Era una brújula antigua

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Yara ancló su pequeña embarcación cerca de *La Mariposa*, sintiendo un estremecimiento al observar los restos del barco de su abuelo. La madera crujía bajo la presión del agua, y las olas azotaban la estructura, como si el océano intentara reclamar lo que quedaba de él. Con una linterna en mano, saltó a los restos y comenzó a explorar.

Mientras avanzaba, el ambiente se sentía cargado de recuerdos y secretos. 

El sonido de las olas y el aroma salado le recordaban las noches de invierno en las que Samuel le contaba historias junto a la chimenea. Pero aquí, en este lugar olvidado, Yara sentía que el espíritu de su abuelo estaba más vivo que nunca.

Caminó despacio, buscando entre los escombros, cuando notó algo brillante atrapado entre dos tablas desgastadas por el agua. Era una brújula antigua, con las iniciales de su abuelo grabadas en el metal oxidado. Al tomarla entre sus manos, sintió un escalofrío. *¿Era posible que Samuel hubiera dejado esta brújula para ella?*

De pronto, un ruido seco la hizo voltear. El viento soplaba con fuerza, y las sombras de las nubes cubrían el horizonte. La linterna parpadeó un par de veces y luego se apagó. Sumida en la oscuridad, Yara respiró hondo, tratando de no dejarse llevar por el miedo. Recordó lo que su abuelo siempre le decía: "El mar es misterioso, pero no traiciona a quien le demuestra respeto".

Usando la luz tenue de su teléfono, continuó explorando hasta llegar a la parte trasera del barco, donde descubrió algo inesperado: una pequeña cabina apenas visible, semioculta bajo la cubierta. Con esfuerzo, logró abrir la puerta, encontrándose con una sala llena de mapas y cuadernos que parecían haberse mantenido intactos, protegidos del paso del tiempo.

Entre ellos, había un diario. El corazón de Yara latía con fuerza mientras pasaba las páginas, reconociendo la caligrafía de su abuelo en las anotaciones. Algunas palabras se desvanecían con el tiempo, pero una frase capturó toda su atención: "Si estás leyendo esto, entonces el mar ha vuelto a unirnos".

El mensaje la dejó paralizada. ¿Era posible que Samuel supiera que alguien de su familia encontraría su barco algún día? Al continuar leyendo, Yara descubrió descripciones de los últimos días de su abuelo, y en una de las últimas páginas, mencionaba a alguien llamado Jacob.

La cabeza le daba vueltas. *¿Cómo era posible que su abuelo hubiera conocido a Jacob?*

Una mezcla de confusión y emoción la invadió. Justo en ese momento, su teléfono vibró con una notificación. Un mensaje de Jacob: "Pensé que nunca llegarías hasta aquí."

Yara sintió que el suelo bajo sus pies se tambaleaba. La conexión entre Jacob y su abuelo iba mucho más allá de lo que jamás había imaginado, y ahora parecía estar más cerca de desentrañar el verdadero misterio que envolvía a ambos.


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