A veces el desierto tiene otros planes para ti

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Capítulo 15

El desierto parece infinito bajo la luz de la luna, y el frío me cala hasta los huesos mientras camino. La arena cruje bajo mis pies, y el silencio se siente opresivo, como si el mundo se hubiera detenido. Estar aquí, completamente solo, no fue la mejor idea que he tenido. Trato de mantenerme enfocado, pero los pensamientos intrusivos empiezan a atacarme sin piedad. Cada paso que doy me hace sentir más pequeño, y el eco de mis propios miedos rebota en mi cabeza.

Un nudo se forma en mi garganta, y aunque trato de ignorarlo, es difícil. No voy a mentir: siento que me quiebro por dentro, y las ganas de llorar son cada vez más fuertes.

De repente, siento un calor extraño brotar de la arena, algo completamente opuesto al frío que me rodeaba. Es como si el mismo desierto empezara a respirar bajo mis pies, y un murmullo inquietante se eleva en el aire. Las palabras resuenan como un eco en mi cabeza, y reconozco esa voz oscura y fría: es Okniton, esa presencia que conocí en mi pesadilla.

"¿En serio crees que lograrás algo aquí, pequeño?" Su voz me envuelve, burlona, como una sombra que no puedo sacudirme. "Morfeo no podrá salvarse, y tú no eres más que una piedra en el camino."

Trago en seco, pero las palabras siguen fluyendo, cada vez más intensas, implacables. Me da a entender que la misión está condenada al fracaso, que nunca conseguiré la arena, que todo lo que me esfuerzo por lograr es inútil. Las imágenes de caos y ruina desfilan por mi mente: personas atrapadas en sueños eternos, otros incapaces de volver a dormir jamás, la humanidad atrapada en un abismo de insomnio y desesperación. "Prepárate, porque el mundo que conoces está destinado al desastre, y serás tú quien haya fallado en detenerlo."

Cierro los ojos un segundo, intentando silenciarlo, pero su voz es como una marea que no deja de crecer.

Frente a mí, la oscuridad toma forma, y Okniton aparece tal como lo recuerdo de mis pesadillas. Es la encarnación de todo lo que temo, su presencia densa y opresiva. Su rostro es frío y burlón, y aunque quiero retroceder, mis piernas no responden.

—Nuevamente te veo, querido sobrino —dice, dejando que cada palabra se deslice con un veneno casi suave. Se acerca, y siento cómo su mano pasa por mi cabello, deteniéndose en el mechón naranja, su mirada fija y analítica.

—No entiendo por qué estás aquí —continúa con tono desdeñoso—. Eres un joven que tiene tanto por delante. No deberías estar cargando con el destino de un héroe, deberías estar en Nueva York, con tu padre, viviendo la vida más común y feliz que puedas desear. Todo esto es nuevo para ti… Es una lástima que los dioses solo vean a sus hijos como herramientas para desechar cuando ya no les sirven.

Sus palabras me calan hondo, como si estuviera escarbando en mis propias dudas. Porque, en el fondo, hay una parte de mí que también lo piensa. Todo esto de los dioses, del campamento, del destino… me resulta confuso y abrumador. Siento que algo se rompe dentro de mí, y el peso de sus palabras se mezcla con el temor que me provoca su presencia.

—Yo podría ofrecerte algo diferente —susurra, y su voz, envolvente, capta mi atención en un segundo—. Deja que tu padre divino muera. Deja que Morfeo desaparezca. Un dios como él no debería existir. Al principio, solo éramos dos dioses oníricos, Hypnos y yo. Pero mi madre, en su infinita sabiduría, decidió que necesitábamos un tercero, y aquí estamos...

Trago saliva. El miedo me hace temblar, y apenas consigo responder.

—No… no puedo…

—Claro que puedes. —Okniton se inclina, su voz es baja y persuasiva—. Déjame a mí los elementos de la Velación, y con gusto te daré lo que desea tu corazón. Una vida tranquila, lejos de todo esto, lejos de esta carga que sé que no quieres llevar. Esto no es para ti, Oribell. No eres un héroe. Eres un chico que solo quiere vivir en paz, salir con alguien especial, vivir un romance sin monstruos acechando cada paso. Sabes que te hablo con la verdad.

𝑶𝒓𝒊𝒃𝒆𝒍𝒍 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆 𝒚 𝒍𝒂 𝒂𝒓𝒆𝒏𝒂 𝒅𝒆𝒍 𝒍𝒆𝒕𝒂𝒓𝒈𝒐 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora