Experimento Seesaw [Y.M][#3][PRÓXIMAMENTE]

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Dedicado a Fbts133440

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Agust lo miró, confundido, sus ojos, buscando en el rostro de Jimin alguna señal que pudiera darle respuestas. No entendía la decisión que su amigo estaba tomando ni por qué su tono de voz parecía el de una despedida. Las palabras de Jimin resonaban frías, casi irreconocibles, y Agust sintió una punzada de miedo en el pecho. A lo largo de los años, habían compartido risas, secretos, y batallas, pero ahora, frente a él, Jimin parecía un extraño.

—¿Jimin, qué sucede? —preguntó Agust, su voz quebrándose con una mezcla de incertidumbre y angustia.

Jimin no respondió de inmediato. En cambio, apartó la vista, observando a Yoongi, quien sostenía la pistola con una firmeza que contrastaba con la sombra de duda en sus ojos. Había tensión en el aire, una electricidad palpable que hacía que cada segundo se alargara en una eternidad. Finalmente, Jimin habló, pero su tono era distinto; ya no había rastro de la dulzura ni de la cercanía de antaño. Ahora sonaba frío, autoritario.

—Solo obedece —dijo Jimin, con una voz férrea, la voz de alguien que ya había tomado una decisión irrevocable, sin espacio para discusiones ni explicaciones.

Era una orden, como la de un capitán guiando a su tripulación hacia un destino incierto.

Agust sintió el peso de la situación, aunque no lograra comprender del todo lo que estaba ocurriendo. Sabía que Jimin no era él mismo; había un cambio en él, algo oscuro y definitivo. Quizás era el cansancio de tantos años de lucha, o la aceptación de una verdad que Agust todavía no podía ver. Por un momento, quiso cuestionarlo, rogarle por una respuesta, pero la expresión en el rostro de Jimin, tan fría y determinada, le hizo saber que sería inútil.

Mientras Agust luchaba con su silencio, Yoongi permanecía inmóvil, su mirada fija en Jimin y luego en Agust. Sabía que lo que estaban enfrentando no era un simple conflicto de voluntades; era una prueba de lealtad y sacrificio. Respiró hondo, permitiéndose un último vistazo a su hija, cuyo rostro representaba el futuro que había querido construir. Pero en ese instante supo que ese futuro, esa vida soñada, ya no era posible. Las circunstancias lo habían destrozado todo. Ahora, solo quedaba caminar hacia adelante, aunque el camino estuviera lleno de sombras y decisiones dolorosas.

Con un último suspiro, Yoongi giró sobre sus talones y comenzó a alejarse, sin saber si la decisión que estaba tomando era la correcta. Cada paso resonaba con un eco de pérdida, y en su pecho, la certeza de que esta despedida sería definitiva. El sueño de reconstruir una vida ya no era más que eso, un sueño roto, un espejismo inalcanzable. Ahora, solo quedaba avanzar, aunque en el fondo supiera que este camino no traería paz, sino un ciclo interminable de dolor y resignación.

Mientras Yoongi se perdía en la distancia, Agust permanecía allí, sintiéndose atrapado entre su lealtad hacia Jimin y la tristeza de ver a su amigo convertido en alguien irreconocible.