7 años después.

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Habían pasado 7 años después de la última escena que vimos de esta familia tan feliz.

En este tiempo pasaron muchas cosas como el crecimiento tanto de Aitana y de Rodrigo como que el amor de Regulus y Andrea cada vez crecía más. Habían decidido no tener más hijos, con dos era suficiente.

Tanto a Rodrigo como a Aitana se le habían caído varios dientes y ya estaban bastante grandes, incluso iban al colegio. Para Andrea y Regulus el tiempo pasaba volando y no podían aceptar que sus hijos ya no eran tan niños como antes, ya no eran esos bebés que tenían que ser protegidos.

Estaban celebrando la comunión de Aitana, que ya casi tenía 10 años y Rodrigo tenía casi 8 años ya. La familia y amigos cercanos se reunieron en la iglesia para celebrar la primera comunión de Aitana. El salón estaba decorado con flores y globos, y había una gran tarta de chocolate en el centro de la mesa.

Aitana vestía un hermoso vestido blanco. Estaba emocionada por compartir este momento especial con su familia.

-¡Felicidades, Aitana! ¡Estamos muy orgullosos de ti!-dijo Regulus.

-¡Sí, hija! ¡Has crecido tanto y te has convertido en una niña maravillosa!-dijo Andrea con lágrimas en sus ojos.

-¡Gracias, papá y mamá! ¡Estoy feliz de compartir este día con todos ustedes!-dijo Aitana.

-¡Enhorabuena, hermana!-dijo Rodrigo abrazando a su hermana.

Todos se unieron a la celebración, disfrutando de la comida y las bebidas, y compartiendo historias y risas. Fue un día inolvidable para todos, y un recordatorio de lo afortunados que eran de tener una familia tan unida.

Después de la celebración volvieron a casa los cuatro juntos.

Durante estos 7 años también habían bajado a muchos sitios:

Finlandia, Colombia, Argentina, Sevilla, Barcelona, Madrid, Londres, Brasil, Marruecos, Moscú, Letonia, Estonia, Berlín, Arabia, Turquía, Venezuela, Málaga, Mallorca,Menorca, Las Vegas y Nueva York.

Habían viajado por casi todo el mundo junto a sus hijos. Todos estos viajes fueron muy divertidos y unidos.

A lo largo de los últimos siete años, Andrea y Regulus habían viajado por todo el mundo con sus hijos. Cada viaje había sido una aventura única, llena de nuevas experiencias y culturas.

En Finlandia, habían disfrutado de los paisajes invernales y habían visto las auroras boreales. En Colombia, habían explorado las selvas y habían probado la deliciosa comida local. En Argentina, habían visitado la majestuosa ciudad de Buenos Aires y habían admirado las impresionantes cataratas del Iguazú.

Cada viaje había sido una oportunidad para conocer mejor a sus hijos y para crear recuerdos que durarían toda una vida.

A medida que Aitana y Rodrigo crecieron, sus intereses también evolucionaron, y sus padres siempre intentaban planear los viajes en torno a sus pasiones.

Aitana había desarrollado un gran interés por la fotografía, así que en su viaje a Londres visitaron museos y galerías de arte donde ella pudo aprender más sobre la técnica y la historia de la fotografía. Rodrigo, por su parte, era un gran fanático del fútbol, y en su viaje a Brasil asistieron a un partido en el mítico estadio Maracaná.

A pesar de haber visitado tantos lugares, aún les quedaba mucho por explorar y descubrir. Todos estaban emocionados por los futuros viajes y las experiencias que les esperaban como familia.

Una noche, mientras estaban sentados alrededor de la mesa de la cena, Regulus propuso una idea.

-¿Qué os parece si planificamos un gran viaje de familia para celebrar los diez de Aitana? ¿Tienen algún sitio en mente?-preguntó Regulus.

-¡¿En serio?! ¡Me encantaría! Siempre he querido visitar Japón.-dijo Aitana emocionada.

-¡Y yo quiero ir a Australia!-dijo Rodrigo también emocionado.

-¡Eso suena genial! ¿Por qué no planificamos una visita a ambos países? Podemos hacer una escala en Australia antes de llegar a Japón.-dijo Andrea.

Todos estuvieron de acuerdo con la idea y comenzaron a hacer planes para el viaje.

Estrellas alineadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora