Por la mañana Caspian se levantó bastante temprano, había sufrido unas fuertes náuseas durante todo el dia anterior que lo habían terminado obligando a acostarse a dormir temprano, había sido lo único que había podido calmarlo.
En el enorme camarote se encontraban una cama individual y una litera. El dormía en la cama individual ya que como dos Pevensie, Peter y Edmund, habían corrido a tomar la litera asegurando que siempre habían querido dormir en una de esas.
En el fondo ambos reyes eran solo niños.
Rápidamente se vistió y fue hasta la mesa de estrategias que se encontraba atornillada a la pared. No fue hasta ahípara planear ni desayunar si no que se acercó a observar el retrato que colgaba sobre la mesa donde cuatro reyes vestidos de gala y con hermosas coronas sobre sus cabezas descansaban sentados en sus tronos.
No miro al rey el magnífico que sostenía la espada de Narnia con aire de grandeza y mantenía una mirada tan intimidante que casi parecía que lo observaba, no, no lo miraba a el.
Tampoco miraba al rey pelinegro de mirada calculadora y profunda que descansaba a su lado con una mano puesta sobre un grueso libro que descansaba en sus piernas abierto y que parecía que leía detenidamente.
Tampoco tenía las más mínimas ganas de mirar a la reina de cabello dorado que sonreía carismática y dulcemente y miraba con sus dulces ojos azules posados casi en el.
No, el no quería mirar a ninguno de ellos. El sólo quería mirar a la reina benévola.
Aun en ocasiones Susan le parecía sacada de un sueño, del mejor de los sueños.
El cabello negro de la reina que caía como cascada hasta sus pies seguido lo mantenía despierto tratando de imaginar como se sentiría al tacto, seguido se imaginaba que era como la seda. Su piel también resultaba un extraño misterio sin resolver, tan blanca como la nieve en donde quiera que se le mirase, a veces teñida de rojo en la zona de las mejillas también solía robarle el sueño, ya la había tocado muchas veces y sabía que era suave y delicada pero... Ese rubor era lo que más añoraba de ella ese rubor que sólo había visto en ella una vez, la primera vez que sus miradas se habían topado. Sus ojos negros y vacíos resultaban para el tanto o más hermosos que los cálidos y dulces porque eran simple y sencillamente una faceta nueva de la reina que conocer y el sólo sabía con certeza una cosa, deseaba conocer todo de ella.
Y lo más maravilloso de todo.
Sus labios rojos como una rosa en temporada. Esos labios que nunca había tocado, esos labios que para el resultaban algo como el fruto prohibido. Algo que el jamás iba a poder tener sin salir lastimado. Aunque en realidad todo en la reina era un fruto prohibido.
Y a pesar de eso la había amado desde el primer momento.
Entonces los ojos comenzaron a escocerle con la advertencia de las lágrimas que estaban por salir. Pero no se contuvo y lloró.
Lloró un amor imposible.
Lloró sin saber que Peter y Edmund lo miraban aún acostados y fingiéndose dormidos, porque ambos habían sabido desde siempre todo el amor que Caspian sentía por Susan, lo habían sabido desde el momento en el que se habían presentado a la nueva narnia sin ella. Lo supieron por sus ojos llenos de tristeza.
-¿Cómo fui a enamorarme de ti?- lo escucharon preguntar seguido de un leve sollozo que arrastró consigo un mar de lágrimas.
Peter y Edmund se mantuvieron recostados y fingiéndose dormidos largo rato, hasta que las lágrimas de Caspian cesaron y el leve jadeo se detuvo. Solo entonces se pusieron de pie y se comportaron como si nada. Porque jamas se habían sentido como el.
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Las Cronicas de Narnia. El fin de los tiempos (#JustWriteIt)(#Fanfic)
FanfictionYa nada queda de los Pevensie en londres. Susan a muerto a sus 80 años, sus hijos no supieron jamas sobre narnia ni nadie mas, se puede decir que nisiquiera ella lo supo. Peter, Edmund y Lucy permanecen en Narnia viviendo su eterno sueño hasta que u...