Capítulo 39

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Juliett

El desfile había terminado. Los aplausos aún resonaban en mis oídos cuando Ralph y yo dejamos la pasarela detrás de ellos. Los nervios que habían amenazado con paralizarme antes del desfile se habían desvanecido, sustituidos por una euforia que me hacía sentir ligera como el aire. Cada paso que había dado junto a Ralph había sido un descubrimiento, un recordatorio de que podía enfrentar mis miedos y salir victoriosa.

Cuando llegamos al backstage, me detuvo, girándome hacia Ralph con una sonrisa que iluminaba su rostro.

"¡Lo hice, Ralph!", exclamé, con la voz entrecortada por la emoción. "¡Y no tropecé ni hice nada mal!"

Ralph me miró con sus ojos llenos de ternura y orgullo, esa expresión que siempre lograba hacerme sentir como si pudiera conquistar el mundo.

"Lo hiciste más que bien, cariño. Fuiste increíble."

Antes de que pudiera responder, me dejé llevar por la oleada de gratitud y emoción que sentía. Sin pensar, lo tomé por la solapa del traje y lo besé profundamente, poniendo en ese beso todo lo que no podía expresar con palabras. Ralph respondió al beso con igual intensidad, rodeándome con sus brazos, como si el mundo a su alrededor dejara de existir.

Cuando el beso terminó, me reí, un poco nerviosa al notar que varias personas en el backstage nos miraban con una mezcla de asombro y aprobación. Ralph, siempre despreocupado, me dedicó una sonrisa traviesa antes de que una voz grave y entusiasta los interrumpiera.

"¡Bravissimi!"

Me giré y vi al diseñador Vittorio Bianchi acercarse con pasos decididos, vestido impecablemente y con una sonrisa que irradiaba satisfacción.

"¡Magnífico!", exclamó Vittorio, extendiendo las manos hacia ellos. "Juliett, Ralph, debo decir que han superado todas mis expectativas. Este desfile será inolvidable gracias a ustedes dos."

Sentí que las mejillas se me encendían.

"Yo... sólo intenté no arruinarlo."

Vittorio negó con la cabeza, levantando una mano para detenerla.

"Nada de eso. Fue como Ralph me dijo: tienes una belleza y una presencia natural que captaron exactamente la esencia que buscamos. Y ese toque único... ese toque que sólo tú podías aportar."

Sentí un nudo de emoción en la garganta mientras miraba a Ralph. Él había creído en mí desde el principio, incluso cuando yo misma no lo había hecho. Ralph, con los brazos cruzados y esa sonrisa confiada, habló por primera vez.

"Sabía que no me equivocaba, Vittorio. Te dije que mi esposa sería perfecta.

Vittorio asintió enfáticamente.

"Y lo fue. Ralph, has demostrado ser un verdadero visionario."

Cuando Vittorio se alejó, satisfecho, Ralph tomó mi mano y se inclinó hacia mí.

"Te lo dije, ¿no? Todo lo que necesitabas ya estaba en ti."

Lo miré a los ojos, sintiéndome más conectada con él que nunca.

"Gracias por creer en mí", susurré.

Ralph apretó suavemente mi mano.

"Siempre."

Con un gesto, Ralph me guió hacia el camerino que le habían asignado. Era amplio y decorado con el lujo que uno esperaría en un evento tan exclusivo. Entré primero, sintiendo el contraste entre el bullicio del desfile y la calma del espacio privado. Ralph cerró la puerta detrás de él, y por un momento, el mundo exterior desapareció.

Silencio de la PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora