Ralph
Desperté lentamente al sentir la luz suave del amanecer filtrándose por la ventana mi la habitación. Aun dormido, giré la cabeza y allí estaba ella, mi esposa, el amor de mi vida, mi perdición, dormida a mi lado, con una expresión serena y una ligera sonrisa en sus labios, como si estuviera inmersa en un sueño apacible. Su cabello caía en suaves ondas sobre la almohada, y me quedé mirándolo un momento, sintiéndome agradecido por el simple hecho de que estuviera aquí conmigo, compartiendo esto.
Presiono mi mano a un lado de su cara mientras ella sigue durmiendo, la forma en que su pecho se mueve sin darse cuenta de las sábanas apenas cubre nuestros cuerpos, pero aun así nos sentimos cálidos estando cerca el uno del otro, dejándome levantar un poco mi cuerpo antes de presionar mis labios contra los suyos, sintiéndola abrirlos y responder en cuestión de segundos.
Una risita escapa de sus labios cuando envuelvo mis brazos en su cintura, permitiéndole sentarse encima mío, viéndola abrir sus ojos somnolientos tan pronto como rompo el beso.
"Hola", me sonríe desde arriba, apartando unos mechones de pelo detrás de su oreja sin importarle si todavía estamos piel con piel, lo que hicimos anoche significa que hemos visto todo lo que hemos estado ocultando el uno del otro durante los últimos años, ¿y por qué esta mañana sería diferente?
"Hola, cariño", respondo, una de mis manos acariciando suavemente su espalda mientras acomodo mi cabeza en la almohada, sus ojos clavados en los míos; ambos sonriendo el uno al otro, sabiendo que la noche anterior todavía está fresca en nuestras mentes.
Sus labios trazan besos en mi frente, mis mejillas y en mis labios, lo que hace que pase suavemente mi mano por sus muslos antes de girarnos; ahora yo estoy encima de ella y ambos empezamos a reír. Ella me mira como si estuviera fascinada por mis rasgos antes de empezar a apartar mi pelo de mi rostro. "Quedémonos en la cama hoy", susurra.
"Mmm, ¿qué podemos hacer en la cama?", alzo una ceja a propósito.
La forma en que mis labios se curvan en unas sonrisa de alguna manera consigue que ella suelte risitas suaves mientras me acerco para besar su cuello.
"Más bien, prefiero mostrarte", responde.
Mi mano acariciando descuidadamente su muslo sin importarme si tiene un efecto en ella, lo cual lo tiene, ya que sujeto su rostro, acercándola más para besarla completamente en los labios. "¿Y si te muestro yo?", me inclino a propósito hacia su cuello mientras mi mano se acerca a su entrepierna.
Mi mano parece hacerle sentir el placer acumulándose, lo que hace que ella sonría hacia mí, permitiéndome hacer mi parte; asegurándome de que ella sienta la suficiente cantidad de placer. Con cada movimiento que hago con mis dedos y boca chupando sus tetas, ella parece disfrutar cada segundo de ello, el sonido de sus gemidos y su respiración haciéndose más pesada sin contenerla.
"Mierda", respira mientras empieza a levantarme para besarme en los labios, permitiéndome quedarme encima de ella, pero empezando a acariciar todo su cuerpo con una de mis manos.
Justo cuando está intentando girarnos, empujo inmediatamente ambas de sus manos hacia arriba de su cabeza, lo que hace que ella gima, pero luego suelte una risa. La forma en que sus tetas se mueven de arriba abajo por la respiración pesada prueba cuanto éxito tuve en mis juegos y que está disfrutando también.
Me arrodillo y me hundo dentro de ella, mientras presiono ambas manos a cada lado de su cuerpo, ganándome un gemido de ella por la poca gentileza que use para entrar, a medida que acelero mis movimientos, ella comienza a soltar gemidos suaves mientras me inclino hacia ella para besarla y agarrarla por la cabeza para hundirme más profundo y que tampoco se me vaya deslizando en la cama. Mi corazón late más rápido de lo habitual y puedo sentir que el suyo también late rápido.
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Silencio de la Pasión
RomansaRalph, un multimillonario y CEO de la prestigiosa empresa de sombreros Stetson, ha sido nombrado uno de los cinco solteros más atractivos de Oklahoma por dos razones: su increíble atractivo y su conocida aversión al matrimonio, motivada por un profu...