanto, voy a terminar de revisar un papeleo, avíseme si necesita algo.

- Tráeme un café- me dijo.

- Sí, señor- no me iba a sacar de mis casillas.

Por suerte, la relación con Mika iba mejorando poco a poco. Ella se intentaba acercar a Naoki y veía que yo intentaba alejarme, así que eso la calmaba, aunque a mí, sin ninguna razón aparente, se me ponían los dientes largos cada vez que la veía entrar a su despacho.

La semana pasó y llegó el día de la cita en el juzgado.

- Ale, ¿no estás nerviosa?- me preguntó Kin-chan, a la hora de la comida en la universidad.

- No, la verdad, estoy cansada y espero que todo esto acabe bien.

- Oye, ¿cómo está el padre de Irie?- me preguntó Satomi.

- Bastante bien. Vamos a verlo todos los días y se recupera favorablemente, aunque está hasta las narices de la comida del hospital.

- Normal, nada como una buena comida casera- dijo Kin-chan.

ODIO AMARTE...AMO ODIARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora