Nacimiento de Rodrigo.

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Al día siguiente Andrea estaba sentada con Aitana a su lado poniendo su pequeña cabeza en su barriga.

-Aquí está Rodrigo.-dijo Andrea-. Ya falta menos para que conozcas a tu hermanito.

Aitana sonrió mientras sentía las patadas de su hermano.

-Aquí están las dos mujeres de mi vida.-dijo Regulus.

-Papá.-dijo Aitana mientras iba corriendo a abrazarlo.

Regulus levantó a Aitana en sus brazos y la besó en la mejilla. Luego se acercó a Andrea y le dio un beso en la frente.

-Somos una familia muy afortunada.-dijo Andrea.

-Sí, lo somos. Y pronto tendremos un nuevo miembro para amar y cuidar. ¿Cómo te sientes con respecto al parto, Andrea?-dijo Regulus.

-Un poco nerviosa, pero también emocionada. Estoy ansiosa por conocer a Rodrigo y ver cómo se adapta a nuestra familia.-dijo Andrea.

-No te preocupes, estaré a tu lado cada paso del camino. Y tenemos a Aitana para ayudarnos a cuidarlo y a jugar con él.-dijo Regulus.

-Solo espero que sea por parto natural y no por cesárea.-dijo Andrea.

-Lo que sea que pase, sabes que estoy aquí para apoyarte y ayudarte en lo que necesites. La salud tuya y de Rodrigo es lo más importante.-dijo Regulus.

-Gracias, mi amor. Estoy segura de que todo saldrá bien con tu apoyo y el de la familia.-dijo Andrea.

Regulus y Andrea se abrazaron y Aitana les imitó. Juntos, disfrutaron del momento como una familia feliz y unida.

-¿Estás emocionada por conocer a tu hermanito, Aitana?-preguntó Andrea mirando a su hija.

-¡Sí, papá y mamá! ¡Quiero jugar con él!-dijo Aitana contenta.

-No te preocupes, tendrás muchas oportunidades para jugar con él.-dijo Andrea.

Pasaron los meses rápidamente y cada día se acercaba más a la boda de Rachel.

Hace una semana habían conocido al prometido de Rachel, Dylan, era un hombre encantador.

Andrea ya tenía el vestido comprado y la habitación de Rodrigo ya estaba todo montado.

Al día siguiente sería el compromiso de Rachel y Aitana iba a ser la niña que llevaba las flores.

Mientras que Andrea iba a ser la dama de honor de la boda.

Al día siguiente se preparon y fueron a la iglesia. Era 28 de julio y hacía calor. Ya estaban en la Iglesia y Andrea notó un dolor en su abdomen. Andrea no lo podía de creer no podía estar de parto el día especial de Rachel.

Pero de repente el dolor cesó, se fueron al restaurante y Andrea volvió a notar el dolor.

-¿Qué pasa amor?-preguntó Regulus preocupado.

-Creo que estoy de parto.-dijo Andrea.

-Entonces vámonos.-dijo Regulus.

Andrea asintió con la cabeza.

-Os dejamos a cargo de Aitana, nos vamos al hospital.-dijo Regulus.

-Claro, ir.-dijo la madrastra de Regulus.

-¿Qué pasa?-preguntó Rachel-. ¿Ya os váis?

-Andrea está de parto.-dijo Regulus.

-Espero que salga todo bien.-dijo Rachel.

-Lo siento.-dijo Andrea.

-No te disculpes mujer.-dijo Rachel y le regaló una sonrisa.

Cuando llegaron al hospital Andrea no había dilatado ni un centímetro. Así que estuvieron allí hasta las 00:00, ya era 29 de julio.

La matrona se encargó de ver si estaba bien el bebé, pero llamó a una enfermera.

-Preparad el quirófano, el bebé no respira.-dijo la matrona.

Andrea y Regulus se asustaron por eso.

Después de una hora y media Rodrigo nació por cesárea.

Después de eso llevaron a Andrea y a Rodrigo a planta. Regulus estaba al lado de Andrea.

-¿Qué tal estás mi amor?-preguntó Regulus.

-Bien, un poco dolorida.-dijo Andrea.

-Te ayudaré en todo lo que sea.-dijo Regulus.

Tres días después le dieron el alta a Andrea y a Rodrigo, antes de irse de Luna de miel Rachel y Dylan los visitaron.

A Andrea le dolían un montón los puntos, pero cada vez dolían menos y Regulus ayudaba mucho a Andrea.

Andrea estaba recuperándose poco a poco del dolor de la cesárea, y Regulus no dejaba de estar a su lado para ayudarla en lo que pudiera. Le traía hielo para aliviar la inflamación, le ayudaba a ponerse cómoda en la cama y se aseguraba de que siempre tuviera un vaso de agua fresca a su alcance.

-Gracias por cuidarme tanto, Regulus. No sé qué haría sin ti.-dijo Andrea.

-No hay de qué, amor. Te amo y haría cualquier cosa por ti y por nuestra familia.-dijo Regulus.

Aitana observaba todo con curiosidad y se acercó a ver a su hermanito.

El día que cumplió Aitana 2 años cambiaron la cuna por una cama con seguridad.

Aitana le encantaba estar al lado de Rodrigo.

Regulus tomó delicadamente a Rodrigo en sus brazos y se lo acercó a Andrea, para que pudiera amamantarlo.

-¡Qué precioso es, Regulus! ¡Tiene tus ojos!-dijo Andrea.

-¡Y tu nariz, Andrea! Es una mezcla perfecta de nosotros dos.-dijo Regulus.

Andrea tocó con delicadeza el rostro de Rodrigo mientras amamantaba al bebé, que se quedó dormido en sus brazos.

-¡Eres mi pequeño tesoro, Rodrigo! ¡Bienvenido a la familia!-dijo Andrea.

-¡Somos una familia feliz y completa!-dijo Regulus.

Durante la siguiente semana Rodrigo se iba acostumbrando del mundo exterior, aunque seguía siendo todavía muy pequeño.

Aunque el tiempo pasó tan rápido tanto para Andrea como para Regulus. Su hija Aitana ya tenía 3 años y su hijo ya había cumplido su primer año.

Andrea y Regulus no podían creer lo rápido que había pasado el tiempo. Parecía que solo hacía unos días que habían traído a Rodrigo a casa, y ahora ya tenía un año. Y Aitana, que antes era la bebé de la familia, ya era una niña curiosa y activa de tres años.

-¡El tiempo vuela cuando tienes hijos! ¿Te pasa a ti también, Regulus?-dijo Andrea.

-¡Sí, es increíble! ¿Cómo es posible que ya tengan un año y tres años? Parece que hace poco que nacieron.-dijo Regulus.

-¡Es cierto! ¿Crees que Aitana está disfrutando ser hermana mayor?-preguntó Andrea.

-Le gusta mucho. -dijo Regulus.

Después miraron a Aitana jugar con su hermano. Le encantaba pasar tiempo con su hermano, incluso la primera palabra de Rodrigo fue Aitana.

Andrea y Regulus disfrutaban mucho de ver a sus hijos crecer y le daba pena que algún día esto se acabaría.

Aitana estaba sentada en el suelo junto a Rodrigo, enseñándole juguetes y riendo con él.

Aitana se echó a reír mientras Rodrigo sonreía, complacido consigo mismo.

-Creo que Aitana disfruta mucho siendo hermana mayor.-dijo Andrea.

-¡Sí! Tiene mucho cuidado con Rodrigo. Me alegro de que tengan una relación tan estrecha.-dijo Regulus.

Mientras observaban a sus hijos jugar juntos, Andrea y Regulus se abrazaron.

-Me encanta ver crecer a nuestros hijos, pero a veces me entristece que algún día serán grandes y se irán a vivir sus propias vidas.-dijo Andrea.

-Lo sé, amor. Pero por el momento, vamos a disfrutar cada momento con ellos y hacer todo lo posible para ayudarles a crecer fuertes y felices.-dijo Regulus.

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