Capítulo XIII - Revelación sobrenatural

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Celia se encontraba en su laboratorio dentro de la casa terminando de hacer los exámenes con las muestras de Eda. También había comenzado una radiografía de cuerpo completo y quedó perpleja al ver los resultados, el impacto fue tal que tiró al suelo varias herramientas que estaban en la mesa debido a la sorpresa tan inesperada. Decidió calmarse y terminar todo el trabajo antes de volver a ver a Eda con los resultados finales.

—Ha sido una investigación emocionante —le dijo a Eda—, muchas gracias por haberme permitido lograr esto.

—¿Vas a desatarme o qué?

—¿Crees que te dejaré ir sin antes hacerte contestar un par de preguntas? Más vale que colabores. Según los resultados genéticos, eres la hermana de Alma, también encontré el gen responsable de todo este asunto de las capacidades sobrenaturales, de haber sabido que se trataba de algo genético habría intentado esto mucho antes con ese muchacho de diversas personalidades. Este gen es en realidad una clase de virus, o al menos no lo he logrado categorizar del todo bien, es muy extraño, pero no existe ningún registro sobre un caso como este.

—¿Segura que revisaste bien tus exámenes? Es imposible que yo sea la hermana de Alma.

—No te atrevas a cuestionarme. Además, ¿sabes que hay manchas de un color anormal en tus piernas? No se tratan de marcas de nacimiento ni cicatrices, es algo más inexplicable que ni siquiera pude identificar del todo.

—¿Alguna vez has creído en los viajes temporales?

Esto último tomó a Celia por sorpresa.

—¿Viajes temporales? Siempre me han parecido interesantes, pero nunca los creí posibles. Ni siquiera el científico al que más admiro y el más destacado, quien ha intentado investigar al respecto lo ha logrado, o al menos sigue siendo un misterio que no se sabe del todo. ¿Qué tiene que ver todo esto?

Eda volteó a ver con escalofríos para contestar.

—Yo soy Alma, o por nuestro verdadero nombre: Aleja Vedama. Cuando tenía la edad de Alma en la actualidad, Faris me envió veinte años al pasado y me dejó ahí. Hace muy poquitos días ese evento debió de haberse repetido con la Alma actual, yo traté de intervenir, pero por alguna razón que no logro explicarme no llegó a suceder.

—Si realmente fueras la misma Alma, tendrían el mismo código genético, pero los exámenes revelan que son hermanas debido a los genes que comparten que no son totales ni absolutos.

—¡Entonces debe ser un error! Seguramente no eres tan buena en este trabajo como alardeas todo el tiempo.

—Cuida bien lo que dices, no estás en posición de insultarme —dijo sosteniendo su bisturí con fuerza—. Además, tú y Alma no pueden ser la misma, ambas tienen capacidades sobrenaturales muy distintas.

La tensión aumentaba a medida que seguían surgiendo incongruencias con las afirmaciones disparatadas de Eda.

—¿A qué te refieres con eso? ¿Alma ya ha descubierto su habilidad? ¿No se trata de mi misma habilidad? Yo descubrí la mía en la adolescencia.

—Su habilidad le permite entrar a un mundo paralelo de ficción donde puede materializar cualquier cosa que imagina sin mezclarse con el mundo real. Tu habilidad es mucho más... básica por así decirlo. Da mucho terror pensar que puedan existir habilidades tan complejas como esa y la de Blark, mientras que otras habilidades son mucho más simples sin literalmente distorsionar el espacio/tiempo.

—Celia, lo que digo es la verdad —dijo casi entre lágrimas—. Yo soy Alma, somos la misma persona pero por alguna razón que no entiendo somos muy diferentes. ¿Sabes quién tiene la máquina del tiempo? Sin duda es Blark, él está detrás de todo esto y sabe más al respecto. En un contexto normal, sería imposible de creer, pero han sucedido cosas paranormales desde el momento en el que apareció Faris por primera vez en esa guardería. Aún recuerdo el día en que la conocí, tú aceptaste que mi padre me manipulara para que en contra de mi voluntad fuera la mejor amiga de Faris, ¡nunca lo perdonaré!

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