Cap 6

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-Espero que te gusten, Harry. Que tengan buen provecho.

-Gracias -contestamos los dos, otra vez al mismo tiempo, como robots o algo.

Ella fue a atender otra mesa con su usual sonrisa cálida. Suspiré perdida viendo mi plato. Se veía tan delicioso que no podía esperar a comerlo como un cerdo apetitoso que llevaba un mes sin comer nada. Pero no podía, ¿y si Harry pensaba que era una asquerosa para comer?

No comía exactamente como una señorita. Comía como macho o peor.

Lo acepto.

Él seguramente estaba acostumbrado a las damitas perfectas que comían como princesas, pura lechuga con zanahoria sin nada de carbohidratos y yo estaba a punto de tragarme dos wafles grandotes.

Tomé mi tenedor con inseguridad y partí un pequeño pedazo de wafle.

Lo miré antes de llevarme el tenedor a mi boca. Se veía tan lindo comiendo.

- ¿Está rico? -le pregunté con una sonrisa involuntaria.

Él me miró contento, con la boca llena.

-Lo más rico que he probado en toda mi vida -confesó tragando.

¿Por qué demonios es tan lindo y encantador? ¿Así son todos los chicos en Londres, o sólo él? ¿Todas las chicas moribundas conocen chicos perfectos en su lecho de muerte, o sólo yo?

Si, si, no lo conocía casi nada pero era perfecto; nadie podía negar eso.

Todo de él era perfecto, sus ojos, su boca, su acento, su personalidad, su risa, los hoyuelos que se formaban en sus mejillas cuando sonreía.

Como deseaba que eso fuera una cita de verdad. Que Harry me dijera que le gusto, que soy bonita y que me besara; que me pidiera ser su novia y así poder disfrutar juntos todo lo que me queda de vida.

Pero sabía muy bien que eso era imposible. Eso sólo pasaba en las películas.

La historia de mi vida, la frase que todos me repetían hasta el cansancio: "Linda, eso sólo pasa en las películas"

Eso sólo le pasaba a las chicas bonitas con mucha suerte, que todo siempre les sale bien, no importa qué cosa hagan, todo les sale bien a las perras esas. Yo, al contrario, era fea con mala suerte y siempre me pasaba lo peor, siempre, siempre. Siempre me golpeaba con cosas, siempre me estaba cayendo. Yo era muy torpe, quizás demasiado. No era bonito ser torpe, a ningún chico le gustaba eso. Y mucho menos a uno de Londres y tan perfecto como él.

Quise ignorar esos pensamientos pesimistas el resto del desayuno. De verdad era muy agradable pasar el rato con Harry, el chico no era nada aburrido, siempre estaba sacando bromas; a veces la vergüenza se me iba y hablaba con él como si fuera mi amigo de toda la vida. Se me paso el tiempo volando. Ni siquiera sentí que nos fuimos de La Choza Escondida y que nos dirigimos al parque de diversiones hasta que estábamos en la entrada de éste.

- ¿Te dan miedo todos los juegos o solo la montaña rusa?-me preguntó entregándole los boletos al muchacho de la entrada.

El tipo los rompió a la mitad y nos dejó pasar. Tomé aire.

-Sólo la montaña rusa -admití. Nos quedamos mirando "El destructor", la montaña rusa más grande del estado. El nombre lo decía todo, esa cosa te podía destruir algo, los huesos, por ejemplo. El grito de una chica ahí arriba resonó en todo el lugar. - ¿Ves? ¿Te das cuenta por qué me da miedo? Esa pobre chica está horrorizada.

-No. Ella está gritando de placer. -dijo, y al instante se dio cuenta de su mensaje subliminal. Yo solo sonreí. -No mal pienses.

-No mal pensé -me defendí, pareciendo ofendida- está clarísimo que ella está teniendo un orgasmo en la montaña rusa.

The perfect bucket list » Harry Styles (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora