Capítulo 1: El vuelo.

185 6 6
                                    

-Pss, pss, Beatriz, es hora de levantarse.
-Es demasiado pronto, quiero dormir más.- digo con voz cansada.
-Venga bella durmiente, tenemos que ir al aeropuerto en una hora, vístete.- me ordena mi madre.
Salgo de la cama a regañadientes, voy hacia el baño y miro mis ojos verdes en el espejo, me lavo la cara y me cepillo mi pelo castaño cuidadosamente, termino de asearme y voy hacia mi cuarto, me pongo el jersey bostezando, pienso en que en menos de 5 horas estaré en una maquina de metal flotante llegando a la verde y maravillosa Irlanda. Voy a desayunar, no tengo hambre, me tomo una tostada y una taza de leche, me lavo los dientes y meto el cepillo en el neceser, termino de cerrar la maleta y  salgo junto con mis padres hacia el aeropuerto.
En las calles de Madrid todavía no ha amanecido, miro por la ventana de mi coche disfrutando los últimos momentos en mi querida ciudad, durante tres semanas estaré en Dublín, no conozco a nadie, solo a mi prima María. Llego al aeropuerto, salgo del coche y cojo mi pesada y negra maleta, junto con mis padres voy hacia el lugar donde ha quedado mi grupo para hacer la facturación,  busco entre la multitud el pelo rizado de María.
-Mamá, ayúdame a buscar a María.- pido a mi madre, juntas estiramos el cuello tanto como podemos.
-¡Bea, Bea!- oigo a lo lejos, me giro y veo los ojos marrones de María  corriendo hacia mi.
- Hola.- saludo dándole dos besos.
-¿Preparada para la aventura?- me pregunta mi tía, la madre de María.
-Bueno...-titubeo- no quiero subirme a esa cosa de metal.
-Se llama avión y es el medio de transporte más seguro del mundo.- replica María.
No me da tiempo a contestarla, el monitor llama para hacer el check-in, nos ponemos a la cola y esperamos nuestro turno, 15 minutos después nuestras maletas están camino de la bodega del avión.
-¡¡Atención!! ¡¡Hora de las despedidas!!- grita la monitora.
Me giro y abrazo a mis padres, abrazo y doy dos besos a mis padrinos, salimos hacia el control, a medida que pasan los minutos mi pánico aumenta, solo he volado dos veces en mi vida, ida y vuelta a Londres, como que no me gusta volar mucho. Caminamos hacia el control, aprovecho y me fijo en algunos chicos, hay uno que me llama la atención, escucho que se llama Jaime, es rubio, alto y con ojos azules, pero no es mi tipo, cotilleo alguna conversación y parece el típico chico motivado, me olvido de él y me concentro en pasar el control, dejo mi mochila en la bandeja y la paso por la cinta registradora, atravieso la puerta y consigo pasar el control sin sospechas, lo único que puedo hacer ahora es esperar.
Espero y espero, las horas pasan lentas, las agujas del reloj se mueven despacio, María  intenta entablar una conversación conmigo pero no lo consigue, estoy solo pensando en las posibles muertes que puedo tener, que el avión se estrelle, que perdamos ambos motores, que el piloto esté loco... Al final a las 10:30 llega la hora de embarque, cojo mi tarjeta de embarque y la enseño, mi asiento es el 25A y el de María  el 25B, al menos voy a poder agarrar y apretar su mano hasta dejarle sin circulación. Tomo asiento y, angustiada, espero la hora del despegue.
-No pasa nada Bea.-me tranquiliza María.
-Es que como el piloto esté loco...- replico.
María  pone los ojos en blanco y me tranquiliza, a las 11:00 el piloto empieza a hablar.
"Buenos días señores pasajeros, se encuentran el el vuelo número 7648 de Iberia con destino a Dublín, la temperatura en Dublín ahora mismo es de 20 grados Celsius, la duración del vuelo será de 2 horas y media aproximadamente, a continuación las azafatas mostrarán los detalles de seguridad, espero que disfruten del vuelo." Tal y como ha prometido el piloto cuatro azafatas salen al pasillo y explican las precauciones y demás cosas para poder salvar nuestra vida en caso necesario, a las 11:15 estamos listos para despegar, abrocho mi cinturón y respiro hondo, cojo la mano morena de María y la aprieto con todas mis ganas, la velocidad del avión se siente y disfruto de la adrenalina, cuando estamos en el aire, suelto a María  y miro por la ventana, despido a Madrid con un simple "Hasta pronto." Casi inaudible.
El vuelo se pasa rápido, disfruto ver comer a la gente, delante de Mayra y yo está un niño que no se para de pedir comida. Aterrizamos en Dublín a las 14:30 hora española, terminamos de desembarcar y vamos a recoger las maletas, con suerte son de las primeras en salir, salimos del aeropuerto hacia el campamento, solo se que esta cerca de Dublín, que es un internado en la época escolar, que está habilitado con el necesitado wi-fi de los adolescentes y hay estudiantes de todo el mundo. Salimos al maravilloso aire fresco de Irlanda, el cielo está nublado, hace una temperatura perfecta, ni mucho frío, ni mucho calor. Maleta en mano subimos a la furgoneta que nos lleva al campamento, aprovecho para contemplar el paisaje, en la furgoneta vamos dos chicos que no conozco, pero uno de ellos es el que se ha puesto morado en el avión, además hay una chica, parece borde, se duermen todos menos yo y el conductor, a los 45 minutos estamos en la puerta del castillo, es precioso, gris alto, verde, bajo de la furgoneta admirando mi nueva casa que tendré que usar durante un mes. Entro y dejamos las maletas en el assembly hall, nos dan la bienvenida y nos llevan al comedor. En cuanto entro lo único que pienso es: Esto no es Irlanda, es Italia.

PD: Nos vemos prontoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora