Capítulo 22: Confesiones

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Las chicas miraban el mapa con atención, inclinándose hacia Becky mientras señalaba los puntos clave de las instalaciones de la WSA. El mapa estaba marcado con pequeños círculos y líneas que delineaban las rutas de entrada y salida, áreas de seguridad, puntos ciegos de las cámaras, y las ubicaciones de cada una de las secciones importantes.

—Entonces… ¿nadie estará allí? —preguntó Nam, aún un poco nerviosa.

—Exacto —respondió Freen—. Al menos, en teoría. Las instalaciones están abandonadas, ya que fueron desmanteladas después de una reestructuración de la WSA, pero como sabemos, nunca se puede confiar al cien por ciento. Podríamos encontrarnos con alguna medida de seguridad olvidada o… sorpresas inesperadas.

Becky continuó explicando:

—Nuestro objetivo es simple: entramos, revisamos los archivos y computadoras que queden, y buscamos pistas sobre la mujer que quiere activar el dispositivo que Charlotte diseñó. Puede que no encontremos nada, pero es nuestra única pista hasta ahora.

—¿Y por qué estamos buscando ahí en lugar de en otro lugar? —preguntó Engfa, un poco confundida.

—Porque, si en verdad la WSA fue atacada buscando los códigos, entonces es probable que hayan dejado rastros. Puede ser información incompleta, pero todo ayuda —explicó Becky, señalando en el mapa las áreas donde podrían estar los servidores y las oficinas de información.

Las chicas seguían atentas, asintiendo y memorizando cada punto.

—Entonces, repasemos una vez más el plan —dijo Freen, colocando el mapa en el centro para que todas pudieran verlo—. Entramos por la puerta trasera del sótano, que debería estar más accesible. Una vez dentro, nos dividiremos en dos equipos: Becky liderará el equipo de búsqueda en la sala de archivos, mientras yo cubriré el área de comunicaciones junto a Nam. Así, si surge algún problema, podremos alertar al resto.

—¿Y cuánto tiempo tenemos para revisar todo? —preguntó Faye, con un brillo de nervios en sus ojos.

Becky respondió:

—Una vez dentro, tenemos aproximadamente una hora antes de que las patrullas de seguridad pasen por la zona. Como no es un lugar en funcionamiento, no hay vigilancia constante, pero debemos mantenernos en silencio y con los ojos abiertos. Salimos tan pronto encontremos algo relevante o cuando el tiempo se esté agotando.

Lada, con una sonrisa emocionada, les preguntó:

—¿Y quién va a vigilar la entrada?

Freen sonrió:

—Ese será tu trabajo, Lada. Vigilarás y, si ves o escuchas algo sospechoso, nos avisas de inmediato.

La emoción y la adrenalina comenzaban a crecer en el grupo, pero Becky se aseguró de mantenerlas concentradas.

—Recuerden, chicas, esta no es una misión de combate. Entramos, buscamos pistas, y salimos. Nada de riesgos innecesarios.

Todas asintieron con seriedad. Aunque era una misión clandestina en un lugar supuestamente abandonado, entendían que debían estar preparadas para lo inesperado.

Becky miró a Charlotte con una seriedad que pocas veces mostraba y le dijo en voz baja pero firme:

—Escúchame bien, Charlotte. Durante toda esta misión, no te alejes de Engfa, pase lo que pase. Ella estará contigo en todo momento, y tú debes mantenerte cerca de ella. ¿Entendido?

Charlotte asintió, sin atreverse a romper el contacto visual con Becky. Sabía que esta misión tenía más riesgo del que estaban dispuestas a admitir, y la seguridad que Becky le transmitía le ayudaba a calmarse.

Antes de que Charlotte pudiera responder, Engfa, que había estado escuchando la conversación, tomó suavemente su mano y le sonrió con calidez.

—No te preocupes, Charlotte. Yo te cuidaré, con mi vida si es necesario.

Charlotte sintió un leve rubor cubrir sus mejillas. Las palabras de Engfa, dicha con tanta naturalidad y con una mirada tan genuina, la dejaron sin habla por un momento. Sentía que su corazón latía con fuerza, y no podía evitar mirarla con una mezcla de sorpresa y gratitud.

—Gracias, Engfa… —murmuró Charlotte, sintiéndose un poco torpe pero agradecida de tener a alguien en quien confiar durante esta misión.

Engfa le dio un suave apretón en la mano y, guiñándole un ojo, dijo en tono juguetón:

—No me agradezcas todavía. Solo espérame y verás que todo saldrá bien.

Las dos se quedaron así, en silencio, compartiendo una sonrisa y sintiendo una especie de conexión que las llenaba de confianza, a pesar de la incertidumbre de lo que estaba por venir.

—Bien, entonces nos vemos esta noche  —dijo Freen.

Todas asintieron y se fueron a sus clases.

Freen y Becky se recostaron en el césped del campus, mirando el cielo despejado y disfrutando de unos momentos de paz antes de la misión. El silencio entre ellas era cómodo, casi como si no necesitaran palabras, hasta que Freen rompió el silencio con una confesión que Becky no esperaba.

—¿Sabes? —dijo Freen, con una sonrisa suave mientras miraba el cielo—, nunca pensé que estaríamos aquí, juntas. De hecho… —hizo una pausa, dudando un poco antes de continuar—, ¿quieres saber cuándo dejé de odiarte?

Becky volteó para mirarla, sorprendida y un poco intrigada. Freen, notando su curiosidad, rió suavemente y se giró hacia ella.

—Al principio, en serio me molestabas —continuó Freen—. Siempre tan segura, tan seria y profesional. Pensaba que jamás podría soportar tu manera de hacer las cosas… pero luego, me di cuenta de algo. Me di cuenta de que esa forma de ser tuya… es lo que me hace querer ser mejor. Ver cómo te dedicas a lo que haces, cómo no te detienes ante nada… creo que fue entonces cuando empecé a darme cuenta de que no era odio lo que sentía.

Becky escuchaba en silencio, observando cada expresión en el rostro de Freen. Parecía tan sincera, tan vulnerable, que sintió un nudo en la garganta.

—Y… luego comencé a notar esos pequeños detalles —siguió Freen, bajando un poco la voz—. Como cuando frunces el ceño cuando estás concentrada o cómo te preocupa siempre que todo el equipo esté bien, incluso cuando tú estás exhausta. Poco a poco… ese odio del que siempre hablaba se fue transformando, y antes de darme cuenta, ya no podía verte de otra forma.

Freen desvió la mirada un momento, tratando de esconder el rubor en sus mejillas. Becky sonrió, tocada por cada palabra y sintiendo una calidez inesperada que le llenaba el pecho.

—¿Entonces… todo este tiempo? —susurró Becky, aún incrédula.

Freen asintió, volviendo a mirarla con una sonrisa que mostraba una mezcla de nervios y sinceridad.

—Todo este tiempo.

Becky sintió cómo sus propias barreras se desmoronaban. No pudo evitar pensar que, tal vez, los sentimientos que estaba tratando de reprimir no eran tan unilaterales como pensaba. Se quedó mirando a Freen, como si buscara algo en su mirada, y se dio cuenta de que, tal vez, ella también había comenzado a ver a Freen con otros ojos.

WSA: World Secret Agents Donde viven las historias. Descúbrelo ahora