Capítulo VII - Reloj de arena

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Kido se encontraba anonadado por la revelación, no terminaba de creerlo y seguía pareciendo algo imposible para él.

—Yo también creía que ustedes estaban muertos —dijo Blark sentado en la cama—, pero parece que están aquí juntos, ¿qué diablos les sucedió a ti y a Cryms? No me digas que él...

—Él nos mantiene a todos aquí en este cuerpo gracias a su habilidad y ya no hay forma de revertir esto... O sí la hay, tú tienes la máquina, puedes arreglar todo esto con la máquina y todo será como debería.

—No puedo hacer eso, sabes que hay  consecuencias en tu cuerpo por el uso de la máquina; solo mírame, tengo un sistema digestivo increíblemente pequeño y ahora mi cuerpo es completamente desproporcionado, ¿esto te parece saludable?, además de que ahora necesito usar un bastón para caminar ya que los huesos de mis piernas se estiraron hasta el punto de perder fuerza. Si sigo usando la máquina, terminaré con daños más severos en mi cuerpo.

—Entonces yo usaré la máquina, Blark, yo solucionaré esto y todo será como debería.

—Es muy arriesgado que tú la uses si no tienes control de los demás dentro de este cuerpo. No puedo permitir que uses la máquina.

—Yo mismo encontraré la máquina si no me la das, debe de estar muy cerca de aquí. No permitiré que intentes detenerme y no me interesa lo que pueda pasarme, ya que al revertir esto, todo volverá a la normalidad y de acuerdo con el curso del tiempo y sus paradojas, nunca habré usado la máquina en la siguiente línea temporal por lo que no tendré consecuencia alguna por su uso.

—No es así como funciona el tiempo... Pero bueno, ninguna de tus ideas equivocadas sucederán de todos modos.

—¿Puedes al menos soltarme? Ya no tiene sentido tenerme atado porque estamos en tu mente, literalmente ya estoy atrapado por el hecho de estar aquí; y no es muy cómodo dormir en esta posición sin poder moverme.

Blark accedió a soltarlo de las ataduras y le ayudó a levantarse del piso.

—Debo admitir que te extrañé, Blark... No sabes lo tedioso que es estar en este cuerpo. Pensé que nunca te volvería a ver.

—No te preocupes, te ayudaré a ti y al resto a sobrellevar esto. Todavía tengo más preguntas que hacerte, pero ya son casi las dos de la madrugada. Mañana me vas a contar todo lo sucedido.

—No creo poder hacer eso; cada vez que la identidad activa duerme, al despertar hay otra tomando el control del cuerpo. No estoy seguro de quién será la siguiente, creo que es aleatorio.

—En ese caso, te ataré de nuevo, así la otra identidad que tome el control no escapará ni intentará nada raro. Te dejaré en posición cómoda para dormir al menos.

—¿Es realmente necesario? Como sea, a este punto no puedo rehusarme si vas a obligarme.

—Lástima para ti que ya no somos niños para que puedas controlarme con tu habilidad.

—¡Todavía me acuerdo de eso! —dijo Kido riéndose con mucha diversión—. Ustedes pasaron por muy malos momentos por mi culpa, pero bueno, actualmente ya no hago nada malo con mi habilidad; de hecho me ayuda bastante a manejar mi guardería.

—Claro —dijo Blark dándole un golpe leve a Kido mientras lo amarraba.

Blark mantenía distancia de Kido para dormir estando ambos cómodos.

—Antes que nada, quiero saber: ¿quién es Faris? No la recuerdo como parte de la familia Sonat. ¿Es acaso tu hija?

—Ya me dormí, no me molestes.

—Bueno...

En la habitación de Faris, ella estaba despierta esperando mientras que Alma ya llevaba un buen rato durmiendo. En un momento, las luces se apagaron significando que Blark ya estaba completamente dormido, lo cual daba inicio al plan de Faris.

FarisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora